Esther Fadul, la "Pinguina" de Perón y Evita
Por Jorge Giles
Nacida y criada en Tierra del Fuego, Esther trajinaba las calles empinadas de su pueblo, Ushuaia, visitando casa por casa a sus vecinos y vecinas. Para ella, siempre había algo por hacer para la comunidad.
Había nacido el 13 de diciembre de 1915 en Ushuaia en el seno de una familia de origen libanés.
Sabiendo que en Buenos Aires se realizarían los Campeonatos Evita, con la participación de chicos y chicas de todo el país, no dudó en salir a militar la necesidad de integrar a las niñas y niños fueguinos a tan maravilloso evento. Transcurría 1948 cuando le informan que Eva Perón, sin conocerla aún personalmente, la había designado como delegada general de aquellos Juegos en ese territorio nacional. Desde allí todo sucedió vertiginosamente.
Fue recibida por el General Perón y por Evita en 1950 con los brazos abiertos y en el abrazo apretado, la bautizaron cariñosamente “La Pingüina”.
Nombrada por Perón, Presidenta de la Comisión de Territorios nacionales, Esther se dedicó a tiempo completo a esa tarea, destacándose en la pronta sanción de la ley que creó las provincias del Chaco y de La Pampa.
Tierra del Fuego, su terruño, debía aún esperar unas décadas hasta poder serlo.
Fue Delegada censista en su provincia y más tarde nombrada Delegada Inspectora de Unidades Básicas de la Patagonia. Tenía, sin dudas, mucha causa para caminar.
En 1951 fue elegida para representar a Tierra del Fuego ante el Congreso de la Nación y en 1954 diputada electa y por tanto, primera mujer legisladora fueguina elegida por el voto popular.
Quizá lo importante para sintetizar de esa etapa de su vida, es que fue una de las fundadoras del peronismo en toda la Patagonia, designada directamente por Perón.
El golpe cívico militar de 1955 barrió con el Gobierno popular, con el Congreso nacional y barrió con Esther hasta llevarla a la cárcel. Al salir en libertad, y por las agobiantes circunstancias de hostigamiento y persecución que la “revolución fusiladora” de Aramburu y Rojas ejercían sobre el peronismo en general y sobre ella y su familia, en particular, decidió exilarse en Valdivia, Chile.
Pasaron los años del destierro hasta que en 1973, derrotado el intento de la dictadura de turno de Alejandro Agustín Lanusse de “domesticar” e integrar al sistema a un peronismo sin Perón, Esther vuelve a ser elegida diputada nacional en representación de su pueblo patagónico.
No vamos a hacer un repaso de las casi 300 proyectos de ley que presentó en menos de tres años, sino que vamos a detenernos en tres de ellos:
1) la promoción de vuelos directos de Aerolíneas Argentinas, nuestra línea de bandera, entre el continente y las Islas Malvinas;
2) la edificación y sostenimiento de una escuela bilingüe en Malvinas, con la enseñanza del idioma castellano;
3) la ley que establece el 10 de Junio de cada año como el Día de la Afirmación de nuestros derechos soberanos sobre las Islas Malvinas y demás territorios circundantes.
Ese rasgo fueguino y malvinero es que el que venimos a rescatar en esta semblanza de la compañera Esther Fadul, la primera Pingüina peronista.
Actuó en este sentido, en el marco político de la estrategia de Perón para recuperar nuestra soberanía en Malvinas, por la vía pacífica y diplomática. Nadie podrá negar los avances históricos logrados en aquel tiempo, incluido el frustrado acuerdo trabajado por las cancillerías de Gran Bretaña y Argentina, en torno a compartir el gobierno de las Islas, hasta la devolución total de la soberanía a sus legítimos dueños, el pueblo argentino.
Ese sueño sigue en pie.
Si con los vuelos de Aerolíneas Argentinas a Malvinas se pretendió la conexión aérea permanente entre el continente y las Islas, con la escuela bilingüe se buscó la integración cultural con los isleños. Ahora bien, legislar sobre el 10 de Junio como Día de la Afirmación de los Derechos Argentinos sobre las Malvinas, Islas y Sector Antártico, dando el marco legislativo para que el 30 de Noviembre de 1973 el Presidente Juan Domingo Perón, promulgara la Ley 20.561, habla de su clara visión malvinera y de sus conocimientos sobre la historia larga de nuestros reclamos soberanos sobre Malvinas.
Fue en ese mismo tiempo que Perón dio instrucciones a la Cancillería argentina para profundizar negociaciones con el gobierno británico en torno a la recuperación de la soberanía en Malvinas y consolidar en las Islas las instalaciones de YPF, Gas del Estado, Correo, Línea Aéreas del Estado y otras empresas públicas.
Dentro de la paz, todo; fuera de la paz, nada. Parafraseando al General.
En aquellos años, los argentinos ya estábamos presentes en Malvinas a través de esas empresas del Estado, del intercambio de estudiantes, maestras, técnicos y profesionales que asistían a los isleños en el desenvolvimiento de sus ocupaciones cotidianas.
Un mes antes del intercambio de las propuestas entre los estados, Perón firmó el 29 de Mayo de 1974 el Decreto 1635, por el que se establece en su Artículo 1° que:
“El día 10 de Junio de cada año, a las 11 horas, en todos los establecimientos y dependencias mencionadas en el artículo 2° de la Ley 20.561, se procederá a realizar un acto alusivo de reafirmación de nuestra soberanía sobre las Malvinas, Islas y sector antártico.”
La Ley 20.561 a la que hace referencia el Decreto, fue sancionada por el Congreso nacional el 14 de Noviembre del año anterior (1973) y presentada, como ya señalamos, por la primera Legisladora nacional mujer por Tierra del Fuego, Esther Fadul de Sobrino. Establecía que el 10 de Junio de cada año será instituido como el Día de la Reafirmación de la Soberanía argentina sobre Las Malvinas, Islas y sector antártico, como expresión de soberanía y en conmemoración del día que el gobierno criollo creó en 1829 la Primera Comandancia política militar argentina. Fue cuando Luis Vernet fuera nombrado virtual Gobernador de Malvinas y emprendiera la construcción del Puerto Luis, junto a su hermano Emilio, a su esposa María Sáez, los colonos europeos, los negros afro, los gauchos como Antonio Rivero y los indios acriollados; todos fundadores de ese pueblo pujante que fue Malvinas hasta la usurpación colonial británica en 1833.
Repasando: el día 30 de Noviembre de 1973, apenas 16 días después de su sanción, Perón promulga la Ley y la reglamenta luego a través del Decreto mencionado antes.
Es interesante seguir la huella de esa ley para tomar cabal dimensión de lo que estamos honrando en esta semblanza a Esther Fadul, la Pingüina.
Porque cuando la dictadura se rinde ante los ingleses en el conflicto bélico, el 14 de junio de 1982, rápidamente emprende una retirada ordenada del gobierno de facto. En ese marco es que dispone la nacionalización de la deuda privada, Cavallo mediante, la auto amnistía por los crímenes del Terrorismo de Estado durante el periodo 1976-1983 y la derogación de la Ley de Esther y promulgada por Perón, trocándola por otra “ley” que dejaba establecido que cada 2 de Abril se celebre el “Día de las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur”.
¿Se entiende la jugada macabra? La dictadura pretendió legitimar ante la historia la aventura belicista que había sido el hecho más funcional a los intereses británicos, según lo afirma el Informe Rattenbach, aventura que significó el sacrificio de 649 soldados caídos entre las Islas y el criminal ataque al ARA General Belgrano fuera de la zona de exclusión dictada por los propios ingleses.
El presidente Raúl Alfonsín fue el que enmendó este despropósito de la dictadura rescatando la Ley y el Decreto de Perón a través del Decreto 901/84 estableciéndose nuevamente que el 10 de Junio es el Día de la Reafirmación de nuestra Soberanía en las Islas Malvinas. “Una disposición de un gobierno de facto jamás puede estar por encima de una Ley dictada y aprobada según lo establece la Constitución Nacional, y promulgada por un Presidente de la democracia elegido por el voto popular”, había afirmado el Presidente Alfonsín.
Ya en el año 2000 se sancionará la ley que establece al 2 de Abril como Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas. Un reconocimiento legítimo y justo.
Es hora de no confundirnos en medio de tantos eventos preparatorios del 40° aniversario del desembarco en Malvinas ordenado por la dictadura. Nos alarman las voces que utilizan la memoria y la honra con que debemos recordar eternamente a nuestros héroes y sobrevivientes, cual caballo de Troya para reivindicar el propósito de Galtieri y la dictadura; tanto al decidir la guerra, como al pretender adueñarse de la fecha legítima de nuestra efemérides patria.
En definitiva, hay que disputar la memoria de esta nación inconclusa que somos, desde la democracia, la verdad, la paz, la justicia, la soberanía y el respeto inalienable a los derechos humanos.
Hoy más que nunca hay que desmilitarizar la memoria, democratizando nuestras banderas de soberanía.
Reivindicar la ley de Esther Fadul promulgada por Perón, es una manera justa de hacerlo.