Homenaje a Norma Gómez: por la verdad y la identidad de los soldados de Malvinas
Norma Gómez ya es parte de esa constelación de mujeres que han marcado nuestra historia reciente. En febrero de este año falleció y su figura merece, por mucho, ser recordada en este nuevo 2 de Abril, el primero sin ella.
Hermana del soldado chaqueño Eduardo Gómez, caído en Malvinas, fue una de las familiares que más luchó y trabajó por el reconocimiento de los soldados no identificados y enterrados como NN en el cementerio de Darwin construido por los ingleses en las islas. La leyenda: “soldado argentino sólo conocido por Dios”, se inscribió en la placa colocada sobre las tumbas de estos combatientes.
Cuando finalizó la guerra, Norma y su familia, comenzaron la búsqueda de Eduardo, pues no habían recibido ningún tipo de comunicación por parte de las autoridades militares. En sus testimonios ella dio cuenta de las mentiras y amenazas que debieron enfrentar.
Así relataba lo sucedido cuando, desde el Chaco, llamó a una unidad militar en Río Gallegos: “Nos dijeron que si hablábamos cinco minutos antes hubiésemos podido hablar con mi hermano, porque él en ese momento estaba comiendo y estaba lejos. Cuando volvimos a llamar ya no nos atendieron más”.
Cuando finalizó la guerra, Norma y su familia, comenzaron la búsqueda de Eduardo. En sus testimonios ella dio cuenta de las mentiras y amenazas que debieron enfrentar.
Con la esperanza de encontrarlo con vida siguieron buscando hasta que reunieron el dinero para viajar a la Ciudad de Buenos Aires. Allí recorrieron hospitales preguntando por Eduardo, hasta que llegó la amenaza: “Los llaman a mi prima y a mi hermano del Estado Mayor Conjunto y les dicen que, si no se volvían a Chaco, mi mamá no solamente iba a perder un hijo, sino que iba a perder dos, porque lo iban a hacer desaparecer a mi hermano Omar”.
Sabemos que la causa Malvinas no puede ser leída por fuera del terrorismo de Estado, tal como pretenden ciertos sectores negacionistas. El trato dispensado a los soldados y a sus familiares, sobre todo a los más humildes, lo confirman. Por ejemplo, la familia de Norma ni siquiera fue notificada de que Eduardo había sido enviado a la guerra. Así lo contaba ella: “me acuerdo cuando él fue convocado al servicio militar en el año 1981 y de repente nos encontramos que lo llevaron no sabíamos dónde, y nos enteramos a través de una carta que él estaba en Malvinas; para nosotros fue un despojo de la familia, de no avisarnos que mi hermano se iba”.
Asimismo, Norma visitó en el año 1991 a las islas en un viaje organizado por la Cruz Roja, con su mamá y su hermano que no sabían leer. Entonces fue ella quien constató que no había ninguna tumba con el nombre de su hermano, pero sí muchas con la leyenda antes mencionada. Este hecho condujo a que la madre siguiera insistiendo en encontrar a Eduardo con vida, preguntando en hospitales, instituciones psiquiátricas, etc.
Con el correr del tiempo, la demanda por el reconocimiento de los cuerpos no identificados fue cobrando impulso. Familiares, mayormente mujeres, y algunos centros de ex combatientes (Cecim y Cescem) representados legalmente por Alejo Ramos Padilla, recurrieron a la Justicia, en el año 2011, presentando un amparo en pos del derecho a la Identidad y la Verdad, ordenando al poder ejecutivo que obre en consecuencia.
En poco tiempo el Estado nacional actuó respondiendo a la demanda. El 2 de abril de 2012, cuando se cumplían 30 años de la guerra, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner solicitó al Comité Internacional de la Cruz Roja que interceda ante Gran Bretaña para iniciar el proceso de identificación de los restos.
Más tarde, en octubre de 2012, la Justicia hizo lugar a dicho amparo expresando que el derecho a conocer la identidad de los cuerpos “se encuentra íntimamente relacionado con el derecho a conocer la verdad de las circunstancias que causaron las muertes”. Si bien esta resolución fue posterior a las acciones iniciadas por el gobierno nacional, sirvió para legitimar el pedido de los familiares en favor de estos derechos.
Ante el pedido del Estado argentino, la Cruz Roja respondió que debían reunirse al menos 80 consentimientos informados de familiares de soldados no identificados para iniciar el trabajo de reconocimiento. Con este fin se incorporó al Equipo Argentino de Antropología Forense y en ese sentido la participación de Norma Gómez fue sustancial. Tal como el mismo equipo lo recuerda, ella buscó, visitó, habló con familiares de caídos, especialmente de Chaco y Corrientes, explicando la importancia de aportar su gota de sangre.
Se logró crear el Banco de Sangre de Familiares de Combatientes argentinos fallecidos en el conflicto del Atlántico Sur inhumados sin identificación. Hasta el año 2015 se trabajó en la recolección de datos entrevistando a familiares y logrando reunir lo solicitado por el Comité Internacional de la Cruz Roja.
Finalmente las tareas de reconocimiento se iniciaron en junio de 2017, y se las denominó Plan de Proyecto Humanitario. Un equipo de catorce especialistas forenses de Argentina, Australia, Chile, España, México y Reino Unido, exhumó y analizó los cuerpos sin identificar. En diciembre de ese mismo año el CICR entregó a los gobiernos de Argentina y Reino Unido el primer informe: se habían podido identificar a 90 soldados. Eduardo Gómez, era uno de ellos.
El 26 de marzo de 2018, alrededor de 200 familiares viajaron a Malvinas para finalmente encontrarse con su ser querido, frente a una tumba que ahora sí tenía su nombre y sus objetos. Norma fue parte del viaje y así lo testimonió: “Fue un viaje tranquilo, al llegar al cementerio la emoción fue muy fuerte, el encontrarme con Eduardo, es algo que veníamos esperando desde hace tiempo. Antes no teníamos la seguridad de que él estuviera en el cementerio o en otro lugar, pero ahora sí sabemos que está en Darwin”. Y agregó: “Cada uno tiene su rito, el nuestro fue llevar una oración en nombre de él y de mi mamá que partió, se fue con él y no pudo cumplir su sueño de verlo. Ella murió de tristeza”.
Norma padecía una enfermedad prolongada, aún así siguió aportando al Plan de Proyecto Humanitario, hasta el final de sus días. Se inició una segunda etapa del Plan y lograron identificar nuevos cuerpos. Hoy en día hay un total de 115 soldados que fueron reconocidos, sólo resta encontrar la identidad de 7 combatientes, para ello se sigue trabajando en busca de sus familiares.
Norma Gómez fue parte y motor de esta causa.
Gracias Norma por convertir tu dolor en lucha y tu amor de hermana en fuerza y memoria colectiva.
Hoy la mayoría de nuestros combatientes recuperaron su nombre y la Argentina ha saldado una deuda con sus hijos.