Infancias Peronistas
Hubo un momento trascendente en la historia política contemporánea argentina que marcó un antes y un después en la conformación de la sociedad y el Estado nacional: fue el día en que las niñas y los niños fueron consagrados como los únicos privilegiados.
Entonces irrumpían ante la historia, Perón, Evita y el peronismo. Y con ellos, los pibes y las pibas.
Una lectura superficial, reduccionista y profundamente reaccionaria dirá después que las políticas del peronismo para con las infancias eran apenas porciones de su arsenal demagógico.
Nunca entenderán que en aquella mitad del siglo XX, Perón y Evita estaban modelando un proyecto cultural de nación y de pueblo, en tiempo presente y futuro, y para ese extraordinario propósito, tenían que incluir a los niños y niñas en la formación y en la educación de valores propios de una sociedad más justa.
La infancia, que ya estaba previamente reconocida como un sector etario particular, no ocupaba un lugar central en las políticas del Estado formado y conducido por los intereses conservadores en el largo tiempo que antecedió al peronismo.
La “Nueva Argentina” que estaba construyendo el peronismo se reconocía en las raíces heredadas de los primeros movimientos socialistas, anarquistas y comunistas conformados por las olas de trabajadores inmigrantes; y se reconocía también en el acento educativo igualitario que el Estado liberal impulsó a través de la escuela pública. Ambos espacios, antagónicos entre sí, buscaron a su manera el cuidado y la protección de la infancia.
Pero será el peronismo en el gobierno, 1946-1955, la novedad política que consagrará los Derechos de la Niñez y volcará activamente todo su potencial a favor de la construcción de una nueva infancia, integrada al proyecto del país justo, libre y soberano que estaba en desarrollo.
Con el peronismo en el gobierno, el niño y la niña dejaron de ser sujetos pasivos y meramente receptores de las políticas que impulsaba el Estado para pasar a ocupar un lugar y un rol activo en la construcción colectiva del proyecto político de país.
Ese fue el salto cualitativo generacional de aquel primer peronismo: la incorporación de la niñez y la juventud al proceso político.
Podríamos citar todas y cada una de las políticas y actividades para la infancia que en ese periodo inaugural de la conciencia peronista se promovieron y desarrollaron desde el Estado.
Desde la incorporación como derecho constitucional de los Derechos de la Niñez, en la Constitución de 1949, en igual rango que los Derechos del Trabajador, la Ancianidad y la Familia, hasta la participación en los campeonatos de fútbol “Evita”, las Colonias de Vacaciones, los Teatros infantiles, la Ciudad de los Niños, el Hogar Escuela, la entrega de juguetes y útiles escolares.
Pero nos interesa aquí seguir las huellas culturales que nos lleven a la génesis del Movimiento popular para poder entender mejor las claves que fundamentan la permanencia en el tiempo de la identidad peronista; sea en ejercicio del gobierno; sea luego en una Resistencia acechada por persecuciones, cárceles y destierros.
Digamos, en este marco que, durante ese primer peronismo, en los hogares populares los artefactos más preciados eran la radio, la cocina y la heladera, pero el goce recreativo y formativo familiar fue tener siempre a mano la Revista “Mundo Peronista”
En sus páginas, leídas por toda la familia, se destacaban los ejes vertebradores de la nueva sociedad igualitaria e inclusiva que se estaba construyendo.
“En la Nueva Argentina los únicos privilegiados son los niños” es la Verdad número 12 publicada, con un gran despliegue gráfico, en 1951 en la mencionada Revista.
Volver a leer hoy “Mundo Peronista” nos permite conocer un poco más las fuentes en las que abrevó el peronismo como la identidad cultural de las mayorías populares, en especial de los trabajadores y los sectores más humildes de la sociedad. Y es allí donde encontraremos la novedad que significó la incorporación de las infancias al proyecto político, no de manera sutil, sino directamente como portadores y motivadores del presente y el futuro de la “Nueva Argentina”.
La Revista se publicó por primera vez el 15 de Julio de 1951 como “Órgano de Difusión de la Escuela Superior Peronista”. La sede editorial estaba ubicada en la calle San Martín 665, segundo piso de la ciudad de Buenos Aires y el valor de venta era de 1,50 pesos moneda nacional.
En el número 1 se desarrollan temas importantes para la construcción de una nueva idea, una nueva cultura política, un nuevo estado y una nueva sociedad.
Las primeras dos columnas fueron escritas por Perón y por Evita. El presidente expuso sobre los propósitos estratégicos de la Escuela Superior como fuente de formación y preparación de los nuevos y futuros gobernantes, mientras que Evita se explayó sobre el rol de la mujer en el proyecto de país en marcha, a través de la otra gran novedad: la plena incorporación de la mujer a la vida política institucional argentina, ejerciendo todos los derechos cívicos que hasta entonces les habían sido negados; por ejemplo y en primer lugar, el voto femenino. El Movimiento Femenino Peronista es la principal herramienta, decía Evita, para defender a Perón y enfrentar a la oligarquía en ese año tan decisivo por la convocatoria a elecciones presidenciales.
Luego aparecen, por ejemplo, títulos sustanciales como:
- La libertad en el pensamiento de Perón: “Se ha dicho que sin libertad no puede haber justicia social; y yo respondo que sin justicia social no puede haber libertad. La libertad no puede discutirse, se conquista y se va realizando”
- Las 20 Verdades del Justicialismo Peronista.
- La esperada ofensiva: ¿Qué pueden ofrecer al pueblo?: “Intentan volver… ¿pero qué pueden ofrecer ellos (los opositores) para que el pueblo los apoye?
En lo social: desocupación; bajos salarios; supresión de los derechos conquistados y palos cada vez que reclamen más pan para sus hijos. En lo Político: fraude electoral y predominio de las minorías selectas. En lo Económico: entrega del patrimonio nacional al imperialismo extranjero. (Cualquier semejanza con la actualidad, no es mera coincidencia; agregamos nosotros)
- El sentido heroico de la vida. Aquí dice Perón: “la escuela debe trabajar no sólo sobre la inteligencia sino sobre las almas; porque estos movimientos triunfan por el sentido heroico de la vida, que es lo único que salva a los pueblos”
- Por sus frutos los conoceréis. Aquí se destaca la obra de la Fundación “Eva Perón” y en especial la inauguración de esa maravillosa obra que fue y es la Ciudad Infantil.
Pasadas las elecciones del 11 de Noviembre de ese año, 1951, con un rotundo triunfo del peronismo en todo el país, “Mundo Peronista” publica en su número 10 del 1° de diciembre toda la cobertura de los comicios victoriosos y participativos donde por primera vez se consagró el voto femenino impulsado por Eva Perón.
En la página 10 nos encontraremos con una amplia nota ilustrada con muchas fotos de niños y niñas “votando” y que se titula: “El ejemplo peronista y los futuros ciudadanos”.
El texto arranca informando que “en una casa obrera del barrio Nueva Pompeya, en Buenos Aires, los hermanos Rodolfo y Juan Carlos Cirilo, dos pibes peronistas, de 8 y 10 años respectivamente, fundaron una Unidad Básica Infantil. Allí desarrollan apoyo educativo y formación ciudadana en base a la doctrina peronista. Esos pibes planificaron su propia jornada electoral a través de un juego donde aprendieron a organizar y controlar los comicios y particularmente, aprendieron a votar”.
Eso fue el peronismo infantil alentado por una política oficial que los estimulaba a participar.
En esta simiente deberíamos encontrar el origen de un peronismo que se fortaleció cuando fue gobierno y que siguió vigente en las nuevas generaciones cuando quedó a la intemperie y perseguido después del golpe brutal de la revolución “gorila” autodenominada “libertadora”.
En esa simiente anidó aquella resistencia primera y las que siguieron hasta lograr la vuelta de Perón 18 años después y recuperar el gobierno nuevamente en 1973.
Esa Juventud Peronista se nutrió de hombres y mujeres que experimentaron con sus propias vidas aquellos años de la infancia peronista. Ninguno de esos militantes resistentes fue parte del funcionariado del gobierno derrocado en 1955; simplemente porque eran niños y niñas. Pero seguimos creyendo que la memoria de esa infancia peronista germinó en las luchas que las nuevas y las posteriores generaciones protagonizaron. Y allí está la marca cultural que dejó y seguirá dejando el peronismo en la sociedad.
Para no limitarnos a bosquejar y afirmar solamente conceptos, citaremos algunos ejemplos muy concretos que devendrán en fundamentos de las categorías políticas e históricas que alumbran nuestros caminos. Empecemos:
Se llamó Luis Sansoulet aquel niño de 10 años que dibujó en agosto de 1950 el sable corvo del General San Martín en su cuaderno escolar tras escribir una composición alusiva al Libertador, que cerró con la frase sanmartiniana: “Libres o Muertos, Jamás Esclavos”. Nos conmueve ver ese cuaderno hoy mostrado con orgullo por su hija.
Ese niño será un joven adolescente en 1955 y muy poco tiempo después integrará los primeros grupos de Juventud Peronista. En 1963 será uno de los cuatros militantes peronistas que entrará al Museo Histórico Nacional para sustraer el verdadero sable corvo de San Martín allí guardado, ese que él había dibujado con admiración cuando niño, en un acto reivindicativo de la soberanía política agraviada por la proscripción de Perón y las mayorías populares.
Era pura mística ese peronismo militante.
Luis será cuatro años después un miembro fundador de las Fuerzas Armadas Peronistas, las FAP, el primer grupo guerrillero del peronismo en la Resistencia. Estuvo preso y al salir volvió a la clandestinidad.
Viajó con su familia a Chile para trabajar en gobierno de Salvador Allende; regresó a nuestro país luego del golpe de Pinochet; se solidarizó activamente con todos los exiliados chilenos y finalmente, la dictadura cívico militar lo secuestró a poco tiempo del golpe del 24 de marzo de 1976.
Su peronismo le venía de aquellos años felices que vivió en su infancia peronista.
Hoy es uno de los 30 Mil compañeros desaparecidos.
Su esposa y compañera, Susana Caride, también fue una niña peronista durante los primeros gobiernos de Perón; será secuestrada por la dictadura tiempo después que Luis; torturada y desaparecida en distintos centros clandestinos de detención, finalmente recuperó su libertad, pero dejando jirones de su vida.
Otro pibe peronista fue y sigue siendo el hermano de Susana, Carlitos Caride, aquel muchachito que estuvo en la Plaza de Mayo el 16 de Junio de 1955 socorriendo a los otros alumnos y alumnas que habían sido alcanzados por la metralla asesina de la aviación naval que pretendía matar a Perón y atemorizar a su pueblo.
Al igual que Luis Sansoulet, su amigo y compañero, Carlos Caride integrará junto a Envar El Kadri, la conducción de las FAP; será un preso peronista en dos oportunidades, de 1962 a 1967 y de 1969 a 1973. Perón le escribirá a su prisión valorando y agradeciendo su compromiso militante.
Caride caería en un enfrentamiento con las fuerzas militares y policiales de la dictadura de Videla el 28 de mayo de 1976. Su compañera y madre de sus hijas, Norma Susana Burgos, sobreviviente de la horrible Esma, lo definiría amorosamente así: “Hasta el final de sus días, Carlos seguía siendo un pibe peronista”.
Otros pibes y pibas peronistas serán detenidos por la dictadura.
En la Alcaldía de Resistencia, Chaco, Margarita, una de las militantes presas seguía alzando a su pequeña hija tras los barrotes para que salude con los dedos en Ve a los compañeros presos en un pabellón vecino. En esos calabozos nacieron canciones dedicadas a la infancia presa y secuestrada durante la más salvaje dictadura.
Así nació, por ejemplo, “Juancito Gorrión” y que en sus pobres pero dignos versos decía:
“Ríe y juega con su barco de papel entre las rejas,
pero si cortan su sueño hace un puchero de quejas.
Tiene apenas cinco años y una infancia malgastada
por garrotes y empujones y por madres torturadas.
Juancito Gorrión me hiciste una Ve, desde tu ventana y te pude ver.
La victoria sos y seguro estoy que en tu cuerpo niño, ella va a crecer”
Esa infancia sobrevivió la dictadura como pudo, callando y ocultando dolores y ausencias tempranas, cambiando sus nombres, tomando muchas veces una identidad ajena pero que aprendió era para salvar a sus padres de la cuchilla afilada de la muerte.
Esa infancia, ya crecida en juventud en el inicio del nuevo siglo XXI debutó sus convicciones y templanza en las calles del 19 y 20 de diciembre de 2001 y creció con Néstor y Cristina y se hizo bandera multitudinaria para siempre el día que la radio anunció que había muerto Néstor Kirchner.
En esa “Década ganada” que fue del 2003 al 2015 los gobiernos kirchneristas se propusieron recuperar y ampliar derechos; y lo lograron. Y los niños y las niñas fueron nuevamente sujetos de derechos para el Estado nacional, como en tiempos de Perón y Evita.
Así, en un somero paneo, debemos mencionar muy especialmente la Asignación Universal por Hijo, concebida como un instrumento que garantiza los derechos fundamentales de la infancia y la adolescencia y como una política integral que combina el ingreso de los hogares, el estímulo al mercado interno, la inclusión educativa y el acceso a la salud. Aproximadamente cuatro millones de familias fueron beneficiarias de la AUH. La entrega gratuita de computadoras en las escuelas de todo el país y la construcción de Tecnópolis como un gran Parque recreativo de las Ciencias que sirvió y que sirve de apoyo pedagógico y recreativo para la familia toda, fueron los principales logros de esa etapa.
De esas infancias venimos. Y a esas infancias de los tiempos felices habrá que volver más temprano que tarde.
Si alguna vez pudimos, podremos nuevamente.
Hay mucha infancia pobre en la calle y con hambre. Hay mucha infancia con la panza vacía. Hay mucha infancia desamparada que debería morder noche y día la conciencia de toda la sociedad, pero mucho más de los que gobiernan.
Hay muchos niños y hay muchas niñas acosadas por el hambre y la miseria.
Una de esas niñas desamparadas es la alumna de la escuela de Barracas que acaba de morir por desnutrición, en el lejano sur de los pobres que habitan la ciudad más rica de la Argentina.
A esa niña dedicamos esta columna, llenos de dolor, de vergüenza y de rabia, en el Día de las Infancias.