“Los únicos privilegiados son los niños”
Pensar en quienes atravesaron sus años de infancia durante el primer peronismo nos lleva, inevitablemente, a la conocida consigna “los únicos privilegiados son los niños”.
Lo que no queda tan claro y ha sido y es motivo de investigaciones, es lo que exactamente significaba esa frase: ¿era parte del enorme aparato de propaganda cuyo objeto era imponer una nueva cultura política? ¿Intentaba marcar una igualdad para todos los niños independientemente de la clase social en la que hayan nacido?
¿Apuntaban a construir un sujeto político mediante la “politización de la infancia”?
Haremos un recorrido sobre los temas que han destacado diversos investigadores.
Primero que nada diremos que coincidentemente en esa época se integran los Derechos del Niño a la Declaración Universal de los Derechos Humanos, proclamada por la Naciones Unidas en 1948. La Constitución de 1949 va a dedicar un capítulo a los Derechos de la Familia, incluyendo la Niñez y la Ancianidad. La familia toda, en sus diferentes etapas de la vida, tenía sus derechos expresamente enunciados y garantizados con el fin de lograr el objetivo esencial del peronismo: el bienestar de las familias. También en el plano legal, se igualaron los hijos llamados hasta entonces “legítimos e ilegítimos” (nacidos dentro o fuera del matrimonio), sin ninguna diferencia de derechos.
En el campo cultural y recreativo se apuntó a la formación integral del niño mediante actividades como los Campeonatos Infantiles “Evita” de 1948, los Campeonatos Juveniles Deportivos “Juan Domingo Perón” de 1953, la creación de la “Ciudad Infantil” en Buenos Aires en 1949 -destinada a la recreación y educación de niños carenciados- y la construcción de la República de los Niños, en las cercanías de la ciudad de La Plata (Provincia de Buenos Aires) en 1951.
La idea era dejar de lado el asistencialismo que caracterizaba la ayuda a los más humildes, aunque la Fundación Eva Perón siempre entregó juguetes durante su existencia. No llega a ser un contrasentido, hay ciertos derechos que deben ser garantizados por el Estado. Funciones gratuitas de cine, teatro y conciertos de música, la creación del Ballet Folklórico Infantil, planes de turismo infantil, pasaron a formar parte del día a día de los más pequeños. La niñez jugaba un rol central, entablando con el Estado y sus representantes un vínculo estrecho en su cotidianeidad, que era atípico hasta ese momento.
Algo muy controvertido fueron las reformas que se implementaron a nivel educativo. Es muy difícil confrontar con quienes señalaron al sistema escolar de esos años como un instrumento de adoctrinamiento a la juventud hacia los valores y la mística peronista, lo que Plotkin define como “las bases de un verdadero imaginario político peronista” que, en muchos casos, reforzaría la imagen carismática del líder y de su esposa.
El material de la Biblioteca Infantil «General Perón», impresos en la Imprenta Peuser para la Editorial Codex S.R.L. desde 1944, publicará revistas, historietas, enciclopedias, dirigidas esencialmente a los sectores populares y especialmente a los niños.
Los libros de esta singular Biblioteca fueron ilustrados con los diseños propios de la iconografía peronista, que a su vez reproducía los de modelos similares europeos como el de la España franquista. La distribución en las escuelas públicas era gratuita.
El área de la salud también tuvo sus mejoras destinadas a esta porción de la población: el Hospital de Lactantes y de Epidemiología Infantil, la Clínica de Recuperación Infantil de Termas de Reyes. Según un informe del Archivo General de la Nación de la época “12 aviones ambulancia que trabajan en coordinación con 100 ambulancias terrestres distribuidas en todo el país; el funcionamiento de 5 maternidades y la habilitación de 50 Centros de Maternidad e Infancia en zonas alejadas, que se suman a otros 60 que se reorientarían a la brevedad, son concreciones que procuran dar satisfacción a los múltiples pedidos formulados por reparticiones públicas y particulares, que directa a indirectamente atienden al futuro de la infancia. La creación del Instituto Nacional de Hemoterapia (1947), la instalación del Hospital Nacional de Odontología y de unos 60 consultorios odontológicos, la campaña antipalúdica y la lucha contra el cáncer a partir de un diagnóstico precoz, tanto como la educación sanitaria popular y el tratamiento con equipamiento de última generación, son otras muestras de la tarea realizada por el gobierno para combatir —desde esta perspectiva— la pobreza, la desprotección de los sectores más bajos de la población y esencialmente la niñez desvalida”.
La frase en cuestión lleva inexorablemente anexado el anhelo de “justicia social”. Cientos de definiciones se han elaborado para precisar en qué consiste. La imagen más ilustrativa parece ser la de los noticieros mostrando, a través de las acciones de la Fundación Eva Perón, un verdadero Estado popular y benefactor. Se crearon diecinueve hogares escuela que tenían la capacidad para albergar a 25.320 niños en todo el país y varios hogares de tránsito que para 1949 —a un año de su creación— atendieran más de 60.000 casos.
En general, los investigadores concluyen que los niños son “los únicos privilegiados” y esos “privilegios” se traducen en: educación y salud públicas, derecho al esparcimiento y la recreación, asistencia social, protección familiar, buena alimentación, vacaciones colectivas y deportes a cargo del Estado.
Fuera de los textos académicos están los testimonios de los destinatarios directos de esas políticas. Personas que tienen hoy algo más de setenta años, pero que recuerdan muy bien aquellos momentos maravillosos de su infancia. Al relatar esas anécdotas, el momento glorioso en que conocieron a Perón o Evita, se les ilumina la cara y automáticamente muestran una gran sonrisa. Lo reviven al narrarlo una y otra vez, con un brillo especial en los ojos emocionados, ojos que vuelven a ese momento que jamás olvidaron y atesoran en su corazón. En ese instante, poco importan las conclusiones de los investigadores, ahí se comprende verdaderamente el significado de haber sido aquellos “privilegiados”.