"No podemos enfrentar a este nuevo capitalismo con viejos métodos"
Por Juan Manuel Ciucci
APU: ¿Cómo afectan las actuales políticas del gobierno a las/os trabajadoras/es docentes?
Carolina Brandariz: Luego de más de una década donde la Paritaria nacional docente posibilitara en el sector condiciones de dignidad en términos salariales y engrosara el poder adquisitivo de nuestro salario, este es el primer año donde el macrismo (el segundo de su gobierno) niega esa instancia. Cambiemos ofrece volver al esquema del falso federalismo, en el cual las provincias son el actor garante de la educación del país, lo cual genera tremendas desigualdades. Aclaremos que en el ámbito paritario no se discuten únicamente salarios sino política educativa: formación docente, infraestructura escolar, programa socioeducativos...
Recordemos que la Paritaria nacional docente había sido el reclamo que la CTERA montara en la Carpa Blanca en el Congreso (en el marco de la Ley de financiamiento educativo) durante 1003 días, en protesta a un Estado nacional que renunciaba a ser garante de la educación de su pueblo. Años después el kirchnerismo con voluntad política recupera esa bandera, convocando a paritarias año a año, apreciando de manera significativa el salario real. La falta de convocatoria a paritaria nacional repercute negativamente sobre nuestro salario. Es una manera de depreciar el mismo con el objetivo de "congelar la economía", desconociendo que la inflación sigue subiendo, que el dólar se disparó, que la plata no alcanza.
En la Provincia de Buenos Aires el gobierno provincial generó un desgaste innecesario sosteniendo durante meses una propuesta del 19%. La lucha de SUTEBA y los gremios docentes dio sus frutos, y cuando Bullrich fue designado candidato a senador, con intenciones electorales ofreció un 27%, muy por encima de la primera propuesta salarial de Vidal. Y en la Ciudad propusieron un 21,5% que no representa siquiera el aumento del Alumbrado, Barrido y Limpieza, que subió más de un 30%.
La realidad hoy, lo que nos pasa a las y los docentes en las escuelas, es que además del salario depreciado, vemos que los niños y niñas vienen a la escuela con muchos problemas. Aumentó la malnutrición, la escuela vuelve a tener el lugar del comedor escolar antes que el del aprendizaje; las condiciones de infraestructura empeoraron. Las y los docentes no podemos dar una respuesta individual a estas problemáticas tan profundas, pese a nuestra voluntad.
APU: Va octava en la lista de Legisladores porteños de Unidad Ciudadana, ¿qué proyectos piensa llevar adelante en la Legislatura?
CB: Son muchos los temas por trabajar en la Ciudad de Buenos Aires. Te hago hincapié en algunas demandas vinculadas con educación y género que son los temas que vengo trabajando con más fuerza. Hay una realidad urgente en la Ciudad que es la falta de vacantes en las Escuelas Públicas. Los datos oficiales del Ministerio de Educación del año pasado dicen que faltan once mil vacantes en escuelas públicas. Más de seis mil de las mismas corresponden a maternales y escuelas de Nivel inicial. Recordemos que a partir del Sistema de inscripción on line, el macrismo centraliza los datos de las vacantes faltantes. Esto repercute no sólo en los niños y niñas que no tienen garantizada una propuesta educativa en la Ciudad, sino incluso sobre las espaldas de las mujeres que, siendo las que principalmente nos hacemos cargo de lo que se denomina las tareas de cuidado, debemos hacer malabares para organizar nuestra vida laboral y el cuidado de nuestros hijxs. Pagar una escuela privada que por supuesto pone un monto de cuota acorde a la demanda, pagar gran parte de nuestro salario a una persona que los cuide, organizarnos en términos de horario, etc. Esta situación inevitablemente genera que nuestro desarrollo laboral no sea pleno, o al menos no tenga las mismas condiciones que la de los varones.
A su vez, hace años que en la Ciudad están congeladas las asignaciones familiares a $270. La Legislatura tiene que garantizar la movilidad de las asignaciones. Por todas estas razones, es necesario impulsar una Ley de emergencia en las Tareas de cuidado en la Ciudad de Buenos Aires. De la misma manera, son necesarias políticas específicas para las situaciones de violencia de género, mediante un organismo como el Consejo de las mujeres propio de la Ciudad, que tenga las atribuciones del Consejo nacional, que disponga de presupuesto propio y garantice un Centro integral de la Mujer por comuna, promotoras territoriales de género, un subsidio económico ante situaciones de violencia económica, garantías para el acceso a una vivienda, etc. En educación, es necesario revertir la baja presupuestaria del 11%; desde el 2007 a la actualidad el presupuesto bajó de 30 a 19%, impactando en las condiciones de las Escuelas. Además quisiéramos impulsar un proyecto que evalúe el valor nutricional de los alimentos otorgados a los niños y niñas en los Comedores escolares.
APU: ¿Cómo analiza la situación de su central y del movimiento obrero en general?
CB: El año pasado fue un año de importantes movilizaciones. La marcha de abril que unificó a todas las centrales sindicales, la Marcha Federal que impulsó la CTA fue rotunda, con participación de compañeros de todo el país; la marcha de San Cayetano mostró la emergencia de los trabajadores de la economía popular, que han logrado organizarse sindicalmente en la CTEP. El paro general de octubre fue muy importante y demostró que en unidad existe capacidad de daño a las políticas de ajuste del gobierno.
Y este año el mes de marzo estuvo cargado de movilizaciones sindicales y sectoriales que expresaron el descontento social y de los trabajadores contra el macrismo. La marcha federal educativa fue impresionante, el paro de mujeres del 8 M, y la movilización de la CGT que tuvo un nivel de participación obrera enorme para nuestra democracia. Pero claro, ya sabemos cómo terminó esa marcha, no se pudo construir una respuesta unificada del movimiento obrero frente al programa de ajuste del macrismo.
Lo cierto es que en estos dos años de macrismo no se ha podido articular desde el conjunto del movimiento obrero un programa político y un plan de acción que enfrente con fuerzas las políticas oficiales que traen desocupación, pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores, y entrega de la soberanía nacional. La corriente federal es un intento en esa dirección, con un perfil que recupera las luchas de la resistencia. La Corriente federal y la CTA hicieron un intento. También es necesario mencionar la pelea en unidad de la CTEP junto a CGT por la Ley de emergencia social, que garantiza a los trabajadores y las trabajadoras de la economía popular un ámbito paritario y el salario social complementario para alcanzar el SMVM. Esta ley está pendiente en la Ciudad de Bs As, y esto también debe formar parte de la agenda legislativa. Pero volviendo al principio, el problema es la falta de programa sindical y político del Movimiento Obrero en su conjunto, que enfrente al ajuste.
Ves las seiscientas trabajadoras despedidas de PEPSICO, y ves diputados opositores, que fueron a ponerle el pecho a la policía; o los mil despedidos de químicos en Zarate, y ahí está Hugo Yasky bancando. Pero es obvio que falta una estrategia integral del movimiento obrero y con capacidad de incidencia concreta en el escenario político. El mismo día de la represión a los trabajadores y trabajadoras de Pepsico; el mismo día que el dirigente sindical del sector denominaba como un "buen acuerdo" la decisión patronal; ese mismo día se cumplía el aniversario del fallecimiento de Germán Abdala; son esas ironías de la historia. Yo no viví contemporáneamente su lucha, era muy chica, pero a veces pienso lo necesario que es que estos tiempos gesten referentes de esa altura. Que puedan representar en lo sindical, en lo político e incluso en lo intelectual, una defensa del Trabajo en el sentido más humanitario del término, vinculado al proyecto de sociedad, y de país que queremos construir.
A ver... se discute mucho la cuestión de la "dirigencia sindical"...Entiendo que es muy fácil el denuncismo contra las cúpulas. Como militante sindical no me gusta pararme en el lugar de decir "tales son traidores", "no luchan", "arreglan". La pregunta es ¿nosotros qué construimos? ¿Qué estrategias nos damos los que quisiéramos al movimiento obrero organizado a la cabeza de la lucha contra las políticas de ajuste de Macri? Hay que reflexionar seriamente sobre la actual realidad del trabajo. Los cambios vertiginosos que se experimentan en el mundo, y obviamente en nuestro país, son muy fuertes y nocivos. Debemos pensar seriamente sobre el poder de representatividad sindical, en un contexto en el cual el capitalismo ha modificado sustancialmente su comportamiento; el capitalismo financiero especulativo avanza sobre el productivo y éste a su vez adapta sus formas y sus reglas de organización en su producción con consecuencias de pérdida de fuentes de trabajo, tercerización, y precarización laboral.
Este contexto demanda un reposicionamiento de la organización sindical, no podemos enfrentar a este nuevo capitalismo con los métodos que utilizábamos con el viejo, este es un tema que requiere un profundo debate que debemos llevar adelante lo antes posible. Tenemos que atender y actuar decididamente sobre las nuevas formas de explotación, sobre el avance tecnológico que atenta contra los puestos de trabajo, la discriminación y violencia laboral, la situación de los migrantes y la desigualdad que sufren las trabajadoras. La fragmentación del mundo del trabajo atenta contra la idea de un movimiento obrero organizado, con programa único. Hay que pensar estos temas. Las nuevas generaciones de militantes sindicales, los cuadros intermedios, tenemos que pensar y accionar con estos temas. Sigo creyendo que somos los trabajadores organizados los que vamos a protagonizar el desempate entre capital y trabajo.
APU: ¿Cómo analiza la relación sindicalismo-kirchnerismo durante los 12 años de gobierno?
CB: Tiene mucho que ver con lo que venimos hablando, con lo que pasó en estos dos años. La pregunta es cuál es la centralidad de la organización popular, los sindicatos, el territorio, tanto en un contexto defensivo del pueblo como el actual, como en un contexto de avance popular como fueron los doce años de Kirchnerismo. En la década pasada somos cientos de miles de jóvenes los que nos sentimos convocados por la política como herramienta de transformación. Sin embargo, somos una minoría las y los jóvenes que elegimos el terreno sindical para desplegar nuestra militancia.. El sindicalismo, por los prejuicios heredados de la dictadura cívico militar y los noventas, no fue la opción de muchísimos compañeros y compañeras. Y también porque concebimos, como generación, que la centralidad del cambio estaba en otro lado. El tiempo nos demuestra que tuvimos un error ahí; sí necesitábamos de las organizaciones de representación intermedia; sí necesitábamos convocar al sujeto trabajador, organizado, para disputar la conciencia de clase de aquel que ganaba en derechos concretos, que aumentaba su capacidad de consumo.
Hubo un momento de esplendor y de comunión en esa relación, que supo construir el 54% donde la voluntad de gobierno convocaba a las organizaciones sindicales en beneficio de los trabajadores y trabajadoras. Me acuerdo en esa época el acto en el Luna Park, la verdad había mucha esperanza en la posibilidad de una juventud organizada sindicalmente, que acompañara el proceso político, tensara con el poder económico, y tuviera reivindicaciones autónomas. Después pasó lo que pasó. Creo que esa relación se tensó, fundamentalmente, cuando las organizaciones sindicales reclamaron protagonismo político. Estuvo la puja por la ley de participación de los trabajadores en las ganancias de las empresas, que nunca se concretó. Y el famoso tema del impuesto a las ganancias; yo vengo del sector docente, y la realidad es que existían distorsiones, si una directora de escuela pagaba los montos que pagaba por ese impuesto.
Se escribe y se dice mucho sobre la ruptura Cristina-Moyano. Lo que está claro es que fue muy malo para el campo popular, y para los trabajadores en particular. Probablemente ese haya sido uno de los grandes motivos de la derrota. En lo que tenemos que ser muy responsables los y las militantes, es que por más que algunos hagan una interpretación unos milímetros más acá o más allá de lo que ocurrió, todos tenemos que formar parte de la reconstrucción de un proyecto popular.
APU: ¿Cómo analiza las cuestiones de géneros en su sindicato?
CB: Primero creo que es importante destacar que el impulso de Ni una menos tiene que posibilitar pensarnos como mujeres trabajadoras. En nuestro caso, en nuestro sector, hay dos grandes planteos en términos de género. Por un lado, la Ley de Educación Sexual Integral que este año cumple 11 años tanto a nivel nacional como jurisdiccional, y que permitiría que en la Escuela eduquemos sin estereotipos de género, que son la plataforma donde se asienta la violencia. La otra gran discusión es cómo garantizamos el desarrollo laboral pleno de las mujeres cuando, producto de la sociedad patriarcal en la que vivimos, las mujeres desarrollamos tareas que no son reconocidas ni social ni salarialmente, gran parte de nuestro trabajo está invisibilizado, y las tareas de cuidado de niños, niñas y adultos mayores, nos dificultan tener el mismo salario por el mismo trabajo que los varones, y acceder a cargos jerárquicos. La Ley de Educación Sexual Integral debe ser implementada por el macrismo en la Ciudad, si realmente le preocupa la violencia de género; y como decíamos al principio, es necesario que el Estado garantice propuestas educativas porque eso posibilitará que las mujeres podamos desarrollarnos plenamente en términos laborales.