"Con los movimientos sociales vamos a tener que discutir con seriedad, porque venden alimentos más caros que los tradicionales"
Por Santiago Asorey | Foto: Marco Cristiani
El economista y ex secretario de Comercio durante los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Kirchner analizó una cuestión central de la economía argentina: ¿Por qué los alimentos valen lo que valen? ¿Cuál es el peso de la renta de los dueños de la tierra? ¿Y de los supermercados? ¿Por qué el precio de los alimentos es clave para pensar el desarrollo nacional?
APU: ¿Cómo se determina el valor de los alimentos que comemos?
Guillermo Moreno: Obviamente, hay un costo de producción que cuando en general se calcula en el mundo, no incorporan algo que es extremadamente singular en Argentina, que es un aparente costo de oportunidad sobre la tierra en la cual se hacen los alimentos. En Argentina, prácticamente es similar a los costos primos de producción de los alimentos. Tenemos el caso de la leche: un tambero que alquila algunas hectáreas en la Pampa Húmeda, que es la principal zona de producción láctea de Argentina, tiene un tercio del precio de venta del tambo a la usina láctea que se lo llevan los costos totales primos. Esto es, mano de obra, el alimento, la higiene, las vacunas y la amortización del equipo, etc. Un tercio se lleva él y un tercio se lleva el dueño de la tierra.
APU: ¿El peso del alquiler de la tierra es del 30% del costo de la leche?
GM: En Argentina se da esa situación muy paradojal, donde la materia prima tiene incorporada la renta de los dueños de la tierra en un valor exorbitante. Esto producto también de la calidad de la tierra. Sobre todo desde Mauricio Macri para acá, cuando saca las retenciones, pero ya había empezado con la devaluación de Axel Kicillof, hay un precio exorbitante de los alimentos en relación al poder adquisitivo de los ingresos populares. Eso es producto de que el alimento que se consume lleva incorporado la renta de los terratenientes, que no es una rentita sino que es una renta relevante. Lo mismo pasa con la soja, el maíz, el trigo. Y aquel terrateniente que explota su propio campo, le incorpora ese aparente costo de oportunidad sobre un bien que no se amortiza, porque la tierra no se amortiza contablemente. Todo lo que se utiliza se amortiza pero la tierra no, no hay deterioro de la tierra en términos contables. Con lo cual, hoy los dueños de la tierra se están llevando entre el 12% y el 14% de rentabilidad, en moneda dura, anualmente. Esto es un disparate.
APU: ¿Decía que con trigo y maíz pasa lo mismo?
GM: Es el costo de los costos. Pasa en leche, soja, maíz. Lo que analices te va a dar igual. Es un tercio del costo total. Entre el costo del alquiler y los costos primos, se llevan dos tercios y el resto obviamente es la ganancia de la persona humana o jurídica que organiza la producción.
APU: ¿Qué peso tiene la distribución en el precio de los alimentos?
GM: El problema es que se arranca con un sobrecosto muy fuerte. Después, obviamente, los canales de comercialización mayorista, minorista, con grandes superficies o no, tienen un margen que está establecido. A veces un poco más, a veces un poco menos. Pero el problema es que se arranca con un costo complicado. Cuando se hace el costo de transformación del litro de leche en el tambo hasta que llegue a la esquina de tu casa, son los valores manufacturados y no está ahí el problema. El problema está en el origen. Pero lo que pasa es que la Sociedad Rural se ha caracterizado en explicarle a algunos factores de poder y sobre todo a sectores de la política que el problema de que la carne está cara, es del carnicero. Y que el pan está caro por culpa del panadero. Ahí hay un lío bárbaro.
APU: Para resumir su planteo: los alimentos están caros por la renta de la tierra, no por los márgenes de ganancia de los supermercados.
GM: Cuando se analiza en profundidad las estructuras de comercialización, cosa que yo hice específicamente en el año 2007 para el sector lácteo, y lo habíamos hecho en el 2006 para la carne, te encontrás que el origen de que la comida esté cara está en el origen... Pasa que ahí hay una discusión muy seria con parte de los movimientos sociales, que es una discusión que vamos a tener que dar. Yo tengo un problema muy serio que lo viví, porque ellos hacen alimentos pero en realidad están más caros que los tradicionales. Resulta que los alimentos están más caros, es un debate que hay que dar. Cuando se va a adquirir la producción de los alimentos de los movimientos sociales nos encontramos con alimentos más caros que los tradicionales. A mí me han venido a ver dirigentes de los movimientos sociales para que yo autorizara aumentos del azúcar en Tucumán, porque el precio que había del azúcar no les compensaba el costo a los pequeños productores, entre comillas. En vez de venir Tabacal (productora de azúcar grande de Salta), venían los dirigentes sociales a pedir aumento del precio del azúcar. Tenemos que dar un debate grande en Argentina, muy profundo, porque ahí se entienden muchas de las cosas que estuvieron pasando en el gobierno de Macri y que pasan en este gobierno socialdemócrata de Alberto. No hay modelo de desarrollo en Argentina con alimentos caros.
APU: Voy justamente sobre esa última frase. ¿Por qué desde el punto de vista económico es importante tener alimentos baratos?
GM: Hay dos vectores de competitividad en la economía argentina: alimentos y energía. Si se tiene energía cara, no se va a poder hacer acero barato ni aluminio barato, y si no se tiene ni acero barato ni aluminio barato cómo vamos a tener trabajadores en la UOM (metalúrgicos) o en SMATA (automotrices). Si se tienen alimentos caros pasa lo mismo. Se dice: “no, pero estamos a nivel internacional…”. Sí, pero los trabajadores no ganan lo que se gana a nivel internacional. Entonces, inmediatamente se destruye el mercado interno, porque lo que no se puede dejar de comprar son los alimentos, se puede modificar alguna calidad, o disminuir la cantidad. Si se disminuye la cantidad, se paga en salud. Pero lo más inflexible que hay al ingreso es la comida, eso se va a gastar igual. Se deja de ir a la peluquería, se deja de comprar shampoo, de pagar la cuota del auto y se hace pedazo el mercado interno. Entonces, los dos vectores de competitividad de la economía argentina vis a vis con el resto del mundo, son alimentos y energía. Por eso es una barbaridad el plan de negocios de Miguel Galuccio (ex presidente de YPF) que ya empezó en nuestro gobierno.
APU: ¿Por qué?
GM: Lo horrible del esquema que empieza con Galuccio tiene que ver con la dolarización de las tarifas. Esta es la verdad histórica, después todo lo demás es fantasía como cuando algunos chicos vienen y me dicen que Kirchner tenía todas las respuestas para las preguntas en el año 2003. Yo me los quedo mirando y les digo ‘muchachos pero si no sabíamos ni las preguntas, cómo íbamos a tener las respuestas’. Y empiezan a inventar cosas que no fueron, no es la verdad histórica y con mentiras no se construye nada. La realidad es que el que empezó a dolarizar las tarifas de la energía en Argentina se llama Galuccio, que me parece que ahora tiene mucho que ver con el plan de negocios de YPF. Por eso, siguen aumentando las tarifas. Con tu plata, viene el presidente de YPF y explica que tiene que aumentar el precio de la nafta porque tiene que invertir y en el sistema capitalista se invierte para bajar los precios, no para subir. Esto es una originalidad de algunos empresarios argentinos, de los que se incorporaron a la política como Galuccio y algunos más. Se envuelven en la bandera pero es todo verso. Por eso, cuando nosotros discutimos estos temas los discutimos con mucha profundidad.