Economía: crece el empleo privado mientras se encienden luces amarillas en las metas acordadas con el FMI
Por Carolina Fernández, Economista CEPA
El Ministerio de Trabajo dio a conocer, mediante el Sistema Integrado Previsional Argentina (SIPA), los datos de Empleo Registrado correspondientes al mes de Marzo del corriente año.
Las noticias son buenas: con el dato de marzo, ya se acumulan 15 meses de crecimiento del Empleo Registrado Privado. Según la información publicada, en el tercer mes del año se crearon 20.796 nuevos puestos.
En este sentido, desde Centro de Economía Política Argentina (CEPA) elaboramos el informe mensual sobre la situación del Empleo Registrado Privado, del cual se desprende que:
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Más de un año después del piso de la pandemia (julio de 2020), se crearon 268 mil puestos de trabajo. Esto representa más del 100% de la cantidad perdida desde esa fecha a causa de la crisis del COVID-19 (-187 mil puestos).
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Sin embargo, aún faltan 193 mil puestos para obtener niveles previos a la crisis de cambiemos, donde se destruyeron alrededor de 275 mil puestos de trabajo registrado privado.
Si se analiza la generación de empleo registrado privado según sectores económicos:
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En el mes de marzo la recuperación estuvo impulsada por: Construcción (+4 mil), Comercio (+4 mil), Enseñanza (+3,7 mil) e Industria (+3,3 mil).
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De los 14 sectores económicos, siete ya se encuentran con niveles de empleo superiores a los de pre-pandemia (feb2020).
Si se analiza la misma variable según las diferentes regiones se tiene que:
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Prácticamente la totalidad de las provincias ya registran niveles de empleo de pre pandemia.
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CABA, Cuyo y el NOA son las regiones que más dificultades presentan para recuperar los niveles de empleo de febrero 2020, sin embargo, solo la provincia de Mendoza se mantiene en niveles notablemente inferiores de los registrados en pre-pandemia.
Para más detalle sugiero consultar el informe completo acá.
Metas del FMI
Hace pocos días se dio a conocer que, según la evaluación realizada por el equipo técnico designado por el Fondo Monetario, Argentina cumplió con los objetivos pautados para la primera revisión del acuerdo firmado con el Organismo en el mes de marzo del presente año. Con este informe del equipo técnico, el Directorio del FMI estaría en condiciones de firmar la aprobación de esta primera revisión.
Vale recordar que dicho acuerdo contempla un total de 10 revisiones a realizarse de manera trimestral (marzo, junio, septiembre y diciembre de cada año). En esta primera etapa del acuerdo, luego de cada revisión - y en caso de resultar aprobada - el Fondo Monetario envía al País los fondos para poder hacer frente a los vencimientos de deuda contraídos durante la administración de Cambiemos. Luego, a partir del año 2024 y por un período de 10 años, Argentina debe comenzar a pagar los vencimientos generados por este nuevo acuerdo.
Ahora bien: ¿de qué se tratan las revisiones trimestrales? Centralmente lo que el Fondo Monetario evalúa en cada instancia son 3 criterios de ejecución:
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Meta de Reservas Internacionales: se fijó una meta anual de USD 5.800 millones que el país debe tener en sus reservas hacia fin de año.
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Déficit fiscal: meta anual del 2.5% del PBI.
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Transferencias monetarias del BCRA o emisión monetaria: meta anual del 1% del PBI.
Una vez superada la primera revisión ya están puestas las miradas en la segunda y es allí donde se encienden algunas alarmas principalmente vinculadas con la meta de Reservas Internacionales. Ocurre que, según el acuerdo, entre diciembre 2021 y junio 2022 Argentina debía acumular un total de USD 4.100 millones en sus reservas netas. Sin embargo, hacia el mes de mayo solamente se lograron acumular reservas por USD 1.200 millones, por lo que deberían acumularse sólo en el mes de junio los USD 2.800 millones restantes, objetivo que resulta de muy difícil cumplimiento. Si bien el período mayo/junio es estacionalmente el mejor momento del año con relación a la generación de divisas por intercambio comercial, el desafío pasa no solo por obtener las divisas sino por lograr acumularlas, es decir, que queden USD 2.800 millones luego de todos los usos que las divisas tienen según cada componente de la balanza de pagos (importaciones, turismo y fletes, cancelación de deuda, etc.).
En resumen, hacia el mes de mayo solo logramos cumplir con el 25% de la meta trimestral de acumulación de Reservas Internacionales propuesta. Es decir, sólo en el mes de junio deberíamos poder cumplir con el 75% restante, lo cual es sumamente complicado.
Ante este panorama es que comienza a circular en algunos medios de comunicación y en el debate público la idea de que es cada vez más factible la posibilidad de tener que pedir un WAIVER para la segunda revisión. Conceptualmente el WAIVER es un “pedido de espera” que realiza el país ante la imposibilidad de cumplir con las metas pautadas. No supone per se una revisión de estas, sino simplemente un pedido de “prorroga” para su cumplimiento, dado que no ha podido llevar a cabo en los plazos previamente pactados.
Luego, respecto a las metas de déficit y emisión surge de la primera revisión que probablemente sufran alguna modificación, principalmente por el impacto de la inflación sobre nuestra economía. Recordemos que el acuerdo se firmó con una proyección de inflación estimada en torno a 43%, cifra que se verá superada dada la evolución de precios de los primeros seis meses del año.
La adecuación de estos objetivos según un dato de inflación más cercano al índice actual es relevante ya que, si bien ambas metas anuales se definieron como porcentaje del PBI, en el caso de las metas trimestrales estas se reflejan de manera cuantitativa, es decir, están expresadas en cantidad de millones de pesos y no como porcentaje del PBI.
Por ejemplo, según el acuerdo, en el caso de déficit la meta trimestral establece que hacia fines de junio el déficit fiscal no puede superar los $567 mil millones. Si repasamos los datos tenemos que: hacia abril el déficit se ubicaba en torno a los $270 mil millones. Luego se suma la política de refuerzos de ingresos (bonos de $12 mil y $18 mil) que incrementa el déficit en aproximadamente $200 mil millones. Es decir, hacia fines de mayo el déficit acumulado ya se ubicaba en torno a los 500 mil millones, y aún faltan computar el saldo deficitario de junio, que por cuestiones estacionales suele ser elevado.
Ocurre que los valores definidos nominalmente para cada objetivo quedan desfasados del gasto real dado que el cálculo original se realizó con una inflación que se aleja considerablemente de la inflación que efectivamente se registró.
Lo mismo ocurre con la meta de emisión, aunque esta se encuentra fuertemente vinculada a la meta de déficit. En tanto el Gobierno pueda financiarse absorbiendo vía mercado pesos que estén en la economía no será necesario recurrir a la emisión. Ahora bien, si entra en crisis el mercado de pesos – porque se duda, por ejemplo, de la voluntad del gobierno de pagar los compromisos asumidos – la financiación del déficit probablemente deba resolverse vía emisión.