Donald Trump: ¿el fin del sueño americano?
Por Diego Moneta
Hasta el inicio de esta semana, es decir 20 días desde las elecciones del 3 de noviembre, Donald Trump seguía levantando su discurso triunfador con acusaciones de fraude, para las cuales nunca aportó pruebas fehacientes. El lunes, finalmente, instruyó a la administración comenzar la transición con la nueva gestión, a cargo de Joseph Biden y Kamala Harris, a pesar de mantener sus denuncias.
Sin embargo, hay una pregunta que todavía sigue dando vueltas: ¿cómo es que alguien como Trump llegó a ser presidente de Estados Unidos? Desde su asunción en 2016, muchas producciones se han ocupado de su figura. Desde Nada es privado, sobre el escándalo de Cambridge Analytica y Facebook en las elecciones, hasta El poder del voto, ahondando sobre el sistema eleccionario. Y podemos enumerar varias más: Braindead o El dilema de las redes sociales. Sobre el debate político, con el racismo como temática desde distintas perspectivas, Nación de inmigración, Watchmen o El juicio de los 7 de Chicago. Y, recientemente, La ley de Comey, sobre el director del FBI.
En este caso, Trump: el sueño americano es una serie documental británica, producida en 2017 por Channel 4 y distribuida en 2018 a nivel mundial por Netflix, que explora, a lo largo de cuatro décadas, la personalidad pública y la trayectoria profesional de Donald Trump. A través de amistades y enemistades, junto a un inmenso material de archivo (dado lo mediático que fue -y es- el protagonista), el recorrido abarca desde los años 70 hasta el inicio de la carrera presidencial que en 2016 lo llevó a la Casa Blanca.
La producción se compone de cuatro episodios. Comienza en 1975, en Manhattan, en una época que destaca por la pobreza y la violencia que vivió Nueva York. Donald, heredero de Fred Trump, busca hacer su propio camino. Aprovecha el contexto para comprar un hotel a punto de quebrar y reconvertirlo en un edificio lujoso. El contraste es claro: el padre construía para las clases populares, el hijo para las más adineradas.
Sin embargo, la plata no le alcanza y necesita una exención impositiva. Para aumentar su capacidad de lobby recurre a Roy Cohn, ex abogado de las grandes familias mafiosas, un personaje controvertido por donde se lo vea. Así, los beneficios que recibe desde el Estado, junto a la baja calidad del material utilizado, sellarán cada una de sus conquistas. Es el nacimiento de un gran estafador.
Luego de la famosa Torre Trump, se aventura en el negocio de los casinos. Llega la adicción a comprar cualquier cosa que le permite expandir su marca: una compañía aérea, un yate, un equipo de fútbol americano, una mansión y un jet privado. A fines de la década del 80 abre su tercer casino, más conocido como el Taj Mahal. Los problemas económicos y financieros que tuvo en distintos proyectos no hicieron más que perjudicar a trabajadores y vecinos.
En paralelo, el impulso mediático está acompañado por su revolucionada vida personal. La serie repasa las distintas parejas que tuvo. De la relación con Ivana a su superación por el amorío con Marla, para finalizar con la figura de Melania. Si hay una característica que no tuvo a lo largo de su vida, sin dudas es la falta de responsabilidad afectiva con las mujeres que le hicieron compañía, a pesar de haber hijos y negocios de por medio.
Para Trump lo importante siempre fue dar la imagen de ser exitoso, tanto en su vida pública como en su forma de hablar. Por ejemplo, la utilización de hipérboles y adjetivos que agranden sus proyectos. Uno de los entrevistados cuenta que, en el discurso ante el fallecimiento de su padre, aprovecha para enaltecerse como empresario y responder a críticas. Se había convertido en su propia oficina de prensa y comienza a aparecer en programas de lucha libre y en distintas publicidades, entre otros. Sólo faltaba un reality show propio, que se convertirá en el más visto del país: El aprendiz, donde enseñaba a "ser exitoso”.
También se muestra su permanente coqueteo con la política y la presidencia. A finales del siglo pasado tuvo un acercamiento al Partido Reformista. Sin embargo, Trump no se presenta sin tener la certeza de que pueda triunfar. El factor determinante parece haber sido el propio Barack Obama. En una cena de gala, el nacido en Hawaii le recrimina a Trump la enorme campaña en su contra, pidiendo que muestre un certificado de nacimiento para demostrar que era estadounidense. Dedicado plenamente a su objetivo, distintos asesores comentarán el surgimiento del “Make América Great Again” y del papel de Donald en su cuenta de Twitter.
Al ser de 2017, no se hace hincapié en su posterior etapa al frente de la Casa Blanca. Lo que sí es una falla es la ausencia de las denuncias por acoso y abuso sexual, o su relación con Jeffrey Epstein, elemento clave para alguien que considera su reputación e imagen como trascendentales. Tal vez, en el caso de una segunda parte, tengan lugar su paso por la presidencia y, en especial, su vida posterior.
Después del 20 de enero de 2021, luego del traspaso, Donald Trump se enfrenta a decenas de denuncias penales y civiles, entre las que se incluyen fraude fiscal, bancario y electoral, y obstrucción a la justicia. Deberá enfrentar millonarios compromisos de deuda y sus principales negocios están golpeados por la pandemia. La cuestión es simple: Donald modificaba sus estados contables para pedir créditos y también para pagar menos impuestos. Trump es éxito y fracaso a la vez. Es un ícono de la cultura popular. Es un estafador, en el negocio y en el amor.