Euphoria: ¿Qué hay detrás de la serie del momento?
Por Marina Jiménez Conde
“Reduje la vida de alguien a un momento, a un momento horrible, y lo castigué por ello. Es lo que hace la policía. En realidad, es lo que todos hacen. Es lo que ustedes me harían si no me conocieran”, dice Rue Bennet (Zendaya), el personaje principal de Euphoria, al interpelar directamente a la audiencia que, capítulo tras capítulo, la ha visto sufrir y hacer sufrir como consecuencia de su adicción a las drogas. No por nada la serie estrella de HBO rompió récords en la plataforma de streaming de la cadena durante la transmisión de su segunda temporada, acercándose a números que sólo Juego de tronos consiguió.
Desde la primera temporada se introduce la historia de Rue para abordar el tema de los consumos problemáticos, especialmente en Estados Unidos, donde se atraviesa una epidemia de opiáceos. Pero la forma que eligió el director y creador, Sam Levinson, con un espectacular modo de narrar, entrando en los pensamientos de los personajes, y los grandes temas que toca, la hacen ser una serie que, por más que tenga protagonistas juveniles, llega a un público mucho más amplio.
Si alguien se pregunta qué es lo que tiene Euphoria, la misma pregunta vale para Zendaya. La ex Disney Channel, y vigente integrante del Universo Cinematográfico de Marvel, cada vez que le pone el cuerpo a Rue logra lo impensado: que se pueda empatizar con alguien que no tiene la menor intención de cambiar lo que está haciendo. Rue es toda una antiheroína. No “merece” el amor de su madre ni el de su hermana, ni tampoco el cuidado de sus amigos y amigas. Ni siquiera el cariño de la audiencia. Sin embargo, lo tiene.
Ese es el gran acierto, Euphoria rompe con la lógica del merecimiento. Con ver sufrir a Rue alcanza, nadie quiere que le pase algo malo, por más que “se lo busque”. Y aunque no se logre entender del todo qué es lo que le pasa, algo de todo ese sufrimiento existencial que la atraviesa, llega. Por eso es que Zendaya se llevó el Emmy como mejor actriz en 2020.
Además, a través de su personaje, se muestra la peor cara de la depresión, donde, de nuevo, una parte de lo inexplicable se vuelve un poco más entendible. Por ejemplo, vemos a Rue revolcándose de dolor por una infección en su riñón pero sin ser capaz de juntar la fuerza necesaria para poder siquiera ir al baño. Al igual que la adicción de Beth en Gambito de dama, basada en la novela homónima en la que el escritor Walter Travis plasmó lo vivido en su adolescencia, en esta oportunidad Levinson puso su experiencia con el uso de drogas durante su juventud para crear a la protagonista.
Más allá de Rue, la producción de HBO usa a los distintos personajes para tocar varios temas. Con Kat (Barbie Ferreira) se problematiza sobre el “body positive” y se pone a los cuerpos gordos como los deseantes y deseados. Lo mismo ocurre con Jules (Hunter Schafer) al mostrar las infancias trans.
El paso al frente de personajes secundarios
Si algo no le falta a la segunda temporada son momentos de conflicto. Por eso dos de los personajes que han logrado contrarrestar la tensión con su vínculo son Lexi (Maude Apatow) y Fezco (Angus Cloud). Si Fez ya era ese gánster tierno y protector— lo que no significa que sea un santo y que no actúe violentamente a veces— que maneja un nivel de relajación único, en esta última entrega conocemos más acerca de cómo piensa y cómo es que terminó dónde está.
Sin embargo, la hasta ahora siempre nombrada como “la hermana de” o “la amiga de”, que aparecía observando todo lo sucedido como una testigo de lujo, pasó a robarse todas las miradas a partir de la obra teatral que hace para parodiar su propia vida. Lexi representa a todas esas chicas que no son cool en la secundaria pero que están ahí y tienen mucho que decir. Por este camino, Euphoria seguirá cosechando éxitos.