¿Quién mató a Malcolm X? : La serie que logró reabrir un caso judicial
Por Diego Moneta
Como parte de los lanzamientos en el Mes de la Historia Negra (Black History Month), que se realiza durante febrero, Netflix subió ¿Quién mató a Malcolm X?, una miniserie documental de seis capítulos dirigida por Rachel Dretzin y Phil Bertelsen. Originalmente producida por Fusion y Ark Media, la plataforma de streaming compró los derechos y gracias a esto se encuentra disponible en Netflix desde el 7 de febrero.
El documental sigue el trabajo del activista e historiador Abdur-Rahman Muhammad, que durante décadas ha estado investigando el asesinato de Malcolm, convencido de que se ha condenado a dos inocentes. 55 años después, la muerte del líder afroamericano vuelve a ser parte de la discusión pública.
Malcolm X fue asesinado el domingo 21 de febrero de 1965 en el “Audubon Ballroom” de Manhattan, durante una reunión de la Organización de la Unidad Afroamericana. Allí, tres personas le dispararon varias veces en el pecho, acabando con la vida del líder comunitario, quien finalmente murió al llegar al Centro Médico de la Universidad de Columbia.
En medio de los disparos, uno de los guardaespaldas de Malcolm hirió a Thomas Hagan (también llamado Talmadge Hayer y Mujahid Abdul Halim), el cual tuvo que ser rescatado de la multitud por la policía, para luego ser detenido. A los pocos días arrestaron a otros dos acusados: Thomas Johnson (también conocido como Thomas 15X Johnson y luego como Khalil Islam) y Norman Butler (por aquellos tiempos Norman 3X Butler y hoy Muhammad Abdul Aziz). En 1966 condenaron a los tres a cadena perpetua con posibilidad de ser liberados pasados los 20 años.
Hagan confesó el asesinato durante el juicio y aseguró que Aziz e Islam, quienes siempre defendieron su inocencia, no habían participado. Incluso presentó una declaración jurada en 1977 con la identidad de los cuatro cómplices que estuvieron involucrados, junto a otros detalles de lo sucedido ese día, pero nunca fue tenida en cuenta. Thomas Hagan fue liberado en 2010, mientras que Islam salió en libertad en 1987 (murió en 2009) y Aziz en 1985. Este último lleva más de 50 años cargando el estigma de la condena.
Con una deficiente investigación policial, muchos cabos sueltos e intereses políticos ocultos, detrás de la muerte de Malcolm X hay una gran trama que el documental intenta develar. Lo que atrapa al espectador es la idea de que el asesino esté viviendo en libertad, a plena vista de todos, dentro de una comunidad que podría haber sabido siempre de su involucramiento. La búsqueda de verdad y justicia es el hilo conductor de la investigación de Muhammad.
Existen varios elementos alrededor del asesinato y su investigación qué no cuadran y, por lo tanto, levantan sospecha. Por un lado, la (no) presencia policial. Casi un año antes, Malcolm X había abandonado la Nación del Islam, por lo cual recibía amenazas de muerte de miembros de la comunidad. Además, el domingo anterior al hecho le arrojaron bombas incendiarias a su casa, dejándolo prácticamente en la calle. A todo eso se le suma el hecho de que, si bien el “Audubon Ballroom” solía gozar de un gran despliegue policial, el 21 de febrero sólo había dos agentes uniformados, que ni siquiera se encontraban en la sala.
Tras el atentado, la policía llegó sin urgencia alguna, lo cual hizo enojar a los presentes. Actuaban como si supieran perfectamente lo que había ocurrido. El auditorio ni siquiera fue preservado como escena del crimen, sino que se lo limpió y preparó para otro evento esa misma tarde.
La investigación no ayudó a reducir el grado de indignación. Tanto Butler como Johnson declararon no encontrarse en el lugar del hecho ese día, y eran respaldados tanto por coartadas como por la versión del único acusado que reconoció su participación. Al mismo tiempo, la versión oficial se centraba demasiado en la presunta y única culpabilidad de la Nación del Islam. Apenas se mencionó el papel de la Policía de Nueva York o el FBI, que espiaban y vigilaban a Malcom desde hacía años como parte del Programa de Contrainteligencia (COINTELPRO).
Lo llamativo es que el gran descubrimiento no llega como consecuencia de la investigación, sino por rumores que circularon siempre por las calles de Newark. En ese momento, se decía que los cinco asesinos provenían de la mezquita número 25 de Newark, Nueva Jersey. A medida que el documentalista comienza a acercarse a William Bradley (para ese entonces Al Mustafa Shabazz), quien habría disparado la escopeta recortada -que según la autopsia le quitó la vida a Malcolm-, la comunidad empieza a mostrarse muy esquiva y reticente a las preguntas de Muhammad. El posible homicida se había convertido en un líder comunitario respetado y admirado incluso por políticos de la ciudad, lo cual mantuvo su involucramiento como un secreto a voces que le permitió envejecer y ser enterrado con honores, poco antes de que el activista e historiador se propusiera enfrentarlo.
Si bien enfocarse en quién mató realmente a Malcolm X corre del centro del relato el porqué del asesinato, el documental tiene muchos elementos a favor. La rigurosidad en la selección del material, las entrevistas a sobrevivientes y posibles implicados, la inclusión del boxeador Alí en la trama, o la reconstrucción de documentos desclasificados del FBI, son sólo algunos de ellos. Además, Butler presenta por primera vez su testimonio y expone la farsa del juicio que se llevó a cabo.
Por si esto fuera poco, el documental cumple su objetivo inicial. "¿Quién mató a Malcolm X?" sembró las suficientes dudas sobre si se cometió un error en la condena de dos de los implicados, a tal punto que el fiscal de Manhattan Cyrus Vance Jr. comunicó que está revisando el caso y reuniéndose con “Innocence Project”, organización sin fines de lucro comprometida con la exoneración de los falsos culpables. Uno de los fiscales asignados en dicha revisión es Peter Casolaro, quien trabajó en la investigación que despejó el caso conocido como “Los cinco de Central Park”, que también cuenta con su propia miniserie documental en Netflix, Así nos ven.