Scaloni: de aquel inexperto a nuestro consagrado

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FIEBRE MUNDIALISTA

Scaloni: de aquel inexperto a nuestro consagrado

19 Noviembre 2022

“Scaloneta”, dícese de la selección argentina comandada por Lionel Sebastián Scaloni desde septiembre de 2018, con aquella victoria en un amistoso frente a Guatemala. De ese momento a la actualidad, han pasado cincuenta partidos— lleva 36 invicto—. El recambio del plantel, su ratificación en el puesto, dos Copa América y las Eliminatorias para Qatar. Sin dudas, su ciclo lleva su sello impreso. De eso se encarga de repasar Scaloni: el inexperto de Argentina, documental de Julián Giacobbe disponible en Youtube.

Estrenada el 19 de septiembre, entre tanta producción en plena fiebre mundialista que también focaliza en el entrenador— como la miniserie El origen de la Scaloneta—, ésta fue llevada a cabo en unos intensos dos meses. Cuenta con entrevistas a algunos de los jugadores del seleccionado y con imágenes al interior del predio de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA). Giacobbe invirtió el orden clásico de realización de los documentales sobre deporte, en las que se demanda la propiedad exclusiva de las imágenes, y en su lugar se ocupó de la investigación y de encontrar la mejor manera de narrarla.

Scaloni: el inexperto de Argentina comienza por los orígenes. Pujato, Santa Fe, 1978. Los primeros pasos en el Club Sportivo Matienzo, junto a su hermano y bajo la dirección de su padre, hasta que saltó a Newell's Old Boys en 1994. Su admiración confesa por Diego Armando Maradona, el debut profesional y la importancia del mismo a lo largo de su historia de vida. El paso por Estudiantes de La Plata, una reunión frente a jugadores y cuerpo técnico con tan solo 17 años y la salida al exterior a Deportivo La Coruña, en España. Todo eso en tres años. Scaloni siempre se mantuvo sereno sin perder su carácter competitivo.

En 1997 también consiguió el Mundial Sub 20 disputado en Malasia, donde compartió con Pablo Aimar y Walter Samuel— hoy parte de su cuerpo técnico, junto a Roberto Ayala—. Los nueve años en el club español demuestran que, vaya donde vaya, Scaloni acumula hitos, como jugador y como equipo, como la vez que compartió cancha con Lionel Messi, el día de su debut fallido con expulsión. En 2006, siendo ídolo, fue cedido repentinamente al West Ham de Inglaterra, por la irrupción de Joaquín Caparrós como DT, quien no tenía “mucha simpatía” por los argentinos— en términos formales—, y finalmente rescindió contrato.

Unos meses en el Racing de Santander y su llegada a Italia en 2007. Primero con la Lazio y luego, tras un paso por Mallorca, la Atalanta, compartiendo plantel con Alejandro “Papu” Gómez— una de las claves que hoy integra la lista mundialista—. Se retiró en 2015, pero ya tenía claro que haría el curso para ser técnico. Comenzó en las divisiones inferiores de Mallorca, donde nuevamente dejó su sello, no sólo por cuestiones tácticas sino por tener en cuenta el componente más personal y humano de los menores que dirigía.

Scaloni se incorporó al equipo de trabajo de Jorge Sampaoli en Sevilla. Ambos se mudan al predio de la AFA y nuestro actual técnico asume como analista de rivales, pero su función era principalmente ser el nexo con los futbolistas. De esa manera, tras Rusia 2018 pero sobre todo una vez que pasó a encargarse de la selección mayor, Scaloni ya conocía de primera mano los problemas del ciclo anterior— la transmisión de mensajes, la apuesta por futbolistas, la “Messi dependencia”— y los fue enmendando a su manera.

Mucho se dijo y se dirá sobre su nombramiento, por decisión de Claudio “Chiqui” Tapia. Los principales candidatos estaban ocupados en clubes y la AFA no estaba dispuesta a repetir la experiencia de romper contratos, como con Sampaoli y Sevilla en 2017. Con pocos antecedentes laborales, el joven inexperto— técnico más joven en Qatar— apeló a su propia experiencia como jugador para construir promesas de juego e identidad que hoy son realidad. La fortaleza de ir ganando y no perder no aparece de un partido a otro. La victoria táctica contra el experimentado Tité en la final contra Brasil es resultado de un proceso.

Lionel Scaloni siempre fue de mirar, preguntar y escuchar mucho. De su historia y experiencia de vida se nutre para seguir creciendo. Lo simple y el respeto, por encima de todo. Lo humano, estar para el jugador, más arriba aún. El trabajo incansable se sobrepone a las infinitas operaciones. Scaloni ha ganado su batalla desde el vestuario, con sus decisiones y con su forma de ser, y lo ha ratificado cada vez que sale a la cancha.

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