Celina Feuerstein: “La poesía es respiración, es una manera de ver y sentir el mundo”

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ENTREVISTA

Celina Feuerstein: “La poesía es respiración, es una manera de ver y sentir el mundo”

30 Abril 2023

Celina Feuerstein nació en Buenos Aires en 1959. Es licenciada en Psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA), y trabaja como psicoanalista. Algunos de sus poemas se publicaron en la Antología de Poesía Federal de la Ciudad de Buenos Aires. En marzo del 2018 publicó el libro de poemas La casa vacía, por la editorial Caleta Olivia. En 2020 publicó De qué se trata el otoño en mi ventana (poesía), por Modesto Rimba y en 2022 acaba de salir A la velocidad de la luz, publicado por la editorial Tren Instantáneo. Agencia Paco Urondo conversó con ella sobre el quehacer literario.

Agencia Paco Urondo: ¿Qué es lo que vuelve trascendente a un poeta?

Celina Feuerstein: No me gusta mucho la palabra trascendente, es algo pomposa. Jugando un poco te diría: me resulta demasiado trascendente. Creo que la poesía que perdura es la que toca alguna verdad, la que resuena y, como sucede en el amor, toca el cuerpo. En ese sentido podría decir que la poesía es amor, es deseo. Eso es lo que me pasa a mi cuando un poema sigue sonando, se mete en mi corazón, me acompaña. Supongo que hablando en un plano más general, algo de eso mismo debe suceder también con aquello que resuena en una época, que cala hondo en un determinado momento social. Pero de esto no tengo mucha idea. Para mí la poesía es respiración, es una manera de ver y sentir el mundo.

APU: ¿Qué le dirías a Verlaine?

C.F.: Caminemos por alguna callecita parisina y tomemos una copa, Paul. Y recitemos poemas.

APU: Nos recitás unos versos que den cuenta de tu primer beso.

C.F.: Este poemita lo escribí de adolescente, época de primeros besos y primeras penas de amor: Casi triste recorro tu noche/ y es tan sencillo/ tan tuyo tu soñar tan sueño/ que aparto mis besos de tu cuerpo/ para no despertarte y lloro sola/ porque mañana/ después del café y de la mirada/ esa que calla/ voy a irme y ya/ nunca/ te habré conocido.

APU: Tu última mentira.

C.F.: Decirte que nunca miento.

APU: ¿No te queda la sensación de que la poesía se olvida?

C.F.: Tanto como se olvida todo… Entre la memoria y el olvido hay un hilo de barrilete, algo así digo en un poema. Y ese hilo se acerca y se aleja, se aleja y se acerca. Los recuerdos y los olvidos van y vienen, ¿no? De todos modos, creo que la poesía se acerca más que ninguna otra escritura a la fugacidad. Y eso es parte de su maravilla. Es muy particular el tiempo de la poesía. Instantes poéticos que se meten en el cuerpo y suenan, suenan. Después se apagan.

APU: ¿A qué poeta releés casi hasta el hartazgo?

C.F.: Según la época…Hasta el hartazgo creo que a nadie, porque voy parando y leyendo a otros. Este año releí a Sharon Olds. Un poeta que releo a menudo es Mark Strand.

APU: ¿Cómo se lleva tu poesía con el insomnio, con las noches, con los vicios?

C.F.: Tengo o tuve diferentes momentos. He escrito de noche tomando una copa y fumando, esa era una escena nocturna de una época. Pero dejé de fumar. Y puedo escribir en diferentes horarios. A veces puede ser en una mañana relajada de domingo por ejemplo, o de tarde cuando dejo de trabajar. El momento de escribir puede ser cualquiera, y lo disfruto mucho. La asociación arte-noche-vicio no me toca para nada, es más de la adolescencia.

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Tapa de qué se trata el otoño

APU: ¿Cuál es tu opinión sobre los recitales de poesía?

C.F.: Me parecen importantes para difundir poesía y poetas. Hay muchos poetas jóvenes que leen en esos recitales. Me gusta ir a esos ciclos, encontrarme allí con amigues, compartir una birra y escuchar poesía. La poesía circula por lugares insospechados, no es en las librerías donde van a conocer lo que escribís, no? Los ciclos, las redes, los talleres, los festivales. En cuanto a las críticas, diría que el ambiente poético-literario es bastante cerrado, hay muchos grupos elitistas. Y en esos ámbitos son siempre los mismos quienes circulan. Eso me parece horrible, pero pasa en todos lados. En lo que a mí respecta, podría decirte que pasa lo mismo en el ambiente psicoanalítico, por ejemplo.

APU: ¿Utilizás tu condición de poeta para ejercer la seducción?

C.F.: Cuando leo y otres me escuchan, no estoy intentando seducir. Sería bueno preguntar a los que escuchan si la lectura los seduce. A mí me seduce la poesía, eso seguro. Hay algo en ella que tiene que ver con la sensualidad. Esa música que envuelve. La voz. Entonces quizás haya algo de la seducción, no lo tengo muy pensado…

APU: ¿Por qué no se escribe más en modo rimado?

C.F.: Supongo que siempre se trata de búsquedas, intentos de innovar. En este caso, salir de una estructura cerrada, las rimas, los sonetos, por ejemplo. El verso libre rompe con eso, es un aire nuevo, una nueva respiración. Creo que eso mismo produce cambios en el ritmo de los poemas. Esa soltura, esa libertad, producen, sin duda, algo diferente. A mi gusto aligeran, lo poético se hace más sutil…

APU: ¿Con qué tres poetas argentinxs compartirías una cena? ¿Y qué libro de otrx poeta argentinx le regalarías a cada unx?

C.F.: Con tantxs amigues poetas! No sé, les regalaría lo que me inspira en ese momento particular. O lo que creo querrían leer y no leyeron…Y mis libros.

APU: ¿Con qué poeta te irías una noche de gira?

C.F.: Fantasías con poetas que ya no están… Con Mark Strand. Si no fuera posible, me iría con Raymond Carver.

APU: ¿Qué opinas de la poesía argentina de la última década?

C.F.: Disfruto mucho leyendo a lxs poetas argentinxs, es increíble la movida poética, acá. Hay grandes poetas, mayores y jóvenes. Es hermoso ver cómo se interesan por la poesía lxs chicxs. ¡No voy a dar nombres, son tantxs!

APU: ¿Realizás un trabajo poético constante o preferís la inspiración?

C.F.: Las dos cosas, no se excluyen. A veces, algo me inspira y me pongo a escribir. O siento deseo de escribir sin saber hacia dónde voy. El momento de inspiración es importante y hermoso para mí. Pero después, también, hay un trabajo de corrección, de darle vueltas y más vueltas a un poema. Inspiración y trabajo, siempre.

APU: ¿Qué opinás de eso llamado slam de poesía?

C.F.: No podría opinar al respecto, nunca me interesó ni me enganché con eso.

"La poesía fue una forma de cicatrizar el dolor. Vaciar la casa durante un año fue un viaje a la infancia".

APU: Poesía y vida, ¿no ocurre más eso de vivir poéticamente? ¿Se terminó vivir a lo Rimbaud?

C.F.: Yo no creo eso. No me parece que vivir poéticamente tenga que ver con lo decadente, con la poesía maldita. No creo que poesía sea sinónimo de muerte y oscuridad. Al contrario, pienso lo que preguntás y lo retomo: poesía y vida. Vivir poéticamente la vida. No quiero sonar cursi, pero pienso la poesía del lado del amor. Para mi es algo luminoso, aunque escriba a veces mi tristeza, los duelos, las ausencias. Pero el acto de escritura es vida, ¿se entiende? Para mi puede ser poesía mirar un paisaje, sentir el viento en la cara, qué sé yo, cualquier cosa. No tiene por qué ser la oscuridad del alma, aunque a veces se trate de eso. La poesía es una manera de estar en la vida, una manera de respirar.

APU: Los libros, ¿se compran, se regalan, se prestan, se pierden, se devuelven, se venden, se roban?

C.F.: Menos se roban, todas las otras valen.

APU: Así de arrebato, ¿qué final te viene a la memoria?

C.F.: De “Ser la que fue dejada”, Sharon Olds: Ten fe, /viejo corazón. /Qué es vivir, de todas formas,/ sino morir.

APU: ¿Cuándo comenzó tu gusto por la escritura?

CF: Escribo desde siempre. Vaciando la casa de mis padres, encontré una libretita llena de poemas con letra de nena. Versitos sobre un tren. También recuerdo cuando la maestra de segundo grado me pidió que escribiera la obrita para el día de la madre… Amaba leer y escribir desde chica.

APU: ¿Tenés alguna rutina al escribir?

C.F.: No, a veces tengo ideas que me rondan y trato de escribir sobre eso, o leo algo que me inspira y los versos brotan…Otras veces me despierto con la sensación de sueño-poema y trato de anotar antes de que se pierda…

APU: ¿Tenés objetos fetiches que te sean vitales al momento de escribir?

C.F.: Mm, creo que no.

APU: ¿Lenguaje inclusivo en la escritura, sí o no?

C.F.: En la escritura, el lenguaje que quiera cada unx, por supuesto.

APU: A calzón quitado, ¿lees a tus contemporánexs o solo lees las contratapas?

C.F.: Los leo, ¡bastante!

APU: ¿Qué estás leyendo actualmente?

C.F.: Acabo de leer Pura pasión, de Annie Erneaux. Antes de eso, Vivir entre lenguas, de Silvia Molloy, y Se vive y se traduce, de Laura Wittner.

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Tapa La casa vacía

APU: ¿Qué te llevó a escribir La casa vacía, tu primer libro?

C.F.: Empecé a escribir La casa vacía en medio de un proceso de duelo. La muerte de mis padres, vaciar la casa familiar. Por otro lado, el final de una relación amorosa. La poesía fue una forma de ordenar todo eso, de cicatrizar el dolor. Vaciar la casa durante un año fue un viaje a la infancia. Mis padres y todxs mis muertxs volvieron a ser velados. Reencontrados y vueltos a velar, se hicieron poema. El libro fue un ejercicio de memoria. Entre la memoria y el olvido hay un hilo como de barrilete, como te decía antes. La casa vacía es eso, un trabajo de memoria y olvido. Así pienso la poesía: evocación, música, acto de amor.

APU: El otoño en mi ventana, tu segundo libro, parece tener una continuidad con La casa vacía. ¿Lo pensaste así?

C.F.: Escribía mucho en esa época. Poemas y más poemas parecían seguir contando y cantando el duelo. Alguna vez dije que se cerró una puerta y se abrió una ventana. Y por esa ventana poética entraban y salían recuerdos y versos, cantos y música y más versos. Mis queridxs fantasmas estaban allí, y con ellxs seguí escribiendo. Eran mis interlocutores, eran lectores, eran poetas. El otoño en mi ventana, como el libro anterior, fueron intentos de dar una forma posible a la pérdida.

APU: A la velocidad de la luz”, tu tercer libro, es diferente a los otros dos. ¿Lo pensás como una crónica de viajes?

C.F.: A la velocidad de la luz es, sin dudas, un poemario diferente a los otros. Son poemas viajantes, paseanderos. Poemas sorprendidos por la belleza del mundo. No hay duelo sino tránsito maravillado por paisajes, pueblos, ciudades. Versos deslumbrados por sonidos y colores, por la luz que muestra y oculta la belleza cada vez.

APU: ¿Qué es lo próximo de Celina Feuerstein que se viene para disfrute de los lectores?

CF: Un libro de prosa poética, por ahora me reservo el título.

APU: ¿La escritura puede aprenderse en un taller?

CF: El taller es y fue siempre un lugar muy importante para mí. Lugar de compartir escritura y lectura, de intercambiar, escuchar a otrxs. Desde el 2015, nunca dejé de asistir a talleres. Y sí, creo que se aprende, ¿por qué no?

*Por decisión del entrevistador y la entrevistada, el artículo contiene lenguaje inclusivo.