Enrique Medina, la vigencia del género negro en la literatura argentina: "Relatos breves" y "Las Tumbas”
La editorial argentina Catalpa se encuentra en una importantísima labor en torno a la obra del célebre escritor Enrique Medina. En marzo de 2021 publicó Relatos Breves, una colección de textos narrativos del escritor, periodista y guionista que describen, con el estilo heredero de Roberto Arlt y continuador de Louis-Ferdinand Céline, toda la diversa gama de caracteres sociales porteños. En diciembre de este año publicará, también, una edición corregida y definitiva de Las Tumbas, la novela que lo dio a conocer en los altos círculos literarios.
EL itinerario de Enrique Medina es en extremo prolífico. Su obra fue traducida a varias lenguas, desde el inglés hasta el yugoslavo, pasando por el francés, el alemán, el portugués, el húngaro y el polaco. En 1972 su primera novela, Las Tumbas, se convirtió en un suceso editorial con un boom de ventas que lo catapultó a la primera plana del medio literario. En clave autobiográfica, Las Tumbas es su novela insigne, describe la crueldad y el abandono al que son sometidos los internos de las cárceles de menores y en donde se entrelazan estilísticamente el género de la nouvelle vague con el policial negro norteamericano y el ensordecedor ambiente de Dostoievski. Rodolfo Walsh y David Viñas tienen lecturas de primera mano sobre este libro, donde señalan la dinámica galopante de sus tiempos narrativos. En 1991, Javier Torre la llevó al cine con Norma Aleandro, Federico Luppi, Lidia Catalano, Pompeyo Audivert, entre otros actores destacados.
Durante la última dictadura, Medina se empeñó en escribir y publicar novela tras novela, cuento tras cuento (Strip- Tease y El Duke, ambas de 1976, Perros de la noche, de 1978, Las muecas del miedo, de 1983) mientras comprobaba que cada uno de sus títulos caía rápidamente en la censura. Esto no silenció su labor: tiene publicadas quince novelas, siete libros de cuentos, además de una obra de teatro y un libro de ensayos, sin contar su vasto trabajo como cronista en tradicionales medios periodísticos y como guionista de primera línea.
Las Tumbas es su novela insigne, describe la crueldad y el abandono al que son sometidos los internos de las cárceles de menores y en donde se entrelazan estilísticamente el género de la nouvelle vague con el policial negro norteamericano y el ensordecedor ambiente de Dostoievski.
En su obra, Medina es un testigo y un testimonio de la conformación literaria de un género noire urbano policial que tiene su germen en Roberto Arlt y que funciona como catalizador, no como continuidad, de las influencias de Leopoldo Marechal, Rubén Barón Biza, Bernardo Kordon, Jorge Asís y Abelardo Castillo. Todo esto en un plano de lectura nacional, en un plano de lectura internacional, su narrativa hace contacto con Ernest Hemingway, Louis Ferdinand Céline, Blaise Cendrars, Norman Mailer y Henry Miller. Escritores que ceden espacio a sus narradores, que se presentan con honestidad brutal, que hacen de la voz de sus personajes un don.
Como ejemplo de la construcción de su identidad narrativa de escritor maldito y contracultural, Medina, a pedido de Ricardo Piglia, reseña y traduce por primera vez al español un poema de Charles Bukowski, uno de los representantes norteamericanos del realismo sucio, para la revista del editor Arturo Peña Lillo, Cuestionario. Juan José Sebreli, que destaca en su prólogo a Los Asesinos de 1984 la capacidad de crear un narrador en primera persona inmerso en la realidad del lumpen y no un personaje sometido a un juicio por el narrador y el lector, afirma que “Antes de formarse como novelista, Medina ya era un personaje de novela, podía muy bien haber aparecido en algún relato de Kordon”. Se refiere al Bernardo Kordon de “Un poderoso camión de guerra”, de “El remolino”, de “Alias Gardelito”. Figuras espejadas: Kordon y Medina.
En el centro de su obra, la Buenos Aires de Medina es la que se extiende en la periferia, en el contorno, en los bajofondos urbanos clandestinos, lo cual tiene muchos puntos de contacto con la obra de Leonardo Favio, con quien comparte temática en Crónicas de un niño solo (1965) y con quien trabajó como guionista en Gatica (1993). Relatos breves (2021) recupera todo eso, se levanta sobre un escenario de ambiente pesado donde se oyen confidencias en tonos y giros lingüísticos llenos de matices reconocibles: mafiosos, tahúres, carceleros, internos, prostitutas, suicidas, boxeadores, traidores, miserables. Todos movilizados a partir de una atenta lectura centrada en los detalles de la realidad, alimentada por rastros mínimos que luego se ponen en relación y arman una imagen clara en una fotografía. Más que estilo, Medina pareciera trabajar con tácticas y estrategias de escritura con las que asalta, sorprende y golpea al lector que se sube al ring de sus textos: la violencia, el miedo, la desesperación, la traición, el menosprecio y la ceguera de las contradicciones de la sociedad ante un mundo de injusticias. Ahí están, entre otras figuras arrinconadas, Maiakovsky con el arma en la mano, una confundida familia de cartoneros en un texto excelente donde se ironiza sobre el conocido speech periodístico policial “Bandas perfectamente organizadas”, una serie de linchamientos, carceleros y niños presos convulsionando de ira.
Medina pareciera trabajar con tácticas y estrategias de escritura con las que asalta, sorprende y golpea al lector que se sube al ring de sus textos: la violencia, el miedo, la desesperación, la traición, el menosprecio y la ceguera de las contradicciones de la sociedad.
La selección del editor
Alejo Hernández Puga, uno de los editores de Catalpa, explica que Relatos breves está conformado por algunos textos de un volumen previo, Deuda de honor, una antología de las contratapas escritas en Página 12 y editada en 1992 por Medina bajo el sello Milton. A diferencia de su predecesor, más ligado a la coyuntura social, Relatos breves incorpora textos ligados al género del ensayo. En este sentido, la relectura que proponen los editores de Catalpa permite que Medina, siempre vinculado con el mundo de la clandestinidad, de lo reo, del box, de los desposeídos, siempre en un entorno violento, mafioso y tahúr, amplíe la dinámica de sus fronteras hacia un estilo narrativo periodístico con otros matices de estilo: la crónica periodística, la crítica literaria, la ensayística autobiográfica.
Por otra parte, con la reedición definitiva de Las Tumbas, promueven que tenga una lectura renovada en el espejo de nuevos autores de género negro. Con sus adaptaciones al medio ambiente cultural local y hasta con incursiones en la literatura fantástica, esta línea es continuada por potentes escritores como Pablo Ramos, Mariana Enríquez, Leonardo Oyola, Gabriela Cabezón Cámara, Selva Almada, Enrique Ferrari, Dolores Reyes, Juan Mattío, entre otros, que conforman una usina de escritura premiada nacional e internacionalmente.