Franco Tempone: Poética de lo prosaico

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    Franco Tempone
RESEÑA

Franco Tempone: Poética de lo prosaico

30 Marzo 2025

Franco Tempone es un poeta nacido en 1990 en la Ciudad de Buenos Aires que, recientemente, publicó por la editorial Tiempo de Parque su libro Escuela canina de catástrofe. El libro de Tempone inaugura la colección “La ciudad en la lengua” debido a su mirada particular y su lenguaje urbano.

Entre algunos datos biográficos es preciso saber que el autor estudió Medios y es Profesor de Artes Visuales, actividad que lo llevó a trabajar desde el 2015 en centros de salud mental dictando talleres artísticos. En ese sentido, cabe destacar que sus maestros en la poesía son la tan extrañada Margarita Roncarolo y Vicente Zito Lema.

El poeta que escribe sobre urbanidad no suele ser de mis favoritos, principalmente porque noto cierta repetición de escenas. Como si de repente, a todos les ocurrieran y le pasaran las mismas anécdotas, las mismas situaciones. Con Franco Tempone, ocurre exactamente lo contrario: su poesía carga una mirada en estado puro. No la pureza como gesto totalizador, sino como gesto de redención.

En su poesía, todos los personajes están atentos a la debilidad, son contradictorios: peligrosos y tiernos. En el barrio de 11 te pueden destripar o te pueden piropear en la misma cuadra. El poeta expresa, en un acto contracolonizador, una mirada del mundo donde nada es bueno o malo por completo:

 

Mi barrio es malevo
te pinchan la tripa
por mirar feo.
Es zona roja
hay putas viejas, lindas y cojas
otras sin dientes parecen videntes
por unos billetes te dicen tu surte (...)

 

Cuando la poesía aparece en la vida de un autor, éste tiene que equilibrar los extremos del “yo”. Algunos estilos y estéticas, en apariencias sencillos, requieren una actitud compleja: que el “yo” empírico y el “yo” lírico, convivan armónicamente. Tempone lo consigue a través de la contradicción y de un recurso que Pier Paolo Pasolini denominó “La mímesis divina” que, en suma, significa tomar un elemento prosaico y estilizarlo.

En ese sentido, entendemos que las calles de Buenos Aires, en Escuela canina de catástrofe, se convierten en híbridos que son el resultado de una complejidad natural. La fuga de sentido está dada en eso que tenemos y que pensamos como “el sentido común”, porque en este libro, no hay significados peyorativos. Prostituta, por ejemplo, en estos textos, significa persona que ejerce un trabajo sexual y que, más allá de eso, también cuida, materna o mata. Tempone fuga el sentido al sacarnos del lugar común:

 

Las seis de la tarde
la plaza Once de Septiembre (...)

ahora es de madrugada
hay niños hamacando espíritus (...)
Rivadavia los mira
con ternura,
sabe
que lo peor ya pasó
¿quién no lo sabría?

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Tapa Escuela canina de catástrofe

 

Ya desde el comienzo del libro, en el título mismo, encontramos que se juegan dos polos éticos. Escuela, en este caso, redireccionado a partir del adjetivo canina. Sin embargo, escuela y canina englobando los barrios porteños llevan a pensar en ese lugar donde se desarrollan conocimientos, no siempre buenos, pero en apariencias leales. Algo de todo eso aparece en el libro:

 

A Gatica lo operaron
con el cachorro encima
no lo soltó cayendo del 357

(...)

 

Rilke plantea, entre sus escritos: “La belleza es un terror que apenas seremos capaces de aguantar”. Y, por otro lado, Francis Bacon plantea que “no hay porción de belleza que venga sin rareza”. Desde esa perspectiva, la belleza a la que nos invita Tempone es una belleza que surge del mundo cotidiano y que, muchas veces, por prejuicio, pasamos por alto. En este sentido, al igual que su maestra Roncarolo, se centra en los personajes raros, en los ocultos, en los parias, y sostiene que allí también hay belleza.

Esa Belleza, según Raymond Depardón, solo puede conseguirse con “errancia”. ¿Y qué es la errancia? Es, entre otras cosas, permitirse transitar los lugares sin apropiación. El errante es un anticolonizador. Es, por sobre todas las cosas, un observador con total disponibilidad lo cual le permite “una mirada en estado puro”. Algo de esto vemos en el poema “escalera mecánica”

 

Un dios oxidado
se yergue nostálgico sobre el riachuelo
tembloroso esqueleto dinosáurico
que rechina e inhala profundo
la niebla de la mañana. (...)

 

Escuela Canina de Catástrofe es un libro que no contrapone la ficción con la realidad. Todo es ficción y todo es realidad al mismo tiempo. No porque puedan diferenciarse, sino porque, directamente, están abrazadas en la construcción de un artefacto poético que atraviesa los límites constantemente. No es un libro por el que se pueda cruzar sin asombro, o por el que se pueda cruzar livianamente. Requiere el compromiso del lector, como los personajes requieren el compromiso de los que tienen cerca, demandándoles amor, afecto, lealtad, entre otras cosas.

Se puede decir que un poeta escribe bien cuando consigue ver la escena y no guardarse nada. Está experimentando lo que imagina. La poesía, más allá de eso, más allá de la escena y de la anécdota,  debe ser un lugar poético. Uno debe estar comprometido con la ficción, y esto se trasluce en los poemas del libro. Un compromiso con la palabra que hace a la poesía: más allá de la urbanidad, más allá de las escenas, más allá de los animales.

Para que haya poesía en un autor, ese creador tiene que haber creado. Mucho o poco pero tiene que haber creado. Y desde ese lugar podemos sostener, atendiendo a la escritura, que Franco Tempone crea un mapa de sentimientos y escenas que retratan a la perfección un momento histórico y social. Sin pretensión de hacerlo, sin pose, porque si algo sobra en la mirada de nuestro autor es pozo. Un pozo donde los sentidos trasfiguran la mirada de quien lee.

Desde ese lugar, es importante remarcar que donde se detiene nuestra mirada, se origina el poema. No todo nos llama la atención, incluso desde nuestra condición de humanos. En nuestro prejuicio descartamos un mundo poético cargado de sentido. En definitiva, Tempone construye con lo mínimo un minucioso retrata urbano, invitándonos a creer que la belleza siempre insiste. Busquemos en la basura. Busquemos en lo pequeño, como el autor de Escuela canina de catástrofe.

Crea un mapa de sentimientos y escenas que retratan a la perfección un momento histórico y social.

MI BARRIO

ES MALEVO

 

Mi barrio es zona liberada

hay pibes con la cabeza tronada

pipéan señoras embarazadas

que de tanto sufrir están agotadas.

Mi barrio es malevo

te pinchan la tripa

por mirar feo.

Es zona roja

hay putas viejas, lindas y cojas

otras sin dientes parecen videntes

por unos billetes te dicen tu suerte

mientras te aman con caras ausentes...

 

Y González Tuñón es la plaza

dónde enterré a mi gato

que se llamaba Batato

al cuidador por ortiba le metí un palazo

y en la comisaría me armaron causa de homicida.

Yo intenté explicarle al jefe de policía

que mi gato debía

tener un entierro lleno de violencia

y poesía

como él se merecía.