Leonel Rugama, el poeta que respaldaba con actos las palabras que utilizaba

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Leonel Rugama, el poeta que respaldaba con actos las palabras que utilizaba

27 Diciembre 2020

Por Norman Petrich |​ Ilustración: Leo Olivera 

A principios del 2020 se cumplieron 50 años de la temprana partida del poeta nicaragüense Leonel Rugama, quien es uno de los emblemas más importantes de esa larga lista que conforman, como Mario Benedetti supo bien definir, “la poesía trunca” de América Latina. Estas líneas intentan reparar, tardíamente y en parte, ese pequeño descuido de no haber llegado en el momento exacto.

“En él se plasma con total claridad la posición del poeta cabal, completa y de héroe y martír, de revolucionario, que además encarna la revolución desde su poesía y en su vida", dice José Coronel Urtecho sobre este poeta que por mucho tiempo fue casi un desconocido para los habitantes del cono sur. Ernesto Cardenal, en Oráculo sobre Managua, pone en versos la historia de este joven poeta para hablar de de Acahualinca, el barrio más pobre de Managua. A través de este barrio, de toda la capital y a través de Managua, de toda Nicaragua transformada por la revolución. Porque Rugama es uno de los símbolos más caros de esa revolución que entra en 1979 a Managua con un amplio respaldo popular y derrota a Anastasio Somoza Debayle. Dos de los poetas más importantes de la literatura nica encumbran a este poeta trunco casi hasta el paroxismo. Entonces ¿quién era?

José Leonel Rugama nació el 27 de marzo de 1949 en Valle de Matapalos, Departamento de Estela, Nicaragua. Hijo de un oficial de carpintería y de una maestra empírica, como él los describe, se convierte rápidamente en un estudiante avanzado. No dejará de serlo en el Seminario Nacional de Managua, donde termina primero en su clase.

“Tomo un compromiso, ya que a mi manera de ver, y creo que así debe ser, todo hombre debe respaldar con actos cada palabra que utilice. Y en esto hay que tener sumo cuidado”, le escribe al también poeta Pablo Antonio Cuadra refiriéndose a uno de sus escritos, “El libro de la historia del CHE”.

“Por eso vos Leonel Rugama poeta de 20 años/ te metiste a la guerrilla urbana./ Exseminarista, marxista, decías/ en la cafetería La India que la revolución/ es la comunión con la especie/ …/ Es un suicidio no hacerla decías a los amigos”, escribe Ernesto Cardenal para graficar, en ese defender con el pecho lo que la lengua ha soltado, la entrada del joven a las fuerzas del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).

“Uno entonces decía que no había nada”, dice Urtecho, “lo único que sucedió realmente, lo que realmente apareció fue la revolución. Una revolución que se da no sólo políticamente sino, también, a nivel cultural (si es que pueden ir por separado) trayendo otra lengua, otra actitud a la vanguardista “cómoda” que la precedía. Entre los que actúan en ese rompimiento hay que contar a Rugama.

“El habla la lengua del pueblo, él es esa lengua y hace poesía, y a su vez agita con la poesía, aunque ese ya es su mundo, su vida. Era un agitador poético. Un luchador poético, un guerrillero de la poesía”, continúa Coronel. Veamos a qué se refiere.

“Ahora vamos a vivir como los santos”, escribe en 1969, invitando a todo el pueblo (el pueblo oprimido) a escuchar, a hablar, a conspirar.

Yo les quería platicar/ que ahora vivo en las catacumbas/ y que estoy decidido a matar/ el hambre que nos mata/ cuando platiquen esto/ platíquenlo duro/ cuando no esté uno de los que siembra el hambre/ o un oreja de los que siembra el hambre/ o un guardia de los que siembra el hambre./ Cállense todos/ y síganme oyendo/ en las catacumbas/ …/ y esto cuéntenselo a todo el mundo/ platíquenlo duro/ platíquenlo duro siempre/ duro siempre/ con la tranca en la mano/ con el machete en la mano /con la escopeta en la mano./ ¡Ya platicamos!/ AHORA VAMOS A VIVIR COMO LOS SANTOS.

Vivir como los santos, ocultos del poder, luchando contra su indiferencia y el despojo, buscando la forma de poder salir un día, libres, a la luz.

Urtecho afirma que “los que se metieron a la revolución eran poetas. No estuvieron dispuestos a renunciar a la calidad humana última y se iban a la clandestinidad, a la lucha revolucionaria. Simplemente se iban a vivir como santos”. Esa generación encarna valores de entrega, de quehacer colectivo, una poción radical para los pobres. Rugama es uno de esos emblemas. Su poesía lo es, tiene los pies sobre la tierra, un rigor matemático que asombra. Basta con leer “La tierra es un satélite de la luna”, “O jugar al ajedrez, o en “Rampas, rampas, rampas”. La pone por delante de su propia vida.

“Las casas se llenaron de humo”, poema escrito tras la muerte de Julio Buitrago, quien resistió por horas interminables al asalto de 300 somocistas, pareció anticipar su propio fin.

“En medio de la tendencia general a la desintegración/ hay una tendencia a la unión./ Al Amor/…/ Un repliegue de los guardias. Un silencio y después el gran estallido... Otro... y otro.../ retiraban a la gente de las calles y nueva retumba del cañón/ una niña (3 años) al reportero “me daba mucho miedo la pistola tirando pam pam”/ Otro cañonazo de la tanqueta del Batallón Blindado/ casi sin contestación del interior/ Allí están el reportaje y las fotos/ la canción de la gesta fue un periódico que se llevó el viento. La casa ya toda acribillada a balazos y cañonazos/ tiroteo esporádico/ tiros desde el interior (débiles) Plap... Plap... Plap... Silencio Otra granada/ y un grito militar “Ríndanse que están cercados”/ allí fue que gritaste dicen/ “Que se rinda tu madre”...

También dicen que Cardenal aseguró, poco tiempo después, que ese grito escribió uno de los versos más bellos de la poesía nicaragüense. Lo cierto es que Leonel, ese 15 de enero de 1970, con sólo 20 años, rodeado por guardias somocistas y junto a dos compañeros menores que él, murió como vivió, sosteniendo con el pecho la aspereza de su boca. En 10 años, el FSLN tendrá el raro privilegio de llevar al poder una revolución, defenderla y verla caer en las urnas, pero esa es otra historia como así lo es saber si Ortega trajo de regreso o no esos valores que derribaron al “Tacho”. Lo cierto es que, hoy día, hospitales, talleres, concursos literarios, agrupaciones civiles llevan el nombre de Leonel Rugama, del “poeta”, como lo llamaba la gente, emblema de una generación que quiso cambiar la sociedad desde sus cimientos. Su corta obra apenas alcanza un libro( hay una edición bajo el título A vivir como los santos que todavía se consigue), y sin embargo tiene una potencia que a uno le hace pregunta qué hubiera pasado si hubiese tenido más recorrido. Pero eso es adentrarse en los terrenos de lo que pudo ser. Porque, como dicen sus camaradas de Patria Grande, “de los amigos prefería a los jugadores de ajedrez, de los jugadores de ajedrez a los que pierden por culpa de una muchacha que pasa, de las que pasan, a la que se queda, de las que se quedan, a la que todavía no llegó. De los héroes prefería a los que no dicen que mueren por la Patria, de las patrias, a la nacida de su muerte”.

Porque, como él mismo escribe en su “Epitafio”:

Leonel Rugama

gozó de la tierra prometida

en el mes más crudo de la siembra

sin más alternativa que la lucha,

muy cerca de la muerte,

pero no del final.

El libro de la historia del Che

El libro de la historia del “CHE ”

hijo de Augusto

hijo de Lautaro:

Lautaro

“Inche Lautaro

apubim ta pu huican ”

(Yo soy Lautaro que acabó con los españoles)

casado con Guaconda

y hermano a su vez de Caupolicán (El flechador del cielo)

y de Colocolo

engendró a Oropello;

Oropello engendra a Lecolón

y a sus hermanos;

Lecolón engendró a Cayeguano;

Cayeguano engendró a Talco;

Talco engendró a Rengo;

Rengo engendró a Túpac-Amaru;

Túpac-Amaru engendró a Túpac-Yupanqui;

Túpac-Yupanqui engendró a Tucapel;

Tucapel engendró a Urraca de Panamá;

Urraca engendró a Diriangén de Nicaragua

y este se suicidó

en las faldas del volcán Casitas

para nunca ser capturado

Diriangén engendró a Adiact

y éste fue colgado

en un palo de tamarindo que está en Subtiava

“Aquí murió el último jefe indio”

Y la gente de otras partes lo llega a ver como gran cosa

Adiact engendró a Xochitl Acatl (Flor de caña)

Xochitl Acatl engendró a Guegue Miquistl (PerroViejo)

Guegue Miquistl engendró a Lempira;

Lempira engendró a Tecún-Umán;

Tecún-Umán engendró a Moctezuma Iluicámina;

Moctezuma Iluicámina engendró a Moctezuma Zocoyotlzin;

Moctezuma Zocoyotlzin engendró a Cuauhtémoc;

Cuauhtémoc engendró a Cuauhtemotzihn;

y éste fue ahorcado por los hombres de Cortés

y dijo:

“Así he sabido

lo que significa confiar

en vuestras falsas promesas

¡oh Malinche!(Cortés)

yo supe desde el primer momento

en que no me di muerte

por mi propia mano

cuando entrasteis a mi ciudad

de Tenochtitlán

que me tenías reservado este destino ”

 

Cuauhtemotzin engendró a Quaupopoca;

Quaupopoca engendró a Tlacopán;

Tlacopán engendró a Huáscar;

Huáscar engendró a Jerónimo;

Jerónimo engendró a Pluma Gris;

Pluma Gris engendró a Caballo Loco;

Caballo Loco engendró a Toro Sentado;

Toro Sentado a Bolivar;

Bolivar engendró a Sucre;

Sucre engendró a José de San Martín;

José de San Martín engendró a José Dolores Estrada;

José Dolores Estrada engendró a José Martí;

José Martí engendró a Joaquín Murrieta;

Joaquín Murrieta engendró a Javier Mina;

Javier Mina engendró a Emiliano Zapata;

Emiliano Zapata engendró a Pancho Villa;

Pancho Villa engendró a Guerrero;

Guerrero engendró a Ortiz;

Ortiz engendró a Sandino;

Augusto César Sandino

hermano de Juan Gregorio Colindres

y de Miguel Angel Ortez

y de Juan Umanzor

y de Francisco Estrada

y de Sócrates Sandino

y de Ramón Raudales

y de Rufus Marín

y cuando hablaba decía:

“Nuestra causa triunfará

porque es la causa de la justicia

porque es la causa del amor ”

y otras veces decía:

“Yo me haré morir

con los pocos que me acompañan

porque es preferible

hacernos morir como rebeldes

y no vivir como esclavos ”

Sandino engendró a Bayo;

el esposo de Adelita

de cual nació el “CHE ”

que se llama Ernesto.

 

 

                                   1968/1969

 

Las casas quedaron llenas de humo

Ay patria

a los coroneles que orinan tus muros

tenemos que arrancarlos de raíces,

colgarlos en un árbol de rocío agudo,

violento de cóleras del pueblo.

 

                        Otto René Castillo

 

A los héroes sandinistas:

Julio Buitrago Urroz

Alesio Blandón Juárez

Marco Antonio Rivera Barrios

Aníbal Castrillo Palma

 

Yo vi los huecos que la tanqueta Sherman

abrió en la casa del barrio Frixione.

Y después fui a ver más huecos

en otra casa por Santo Domingo.

Y donde no había huecos de Sherman

había huecos de Garand

o de Madzen

o de Browning

o quién sabe de qué.

Las casas quedaron llenas de humo

y después de dos horas

Genie sin megáfono gritaba

que se rindieran.

Y antes hacía como dos horas

y antes hacía como cuatro horas

y hacía como una hora

gritaba

y gritaba

y grita.

Que se rindieran.

Mientras la tanqueta

y las órdenes.

Las Browning

las Madzen

las M-3

los M-1

y las carretas

las granadas

las bombas lacrimógenas …

y los temblores de los guardias.

 

NUNCA CONTESTÓ NADIE

Porque los héroes nunca dijeron

que morían por la patria,

sino que murieron.

                       

                                   1969

 

La tierra es un satélite de la luna

El Apolo 2 costó más que el Apolo 1

el Apolo 1 costó bastante.

El Apolo 3 costó más que el Apolo 2

el Apolo 2 costó más que el Apolo 1

el Apolo 1 costó bastante.

El Apolo 4 costó más que el Apolo 3

El Apolo 3 costó más que el Apolo 2

el Apolo 2 costó más que el Apolo 1

el Apolo 1 costó bastante.

El Apolo 8 costó un montón, pero no se sintió

porque los astronautas eran protestantes

y desde la luna leyeron la Biblia

maravillando y alegrando a todos los cristianos

y a la venida el papa Paulo VI les dio la bendición.

El Apolo 9 costo más que todos juntos

junto con el Apolo 1 que costó bastante.

Los bisabuelos de la gente de Acahualinca tenían menos

hambre que los abuelos.

Los bisabuelos se murieron de hambre.

Los abuelos de la gente de Acahualinca tenían menos

hambre que los padres.

Los abuelos se murieron de hambre.

Los padres de la gente de Acahualinca tenían menos

hambre que los hijos de la gente de allí.

Los padres se murieron de hambre.

La gente de Acahualinca tenía menos hambre que los

hijos

de la gente de allí.

Los hijos de la gente de Acahualinca no nacen por

hambre,

y tienen hambre de nacer, para morirse de hambre.

Bienaventurados los pobres porque de ellos será la luna.