¿Cómo ser feminista y antipunitivista?
Fotografía: Ailén Montañez
Por Lucía Lafon
En el marco de la tercera movilización de Ni Una Menos, es importante recordar aquellas respuestas políticas que se pudieron elaborar desde los feminismos frente a los pedidos de mano dura y la oleada punitivista que se desató con más fuerza a partir del femicidio de Micaela García.
En este sentido, desde AGENCIA PACO URONDO ya dimos cuenta de este debate, donde investigadoras, periodistas y el colectivo Ni Una Menos se posicionaron contra los pedidos de mano dura y endurecimiento de penas.
“¿Cómo ser feminista y también antipunitivista?”, se preguntó la antropóloga e investigadora Rita Segato al comenzar su exposición ante la Comisión de Justicia y Asuntos Penales del Senado de la Nación donde se está debatiendo el proyecto de ley para endurecer las penas de las personas privadas de su libertad.
En esa Comisión, la antropóloga brindó un aporte no solo a los senadores allí presentes, sino a todxs aquellxs que nos mostramos en profundo desacuerdo con la utilización de la conmoción social producida por los femicidios para fortalecer el aparato represivo a través de discursos efectistas y reaccionarios que pretenden lidiar con la violencia machista de la misma forma que proponen combatir el delito: aumentando penas, quitando derechos a las personas privadas de su libertad, cercenando derechos a quienes pasan por procesos de judicialización. Bajo un paradigma que piensa como únicas políticas públicas posibles aquellas de carácter punitivo.
En esta línea, Segato afirmó que: “No se puede legislar, condenar, sentenciar sin pensar y lo que estamos viendo es el intento de actuar sin pensar". También argumentó: "El violador es un síntoma de un mal que es social y que nos atraviesa a todos. Es la irrupción, la manifestación de lo que anida en el inconsciente social. El crimen de violación, es decir el acto tipificado por la ley, es la punta de un iceberg, en el cual la violación se encuentra en su base y en todos los estratos, pero sólo la ley puede capturar la punta de ese iceberg. La mayor parte de las agresiones sexuales no pueden ser transformadas en crimen porque constituyen el mundo y la forma en la que vivimos."
Por lo tanto, las violaciones no son hechos excepcionales perpetrados por individuos antisociales.Por el contrario, constituyen "el mundo y la forma en la que vivimos". Es decir, forman parte de la norma y las prácticas cotidianas disciplinarias y de colonización sobre los cuerpos de las mujeres.
Por este motivo, el intento de solucionar el problema encarcelando a unos pocos "inadaptados" no puede dar buenos resultados. La antropóloga concluyó interpelando a aquellos que sostienen este discurso al subrayar: “El agresor es un moralizador y los sujetos punitivistas también son moralizadores. Hay una gran convergencia”.
Frente a un nuevo Ni Una Menos, los feminismos tenemos desafíos que no implican solamente poner la problemática de la violencia machista y los femicidios en agenda. Requieren también exigirle al Estado la creación de políticas públicas que pongan foco en la prevención y en la educación no sexista que permita generar un cambio cultural para vivir en una sociedad más igualitaria.