El feminismo que va a vencer
Fotografía de Irene Lingua
Por Paloma Baldi
En el panel Matria baja: feminismos y territorio de la Cumbre de Base se encontraron las hermanas poderosas de nuestro continente para organizarse. En la asamblea había referentes territoriales, representantes de géneros disidentes, militantes de 12 países latinoamericanos, comunicadoras y comunicadores sociales, artistas, sindicalistas, referentes feministas, mujeres candidatas, políticas y referentes de pueblos originarios. La argentina Claudia Korol estuvo a cargo de la apertura y la coordinación de la asamblea: “Nos necesitamos enteras, deseantes y felices”, dijo antes de darle la palabra a Rosalía Santiz.
Una digresión: en medio de una acalorada discusión sobre feminismo allá por el año 2016, una compañera rebatió de manera muy clara el argumento que coloca al feminismo como una demanda secundaria a la contradicción principal, la de clase. Entonces explicó que las mujeres no sólo somos oprimidas por nuestra clase, también somos oprimidas por nuestro género, por nuestra orientación sexual y, en Latinoamérica, también por nuestro origen. Entonces hablamos de doble opresión, de triple, de cuádruple, y Rosalía era todo eso. En el centro de la asamblea, un grupo de compañeras había puesto las banderas de Ni Una Menos; encima había tejidos y elementos de lana “¿Alguien sabe qué significan para nosotras esos elementos que están en el centro?”, preguntó Rosalía.
Desde la ronda se escucharon algunos gritos: “cultura”, “vida”, “bandera de lucha”, “ancestros”, “identidad”, “empoderamiento”, “madre tierra”, “lucha”, “derechos y libertad”, “resistencia” “origen de la vida” y “liberación”. “Un tejido es un proceso organizativo”, continuó ella; “es nuestra identidad”. Esta mezcla de banderas, de identidades, de símbolos, fue lo que caracterizó a toda la cumbre en general y a este panel en particular. Por eso, cuando fue el turno de Claudia Albornoz, ella explicó que “como mujeres empobrecidas nos habían quitado las palabras” y pidió “un diálogo profundo con todos los feminismos para que las compañeras de los barrios pudieran aprender esas palabras”. La referente territorial contó como anécdota que, la primera vez que alguien le dijo ‘sos feminista’ ella respondió ‘yo torta no soy’. Dijo que supo reconocerse feminista mucho después y que “hay que dialogar para que las compañeras villeras, que todavía no lo entendieron, lo entiendan”. Porque el verdadero feminismo es el feminismo villero, el de base.
Esta última afirmación suscitó un cruce con las representantes de Ni Una Menos, que se apresuraron a destacar el carácter transversal del feminismo para terminar abriendo la escucha y diciéndole a Claudia que tenía razón, que era una autocrítica necesaria. Minutos más tarde y por el flujo de las intervenciones, Claudia volvió a agarrar el micrófono para hacerse a sí misma una autocrítica: entonces dijo que tenían poca articulación con los colectivos LGBTIQ y de géneros disidentes; y que de ahora en más iba a trabajar para esa articulación. Esta era la velocidad con la que se alcanzaban los acuerdos y con la que se asumían los compromisos. La ley primera era la construcción colectiva.
Después de Claudia, otra compañera de La Garganta Poderosa se puso de pie para hablar. Jesica Azcurraire se aferró al micrófono con su mano derecha y apretando el puño izquierdo sintetizó en un par de oraciones el sentir de todas: “¿Qué pasa que nuestras voces no se escuchan? ¿Qué pasa que tenemos referentes zarpadas y nadie las ve? ¿Qué pasa que los femicidios villeros no llegan a los medios de comunicación? Si en el feminismo tradicional faltamos nosotras, hagamos nuestro feminismo”, dijo. Jesica nos miró a todas a los ojos: “Llevamos como bandera la lucha de todas las mujeres de los barrios empobrecidos. Somos las voces de nuestras luchas en las barriadas. Y nunca más vamos a permitir que hablen por nosotras. Vamos a contar nosotras, con nuestras propias gargantas, qué es el feminismo villero”, Revista Cítrica hizo circular estas palabras en su página de facebook y todo el contenido de la cobertura colaborativa puede encontrarse en redes sociales por medio del hashtag #CumbreDeBase.
Una segunda digresión: durante la noche, mientras comíamos en ronda, hablamos de amor. Hablamos de las despedidas y de cambiar de piel. Nos vimos y nos dimos cuenta que de este encuentro no había retorno. “Que trascienda”, fue el pedido de La Garganta Poderosa. Que así sea.