Prólogo de Tsipras al libro de Pablo Iglesias: “Disputar la democracia”
Ha llegado el momento de cambiar el mundo
Por Alexis Tsipras
Cuando, a comienzos de los años 90, los mercados se encontraron a todo el mundo postrado a sus pies, dispusieron una gran mesa e invitaron a todos al festín. De los millones de comensales, muy pocos comprendieron que el menú les incluía a ellos mismos. Sus trabajos, sus pensiones, su asistencia médica: su dignidad, su futuro.
Entonces llegó la gran crisis. Los mercados y los bancos lograron que los Estados pagaran la cuenta, y los Estados se la pasaron al Pueblo. Hoy, el sistema de poder político y económico, ya no pide que nos sacrifiquemos en aras de una prosperidad futura. Nos pide que nos sacrifiquemos para poder sobrevivir. Para que él sobreviva.
Sin embargo, los cambios traumáticos que se han sucedido desde 2008 han despertado a la gente de la apatía con que contemplaban la política. Y en lugar de apatía ahora hay rabia, indignación, radicalismo y acción. Cada día que pasa hay más gente que se cuenta entre aquellos que sienten que ha llegado el momento decisivo, aquellos que buscan una alternativa y meditan qué hacer para realizarla. Escasean ya quienes se dejan seducir por los lemas y los espantajos agitados por los gobiernos y los medios de comunicación dominantes. Hemos llegado a un punto de inflexión: cuando las masas se liberan del control de pensamiento, la democracia se convierte en sus manos en un arma muy poderosa. Esto es, ciertamente, muy peligroso para el sistema.
La dominación económica y política se basa en estereotipos: nos dicen que no hay alternativa y con ello quieren decir “nosotros decidimos lo que cuenta como alternativa y lo que no”. Nos dicen que la estabilización de la economía requiere sacrificios por parte de todos y lo que quieren decir es que la estabilización de nuestras ganancias necesita de vuestro sacrificio. Nos dicen que las promesas fáciles y engañosas son una amenaza para la estabilidad, y con eso nos están diciendo: la democracia es una amenaza para nuestro poder.
Contra ello nos alzamos todos nosotros, haciendo frente a aquellos que quieren subyugar a la sociedad mediante la inseguridad y el miedo. Nosotros, que formamos parte de las fuerzas que luchan por la justicia, la dignidad y la vida: el auténtico 99% de la población. Si algo puede cambiar en este mundo depende de nosotros. Para eso necesitamos:
- Derrotar el miedo: el miedo es su arma más poderosa. La esperanza y la determinación son las nuestras.
- Promover los principios de justicia, sentido común y solidaridad contra el muro de lo inconcebible.
- Ser concientes de nuestra fortaleza: podemos encontrarla en la unidad, en la acción constante, en las luchas de masas. El sistema tiembla cuando la gente une sus voces, cuando la desesperación e inseguridad se convierten en resolución y determinación.
- Afirmar y ejercer la hegemonía: establecer qué es la alternativa y qué no lo es depende del equilibrio de fuerzas y la estabilidad del poder. La austeridad, la recesión, la inmunidad fiscal de los ricos, la actividad sin cortapisas de especuladores y usureros, bajo el nombre de mercados, no son mandamientos grabados en piedra. Si hasta ahora se han considerado inviolables es porque habíamos aceptado la legitimidad de las fuerzas económicas por encima de nuestras vidas. Hoy en día toda lucha social debe desafiar la estabilidad del poder.
- Ser más fuerte que los mercados. Existe una alternativa. Debemos tener la fuerza para llevarla a cabo.
- Defender la democracia. Promover una participación mayor y más activa del Pueblo en la toma de decisiones que le afectan en todos los niveles. Tanto a través de las instituciones existentes como mediante la creación de nuevas instituciones. Utilizar cada oportunidad que la democracia nos ofrece para lograr el gran cambio que necesitamos, darle la vuelta a la economía y ponerla al servicio de la sociedad y las necesidades humanas.
La crisis y la catastrófica austeridad están llevando a Europa a un callejón sin salida. Los actores hasta ahora dominantes no dudarán en devolvernos a una nueva edad de piedra, con tal de proteger sus intereses. Pero no les haremos el favor de quedarnos asustados, pasivos. La respuesta la darán las fuerzas que realmente están defendiendo la sociedad: aportando a la lucha, esperanza, un plan y una visión. Somos muchos y cada día somos más. La historia está aquí y nos espera. No dejemos de mirarla a los ojos.
Atenas, septiembre de 2014.