Saúl Méndez: “Cortizo y sus medidas no tienen una gota de crédito en el pueblo panameño”
“Panamá está viviendo una situación compleja producto de la políticas económicas neoliberales profundizadas en los últimos 32 años después de la invasión nefasta norteamericana al país”, señala Méndez.
El país donde en 1989 desembarcaron 26 mil militares estadounidenses para realizar una invasión que le costó la vida de al menos a tres mil civiles, hoy se levanta frente al elevado costo de vida y denuncias de millonarios subsidios para empresarios y entidades financieras. El descontento se produce en un escenario de 4,2% de inflación interanual registrada en mayo, una tasa de desempleo en torno al 10% y un aumento en el precio del combustible del 47% desde inicios de 2022.
El dato más relevante es el elevado índice de desigualdad, que ubican a la nación como la segunda más injusta de toda América, solo superada por Colombia.
Para Méndez, el detonante es “la forma bruta que el capitalismo y el empresariado se muestran al aumentar los precios de forma especulativa de forma brutal.” En ese sentido, cita como ejemplo que el mismo medicamento producido por el mismo laboratorio en Brasil vale 12 dólares y en Panamá cuesta 35. Otro ejemplo es el precio del combustible, que subió de tres dólares el galón (3,8 litros) a 5,75 dólares a principios de julio.
Por otro lado, el líder del sindicato de la construcción señala las políticas de beneficio empresarios y banqueros del país concedidas por el gobierno de Laurentino “Nito” Cortizo como otro de los condimentos que provocan el actual estallido social. “Las políticas públicas en Panamá están dirigidas hacia sectores del poder económico que además financian las campañas políticas” apunta Méndez. “Solo la semana pasada se ha aprobado más de mil millones para cinco grupos económicos que están diciendo que van a hacer inversiones en turismo.”
En este contexto, estudiantes, sindicatos, indígenas, productores y ciudadanos que simplemente no logran cubrir la canasta básica se manifiestan y realizan cortes parciales o totales en vías como la Panamericana, la cual une Panamá con el resto de Centroamérica. Como resultado, se empieza a notar el desabastecimiento de combustible en algunas zonas del país, mientras que la mayoría de los puestos de venta al público del principal mercado de abastos de Ciudad de Panamá se han visto obligados a cerrar por falta de productos.
El Gobierno acorralado, finalmente empezó a brindar ciertas concesiones e implementa una estrategia de negociar con los diferentes actores por separado para evitar la unidad del bloque de organizaciones movilizadas. Sin embargo, para Méndez, “el pueblo sigue en las calles y más indignado que antes”.