"Creo en la idea de la Comunidad Organizada"
Por Adrían Dubinsky
En Lugano, Soldati y Villa Riachuelo cada piedra ha sido trasegada por Miguel “Mope” Eviner. Hablar de la Comuna 8 o de Mope es casi lo mismo. En la otrora capital del peronismo el gobierno comunal estaba en manos de aquellos que siempre han sido cualquier cosa, pero siempre opositores a cualquier tipo de gobierno relacionado con el peronismo o con algún dejo de populismo. Por primera vez desde que existe la selectivamente inaplicada Ley de Comunas (1777), un frente popular con un peronista a la cabeza se hace con la presidencia de la Junta Comunal, y la tarea, en un barrio azotado por el neoliberalismo, tendrá que ser patoruzesca (por no usar un eurocentrismo referido a algún héroe grecorromano). Todo aquel que lo conozca sabrá que es mejor que él mismo cuente su historia, su recorrido político, su lectura de la política, y los desafíos por venir: Mope habla de todo.
Ante su llegada a la recuperación de Lugano para el lado de la Justicia Social, son muchas las preguntas que surgen, no solo para analizar el camino para llegar al triunfo electoral, sino para saber cómo ve el futuro inmediato de la Comuna y cómo imagina la situación inédita de una comuna en manos de la oposición en la ciudad, pero del mismo color político que en la Nación. De este y otros temas, charlamos con un peronista que, con justicia, conducirá la presidencia de la Junta Comunal durante los próximos 4 años.
APU: ¿Como definiría quién es Miguel "Mope" Eviner?
ME: Ante todo un militante. Soy militante desde los 13 años, 39 años de militancia. Formado en Resistencia y Movilización Peronista, dentro de la lógica del peronismo más consecuente. Comencé a militar en la Unidad Básica Chacho Peñaloza, en Barracas, y en el 93 me vine a militar a Lugano con Tito Pandolfi. Mi mejor definición es que soy un militante con compromiso social, con la formación política, con la idea de que la participación política puede transformar la realidad. Yo no creo que una persona o un espacio, en soledad, alcancen para transformar la realidad. Creo en la idea de la Comunidad Organizada, partiendo desde la Unidad Básica hacia toda la capilaridad del barrio: los clubes, las parroquias, las iglesias, los centros de jubilados, en cualquier organización que surja desde la comunidad, ahí tenemos que estar y desarrollarnos. Mope es eso, y, fundamentalmente, sensibilidad.
APU: ¿Cómo se ve en el rol de nuevo presidente de la Comuna?
Mope: Vamos a parir una nueva forma de comuna. La Ley de Comunas te permite muchas cosas. Si bien es una ley condicionada, ya que ningún gobierno quiso descentralizar realmente y recién en el año 11 se da la primera votación, nosotros deberíamos entender a las comunas como un municipio. La comuna fue una idea de viejos peronista en los años 80. Pandolfi fue uno de los que impulsó lo que se denominó “las alcaldías” (eran sietes alcaldías, separadas por zona), y el espíritu con el que vamos a encarar este desafío es el mismo. Acercar el gobierno a los vecinos. Hasta ahora lo ha hecho solo en términos recaudatorios. Eso lo queremos modificar.
APU: ¿Van a apelar a algún recurso judicial para que se aplique la ley 1777 que establece el funcionamiento de las Comunas descentralizadas?
ME: Entiendo que esa es una estrategia de nuestra fuerza. Yo estoy convencido de que hay que construir mayor poder popular. Ya sea a través de un consejo consultivo o cualquier otra instancia. El Consejo Consultivo tienen muchas restricciones. Son malísimos. Hay que modificar los reglamentos, hacerlos menos burocráticos, más participativos y encarar junto al resto de los comuneros todas las demandas de la sociedad…
Hay que entender que el compromiso nace de la realidad social. Cualquier compañero que tenga conciencia militante entiende que la única manera de modificar esto es la organización, más allá de la judicialización. Acá los problemas son duros: desde la recolección de la basura, al hambre, la falta de vivienda, de agua, de luz, de cloacas, de urbanización, violencia de género, falta de laburo, la desigualdad. En esta Comuna el ingreso per capita es tres veces menor que en el resto de la ciudad.
APU: ¿Pero en esos temas puede tener injerencia la Junta Comunal?
ME: Por lo pronto hay mucha expectativa con el gobierno nacional, que pueda ordenar la economía y generar empleo. Yo veo al trabajo como el gran ordenador social. A partir de allí, se organiza todo lo demás.
APU: ¿Cuáles son las principales demandas por área? Por ejemplo, en salud.
ME: Hace diez años que se está construyendo un hospital en la Comuna, el Cecilia Grierson, y debe ser el hospital más estancado de la historia de la ciudad. Actualmente, con los Cesac no alcanza: hay pocos insumos, pocos profesionales, no hay guardia de 24 hs. en muchas especialidades. El lunes 28, lamentablemente, participamos de una marcha por la muerte del Lambe (Martín Firma Paz). Una vergüenza. Dolor, tristeza…
APU: En ese caso, ¿hubo falta de atención o discriminación?
ME: Las dos cosas. Es la desidia del Estado ante alguien que necesita ayuda. Cuarenta minutos tirado en el piso, la madre tratando de hacer RCP (Resucitación Cardio-pulmonar). Terminó ahogándose con su propio vómito y la ambulancia no llegaba más. Una muerte evitable. Un daño irreparable con un único responsable: el Estado.
APU: ¿La situación social del sur de la ciudad, ha impactado en la salud de la población?
ME: Si. La Comuna tiene un alto foco de pobreza, de hacinación y eso conlleva, además de enfermedades, falta de educación, de perspectivas, de proyecto de vida.
APU: ¿Y con respecto a la educación?
ME: Como decimos que el trabajo es un ordenador social, podemos decir que la educación es un ordenador cultural. Los famosos “ni-ni” de los que tanto hablan, acá es un denominador muy palpable. Sufrimos el flagelo de la droga. La lucha contra ese flagelo es una de nuestras banderas históricas en el barrio. Y vamos a hacer todo para terminar con ese problema. La Comuna actualmente no tiene nada, creemos que nosotros vamos a constituir entidad a partir de allí, y la lucha contra los problemas de adicciones será vertebrador.
Además, en la Comuna, como en toda la ciudad, faltan vacantes en las escuelas públicas. Quedan muchos pibes por fuera del sistema, como en todo el sur de la ciudad. Y a eso le tenés que agregar que hay mucha deserción escolar. Vos arrancás con cinco o seis primeros de treinta pibes y terminás con 3 quintos de quince. La escuela, además del de educador tradicional, tiene que asumir otro rol, claramente de formación en términos de lo que son las posibilidades de erigir un proyecto de vida. Acá tenés mamás y papás muy jóvenes, adolescente, con lo cual el tipo de responsabilidades son muy fuertes y se les hace muy difícil constituir un proyecto de vida. Es un problema de toda la ciudad, pero en el sur se vive de una manera distinta. Y eso trae otro problema, que es una suerte de enfrentamiento entre los vecinos y los pibes que hay que terminar.
APU: ¿Y con respecto al espacio público y la seguridad?
ME: Por lo pronto hay que reconstruir el tejido social y recuperar los valores identitarios. En Soldati, Lugano y Villa Riachuelo hay una población grande y hay que recuperar la costumbre de salir a tomar mate a la calle, a generar espacios que tengan que ver con la tradición gauchesca, fabril y laburante que coexiste en la zona y recuperar el espacio público ocupándolo, sacando a los pibes de la droga… Yo siempre digo que mi lucha no es con los narcos, sino con la recuperación de un pibe, si el pibe no consume y trabaja y tiene un proyecto de vida, el narco se queda solo; y de la misma forma te digo que la lucha no es con los pibes que hacen una macana, sino con la recuperación del espacio público. Si nosotros nos guardamos dentro de las casas a las ocho perdemos la calle y estamos listos.
APU: En esta Comuna hay varios problemas, pero no tiene un problema de espacios verdes. ¿Cómo están gestionados los espacios verdes?
ME: La Comuna, actualmente, no tiene injerencia. Los vecinos no usan muchos los parques. Parque Roca se usa para cualquier cosa, pero no lo usan los vecinos. Está el Parque de la Victoria, que en el año 2000 se constituyó en parque gracias que los vecinos empezaron una lucha para que no construyeran torres y lo dejarán como espacio público. El indoamericano también tiene buenos espacios y actividades. Pero si los vecinos no conocen los espacios culturales, sociales y deportivos y no se les acerca las opciones son espacios congelados. Hoy por hoy, a partir del desconocimiento y la desinformación, a pesar de que hay cosas gratuitas y divertidas, los espacios públicos terminan siendo espacios vedados. Nosotros, en la Comuna, tenemos que acercar todo lo que tiene el gobierno de nación y la ciudad a la gente. Pero, en definitiva, la emergencia social es la prioridad. Es lo que más duele, lo que más falta.
APU: Hace poco se realizó un foro de pensamiento crítico sobre la existencia o no del “ser comunal”. ¿Existe esa identidad? ¿Existiría si las comunas tuviesen nombres propios?
ME: Mirá, en la Comuna 9 hubo una experiencia muy enriquecedora motorizada por vecinos y llevada a la legislatura por María Rosa Muiños. Los vecinos eligieron el nombre a partir de una consulta popular y la llamaron Lisandro de la Torre. Fue una experiencia positiva. Yo creo más en recuperar la identidad del barrio. Son barrios muy castigados, muy olvidados, pero tienen una identidad fuertísima. Eso es impulsable desde la Comuna. El otro día me junté con los comerciantes de la zona de Murguiondo y Riestra y salieron cosas interesantes. Ellos decían que si nosotros no nos convencemos de que no somos ciudadanos de segunda y que valemos lo mismo que cualquier otro vecino de la ciudad, estamos al horno. Un ejemplo claro es el del Lambe: si se hubiese muerto en Palermo el ministro de salud no llega a la noche, como vivía en Lugano, no solo no cayó el ministro, sino que no se enteró nadie, no salió en ningún medio.
Y eso es responsabilidad del Estado; pero si nosotros, culturalmente hablando, no nos hacemos cargo de que valemos lo mismo que cualquier otro porteño o porteña, no vamos a poder avanzar como Comuna, con orgullo, con identidad, con la idea de que nos formamos alrededor de nuestras industrias, como barrio de trabajadores. Hay un centro de estudios históricos que también avanzó con cierta recuperación identitaria, pero sucede igual que con el Consejo Consultivo: si no lo llenamos de gente, no avanzamos.
APU: ¿Cuáles fueron los componentes de la victoria?
ME: Hay un componente “Alberto”, otro “Cristina”, fuerte, otro de Lammens y, sobre todo, el de la militancia. Cuando seamos una Comuna como tenemos que ser, lo que va a pesar es el esfuerzo militante. Soy territorial, creo en lo concreto y para mi logramos el triunfo en el puerta a puerta, ahí está el pilar de nuestra victoria. En el cierre de campaña metimos en Lugano I y II más de 500 militantes formados, con capacidad de charlar y dar respuestas, pero sobre todo de escuchar a los vecinos e interpretar sus necesidades.
APU: ¿Cómo te gustaría dejar la Comuna luego de tus cuatro años como presidente de esta?
ME: Primero con el hospital terminado. La ley del hospital, que es algo que impulsamos desde este espacio, se tiene que cumplir. Me gustaría que esté funcionando y que tenga especialización en adicciones, que es la temática que más trabajamos. Luego la urbanización de nuestras villas. Con respecto a la parte institucional de la Comuna, y eso me gustaría que fuera mucho antes del fin de los 4 años, quiero que tengamos nuestro propio presupuesto. Al no ser jurisdicción, no tenemos esa posibilidad. Pero tenemos muchas posibilidades de lograrlo mediante algunas leyes que impulsa nuestro espacio político. Pero yo creo que esa lucha no se da del todo en la legislatura, sino que, como toda gran pelea, se da en la calle. Hay que acercar la comuna a los vecinos, que vean que sirve para algo, que lo vean, lo palpen. Y que luego, a partir de su participación y el empuje de los conflictos que tienen en cada zona de la Comuna, se vaya por la solución. Una de las soluciones integrales, claro, será tener nuestro presupuesto.
APU: ¿Existe o existirá un Bloque de Comuneros?
ME: No lo hay en la actualidad, pero seguramente se conformará un bloque de comuneros del Frente de Todos, y en ese sentido el sur tendrá una función conductora importante a partir de la representatividad. Los vecinos nos dieron, a algunos militantes, la responsabilidad de lograr modificar la ciudad y las Comunas, y es nuestra responsabilidad articular entre nosotros para lograrlo.