Juan Grabois: "Cristina es para nuestro pueblo pobre un signo de esperanza"
Por Santiago Asorey
Con el telón de fondo de la protesta de las organizaciones sociales contra el presupuesto 2019 que se votó en el Congreso, AGENCIA PACO URONDO dialogó con el dirigente de la CTEP y del MTE, Juan Grabois. Discusión presupuestaria, rol de CFK, el armado político del flamante Frente Patria Grande, la crítica situación social y la necesidad de construcción de un gran frente opositor de cara a las elecciones del año que viene.
APU: Están lanzando en Mar del Plata, este 27 de octubre, un nuevo espacio político. ¿Qué características tiene el Frente Patria Grande?
Juan Grabois: El primer punto que quiero aclarar es el siguiente: yo tengo una referencialidad como dirigente de los trabajadores de la economía popular. La verdad es lo que más me gusta. Es lo que mas o menos sé hacer (se ríe). Es lo que me hace feliz. Además, ideológicamente, tengo una convicción profunda de que el destino de nuestro pueblo depende fundamentalmente de su capacidad para organizarse desde las bases. Ni el peor Gobierno puede avanzar del todo si el pueblo está organizado. Y un buen Gobierno tampoco puede implementar políticas profundas de transformación sin movilización popular. Y si un gobierno vacila, es importante que el pueblo esté organizado para recordarle el camino. Lo estratégico es la organización comunitaria de bases, en particular el sector de los excluidos.
APU: ¿Cómo se lleva esta lectura que plantea con la discusión electoral?
JG: El Frente Patria Grande es un espacio político que vamos a armar con unos 3.000 militantes jóvenes, casi todos sub 40, de todas las provincias. No es un espacio que represente ni sintetice la totalidad de los movimientos populares. Tengo la convicción de que los movimientos sociales, la CTEP en particular, tiene que tener independencia del proceso político superestructural. Pero como dice el presidente, "pasaron cosas". Y una de las cosas que pasaron fue que a mí en lo personal me impactó mucho la situación del golpe de Estado en Brasil.
APU: Surge un paralelismo entre la situación de la Argentina y Brasil…
JG: Vi que en la Argentina estaba sucediendo exactamente lo mismo. Pensé que era muy importante salir en la defensa del Estado del Derecho. Para decirlo con nombre y apellido, tiene que ver con la defensa de la principal dirigente de la oposición, que es Cristina Fernández de Kirchner. Lo que nosotros vemos con perspectiva para el 2019 es un frente patriótico que bajo ninguno criterio puede excluir a quien tiene la mayor cantidad de votos. No solamente no la puede excluir sino que el mecanismo para dirimir quién es el candidato, si vamos a los votos, seguro va a ganar ella. Si ella se quiere presentar para presidenta la vamos apoyar. Pero es una posición que no tiene síntesis en los movimientos populares, porque en los movimientos hay mucha diversidad y yo soy muy respetuoso de la orgánica sindical. No creo que haya que llevar a esas organizaciones a ese terreno porque son la retaguardia estratégica del pueblo.
APU ¿Cómo se compone la militancia del Frente Patria Grande?
JG: Muchos militantes que nos hemos forjado en las organizaciones sociales, pero también otros y otras que viene del movimiento estudiantil, universitario, del movimiento de mujeres, sindicatos del sector público y sector privado, activistas ambientales y de derechos humanos, que nunca fueron kirchneristas. Si hay es alguna excepción. Pero todos coincidimos en la reivindicación crítica del ciclo popular latinoamericano y del argentino. Por lo que significó en términos de recuperación de derechos, redistribución de la riqueza y de perspectiva geopolítica latinoamericana. Este frente es un lugar para todos los que queremos enunciar este posicionamiento de reivindicación crítica y en contra la guerra judicial que se desató contra Cristina Fernández de Kirchner.
APU: ¿Cómo ve aquella posición de sectores del peronismo que no aceptan la unidad o ponen como condicionamiento la participación de CFK (Urtubey, Massa, Pichetto)?
JG: No me gusta la grandilocuencia de atacar a alguien que tiene una posición táctica distinta. Sí me molestan los argumentos de moralina, que son totalmente hipócritas. Que se usan para enmascarar planteos más de fondo. Algo que es determinante es cómo se paran los distintos candidatos frente al programa colonial pautado por el FMI y el Gobierno. Y sin son consecuente con lo que dicen.
APU: ¿Cómo vieron la marcha del sábado 20 de octubre en Luján, y la lectura que hicieron muchos medios de que Francisco estaba digitando una defensa de los Moyano?
JG: Son asociaciones cada vez menos creíbles. Como si el Papa Francisco, que está resolviendo las relaciones entre la Santa Sede y China después de 80 años o al que lo invitan para mediar las relaciones entra Corea del Norte y Corea del Sur, temas de una gravedad y trascendencia universal, se va a estar fijando en las causas judiciales de un dirigente sindical y en la interna del peronismo. Cada vez se lo cree menos gente. El pueblo argentino es muy amplio y eso incluye a los curas, las monjas, los obispos. Son parte de la identidad de nuestra patria desde la guerra de la independencia hasta hoy. Los buenos, los malos, todos tiene que poder hablar sin autocensura. El obispo Agustín Radrizzani, y un montón de obispos en la Argentina, quieren y pueden denunciar la situación de injusticia estructural que sufren los humildes. En particular, la Pastoral Social tiene como objeto acompañar a los sindicatos, a los movimientos sociales, en su lucha por la dignidad. Hay una lectura interesada, de mala leche, de los medios de comunicación que tiene que ver con dañar la imagen de cualquiera que se oponga al plan económico del Gobierno y sus aliados.
APU: Pareciera que a medida que se agrava la situación social o pasan situaciones negativas para el Gobierno, aparecen nuevas causas contra dirigentes políticos y crece la guerra jurídica.
JG: Hay una sincronía muy afinada entre la política y la Justicia o hay una epidemia de casualidades. Siempre les cae justo cuando les conviene las indagatorias. Cuando sube el dólar, cuando hay una movilización. Es una cosa muy extraña. Es importante decirlo: plantear la existencia de una instrumentación de la Justicia en función de objetivos teledirigidos no implica desconocer que en nuestro campo popular existe un cáncer que es la corrupción. Corrupción que existe por supuesto en las grandes empresas, en los medios de comunicación, pero también existe en el sindicalismo, en los movimientos sociales y en la política partidaria. Y existió durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner y nosotros la tenemos que combatir. Tenemos que ser claros desde el Frente Patria Grande que nosotros queremos que Cristina vuelva, pero no con ellos, los corruptos, los hipócritas y los sectarios que se creen dueños de la verdad. Cristina es para nuestro pueblo pobre sobre todo un signo de esperanza. No se si ella va ser candidata, pero no puedo dejar de reconocer eso. Cualquiera que camine un barrio y hable con la gente de a pie, sabe que hay esperanza en Cristina.
Nadie ve la luz al final del túnel y yo escucho por ahí "vuelve Cristina". Yo escucho mucho eso en los barrios y se armoniza con lo que siento y lo que piensan muchos de nuestros militantes. Nosotros queremos acompañar ese proceso, construyendo unidad. Para lo cual hay que enfrentar la corrupción, la hipocresía y el sectarismo con la única autoridad que tenemos nosotros que es que no tenemos el culo sucio.
Sin embargo es importante aclarar que nosotros pertenecemos a una generación que no concibe a la política como una guerra. La guerra es la guerra y trasladar una supuesta épica romántica de la guerra a la política burguesa es un error táctico. Un error filosófico y de naturaleza espiritual. Empezás a ver enemigos por todos lados. Y te desconcentrás del objetivo de fondo que es transformar la vida de las personas. Eso le ha pasado a gran parte de la militancia. Y esperamos que no nos pase a nosotros.
APU: ¿Cuál es la escala de crisis social que se está viviendo con el macrismo?
JG: El problema de las escalas es que siempre podés estar peor. Yo te puedo decir "estamos en terapia intensiva" y dentro de un mes vamos a estar en coma fase cuatro. Estamos muy mal. El diagnóstico es paupérrimo. Y el daño que se hace en el tejido social dura muchos años y es muy difícil de cicatrizar. En la vida de los pibes que pasaron años sin tomar la leche o sin poder ir a la escuela es muy difícil de cicatrizar.
Esto tiene que ver con esta idea de la reivindicación critica. Una de las críticas más profundas a la etapa anterior es que hubo una idealización del consumo popular. Me refiero al consumismo. Como esta idea de que tomar mucha Coca Cola es un indicativo de que la economía anda bárbaro. Y aparece uno que es un hijo de un empresario y te dice "yo te voy dar una Coca Cola mejor. Vos tenés el Iphone 6 y yo te voy dar el Iphone 7". Obviamente, después te caga y te miente. No te da el Iphone 7, ni la Coca Cola, ni la Manaos.
APU: Se ve también un impacto significativo de la crisis sobre las clases medias...
JG: La clase media ha perdido capacidad de consumo y se siente como producto de los tarifazos, de la reducción de los salarios reales. El cuadro de situación social es terrible. Hay muchas diferencias con el 2001, una diferencia es que existe una red de seguridad social producto de las políticas del Gobierno de Cristina, que son inclusión jubilatoria, la Asignación Universal por Hijo. Son dos de las políticas que más valoramos. Porque es muy fácil idearlas pero después hay que tener el coraje de tomarlas.
APU: ¿Qué es lo que se juega el pueblo argentino en la votación por el presupuesto 2019?
JG: Esto es un presupuesto colonial. Es un presupuesto diseñado en las oficinas del Fondo Monetario Internacional que básicamente lo que hace es reducir la inversión social. Deteriorar la ya deteriorada plataforma de derechos democráticos y sociales. El acceso a la salud, a la educación pública, ni que hablar de los programas de empleo. Un ataque directo contra los derechos de los trabajadores, pero también de los sectores medios. Lo que se establece claramente es un crecimiento de los servicios de deuda y un deterioro de todos los demás rubros. Nosotros planteamos a los gobernadores, a los diputados, a los senadores, que el presupuesto hay que rechazarlo. No es ninguna tragedia. En la Argentina, Cristina Fernández de Kirchner gobernó en el 2011 sin presupuesto y no se acabó el mundo. Es un mensaje político importante al Gobierno y a los patrones del Gobierno que son los banqueros representados por el Fondo.
Un gobierno tan obsesionado por tildar de corruptos a sus opositores tiene una alianza con una señora que se llame Christine (Lagarde) y que tiene severas acusaciones de corrupción en su país. Fue ministra durante el Gobierno derechista de Sarkozy. La gente no sale de un repollo.
APU: ¿Qué elementos dentro del presupuesto son los que más hay tener en cuenta?
JG: Nosotros hemos elaborado algunos puntos que son especialmente graves para el sector de la economía popular solicitándoles a los diputados y senadores que si no logran frenar el presupuesto, peleen para que no recorte a este sector. Por ejemplo: el presupuesto de tratamiento en personas en situación de adicción graves. Del cual depende la vida y la muerte de un montón de pibes. Que no se recorte de ahí. Se acaba de sancionar la ley de integración urbana en los barrios populares de la cual estamos muy orgullosos porque nosotros elaboramos en gran medida el proyecto. Definimos una estrategia parlamentaria, logramos el acuerdo con el oficialismo y toda la oposición. Salió por unanimidad en ambas Cámaras. Pero, obviamente, la ley no se puede aplicar si no hay presupuesto. Hay una parte que es normativo, pero hay otra que es de obras. Agua, luz, cloacas, servicios elementales. Que además generan trabajo y podría ser una medida contraciclica para mitigar la catástrofe social a la que nos llevó la política económica de este mal Gobierno.