Reflexiones militantes del peronismo
Por Nahuel Placanica I Peronismo, Militancia y Crítica, recopila artículos escritos por Nicolás Casullo entre 1973 y 2008. La selección de textos se divide en tres partes, tres etapas de reflexión fundamentales en la vida de Nicolás.
La primera, agrupa artículos redactados entre los años 1968 y 1975, “el tiempo tal vez más utópico”, según sus propias palabras. Durante esos años, trabajaba en el diario La Opinión, dirigido por Jacobo Timermann, y fue en ese mismo espacio periodístico donde publicó, “una serie de artículos extensos como historia apretada de las elecciones nacionales en la Argentina desde el Siglo XIX a la fecha”.
De este capítulo, se destaca la Carta a Jarito Walker, epístola redactada entre marzo y abril de 1974 y que jamás llegó a su destinatario, el jefe de redacción de la revista El Descamisado. El motivo del texto es un documento interno de la organización Montoneros, a partir del cual Nicolás esboza algunas reflexiones, “al ritmo caliente de la máquina”.
Allí, expresa sus divergencias con el rumbo decidido por la conducción de la organización en la nueva etapa abierta a partir del regreso de Perón al gobierno. Según su apreciación, el documento interno puso “fin a una política de simulación que se había vuelto insoportable (…) ahora ya somos del todo exclusivamente Montoneros”.
Su propuesta, parte de entender que la coyuntura es una “etapa peronista y no esencialmente Montonera”, y propone en ese sentido, resituar la relación con respecto a la relación Líder-Masas. “Cuidar los frentes”, “Oír al Pueblo”, “guardar por un lapso importante el fusil”, “regresar a las fuentes del Movimiento”, son algunas de las frases con las que busca vislumbrar un horizonte posible en el “epílogo de una crisis cada vez más profunda”.
La segunda parte del libro, compila una serie de textos redactados desde el exilio en México, un periodo que se extiende desde 1977 a 1981. Desde esos escritos, realiza un análisis de las derrotas del campo revolucionario argentino. En el caso del peronismo, significaba “rastrear arqueológicamente los errores de sus vertientes revolucionarias a lo largo de los años”, repensando “el proyecto popular haciendo eje central en la defensa de una sistema democrático”, es decir, “la reconstitución de un peronismo democrático popular”.
Así, comienza por ahondar en la relación política de los proyectos de izquierda con el sindicalismo peronista. En el caso de la izquierda peronista, ésta se distinguió por “situarse con respecto a dicho gremialismo (sindicalismo peronista) en términos tan progresivamente críticos que terminó por formalizar una realidad de concreto divorcio entre sus propuestas y aquella estructura obrera”. No obstante, Nicolás insiste en señalar que ambas partes resultan instancias “necesarias de engarzar en toda estrategia que pretenda el cambio social”.
Los papeles del exilio también se extienden sobre la necesidad de pensar la re-organización del movimiento en un momento en el que régimen “le pide” al peronismo, desde sus “intereses y objetivos de equilibrio y de control”, su estructuración en un sistema partidario democrático sin conducciones “totalitarias” ni “personalismos”.
Al mismo tiempo, la lectura de Casullo, buscará desplazar interpretaciones de corte basistas o clasistas, legitimando una forma y una cultura política propia del Movimiento Popular. En ese sentido, sigue al Cooke de 1957 que “critica a aquellos que lo invalidan (al peronismo) como elaborador popular de formas ideológicas y superadoras de la lógica y el orden burgués de dominio”.
La tercera parte del libro, agrupa una serie de artículos que comienzan en los primeros años de un regreso al país “decepcionante en términos políticos con respecto al peronismo”, y que se extienden hasta las elecciones del año 2007 con el kirchnerismo en el gobierno.
En los primeros textos coexisten reflexiones sobre la derrota frente al radicalismo en 1983 y la evidencia de un peronismo que “había olvidado a sus hijos asesinados, que desconsideraba la cuestión de los derechos humanos”. En ese contexto, se decide a escribir sobre el peronismo que había quedado, con la necesidad de “reponerle su sentido histórico y devolverlo a la izquierda del espectro político”.
Sin embargo, ya en septiembre de 1984, empieza a sentir que “un tiempo político, el peronismo como “hecho maldito” para los intereses económicos dominantes en la Argentina, va lentamente concluyendo para siempre”. Su línea interpretativa se agudizará hasta la firma colectiva del documento de renuncia al Partido Justicialista en 1986, abandonando las estructuras orgánicas del movimiento pero ratificando su identidad peronista.
Sería, desde la óptica de Casullo, Néstor Kirchner quien devolvería al peronismo a la “izquierda del espectro político”. Ya en mayo de 2002, vislumbraba en su figura “la nueva versión de un espacio tan legendario y trágico como equívoco en la Argentina: la izquierda peronista”.
Los textos de Peronismo: Militancia y Crítica, revisten un carácter ensayístico, por lo que abren más debates de los que cierra. De esta manera, dispara discusiones y resulta ser una obra llena de vida, reflejo de un espíritu militante comprometido.