Paco Urondo, la palabra justa
Por Victoria Dursi*| La vida del poeta Francisco ‘Paco’ Urondo toma forma a través de los testimonios de aquellos que lo conocieron. Su hermana Beatriz, su amigo y poeta Noe Jitrik, sus compañeros de militancia, Miguel Bonasso y Horacio Verbitsky, sus hijos Javier y Ángela. Todas voces que evocan recuerdos, anécdotas y que describen a un hombre de una sensibilidad particular con una resuelta habilidad para expresar poéticamente su pensamiento.
Su infancia en Santa Fé, el viaje a Buenos Aires, su elección por la escritura, la influencia de la figura del Che y la Revolución cubana, la opción por la militancia y las armas. Relatos acompañados de fotografías e imágenes de archivo que dan cuenta a su vez de la historia del país. Violencia, injusticia y dictaduras que le significaron la clandestinidad, persecución y muerte.
En esos años nunca abandonó la poesía. Y por esto su vida no está completa sin su obra. La lectura de poemas a cargo de los actores Juan Leyrado y Cristina Banegas, hace presente su pensamiento. El legado de Paco Urondo es doble, político y artístico. En su figura, como en la de Rodolfo Walsh y Haroldo Conti, la escritura forma parte de la lucha que emprendió y por la cual dio su vida. "Empuñé un arma porque busco la palabra justa".
La verdad es la única realidad
Del otro lado de la reja está la realidad, de
este lado de la reja también está
la realidad; la única irreal
es la reja; la libertad es real aunque no se sabe bien
si pertenece al mundo de los vivos, al
mundo de los muertos, al mundo de las
fantasías o al mundo de la vigilia, al de la explotación o
de la producción.
Los sueños, sueños son; los recuerdos, aquel
cuerpo, ese vaso de vino, el amor y
las flaquezas del amor, por supuesto, forman
parte de la realidad; un disparo en
la noche, en la frente de estos hermanos, de estos hijos, aquellos
gritos irreales de dolor real de los torturados en
el angelus eterno y siniestro en una brigada de policía
cualquiera
son parte de la memoria, no suponen necesariamente
el presente, pero pertenecen a la realidad. La única aparente
es la reja cuadriculando el cielo, el canto
perdido de un preso, ladrón o combatiente, la voz
fusilada, resucitada al tercer día en un vuelo inmenso
cubriendo la Patagonia
porque las masacres, las redenciones, pertenecen a la realidad, como
la esperanza rescatada de la pólvora, de la inocencia
estival: son la realidad, como el coraje y la convalecencia
del miedo, ese aire que se resiste a volver después del peligro
como los designios de todo un pueblo que marcha
hacia la victoria
o hacia la muerte, que tropieza, que aprende a defenderse,
a rescatar lo suyo, su
realidad.
Aunque parezca a veces una mentira, la única
mentira no es siquiera la traición, es
simplemente una reja que no pertenece a la realidad.
Francisco ‘Paco’ Urondo. Cárcel de Villa Devoto, abril de 1973.
* Integrante de Legados, colectivo interclaustro de Artes – FFyL, UBA.