"Quería contar el proceso de cambio que iba a haber en el lugar"

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"Quería contar el proceso de cambio que iba a haber en el lugar"

14 Noviembre 2013

Por Nahuel Placanica

APU: Están encarando una cooperativa editorial ¿De qué se trata?

Walter Sangroni: Crónicas Visuales es una editorial que se especializa en libros de fotografía. Los que la componemos somos todos fotógrafos, nos parecía que era un lindo rubro que todavía no estaba muy explotado. Hace menos de un año empezamos con esta idea. Hoy en día estamos por lanzar el primer libro.

APU: ¿Este primer proyecto es La gran casa?

WS: Sí, ese es el primer libro que va a salir a mitad de diciembre. Trata sobre la historia del Centro de Integración Monteagudo. Es un lugar que queda en Parque Patricios, donde habitan personas en situación de calle, son alrededor de 120 personas. Fue un laburo de un año y medio, comencé cuando me enteré que iba a estar organizando el lugar Proyecto 7, una ONG que tiene la formada con personas que estaban viviendo en la calle que decidieron organizarse para poder salir de esa situación,  ya tiene 10 años de historia. Me interesó su manera pensar la problemática y quería ver cuál era ese cambio que se iba a producir en un lugar que antes funcionaba como cualquier otro pasador de la ciudad.

APU: ¿Con qué cambios y con qué ideas se encontró ahí?

WS: Hay una anécdota que se cuenta del primer día que llega Proyecto 7. Estaba Horacio, el director del Monteagudo, y se acerca una de las personas que estaba viviendo ahí desde hace tiempo. Le pregunta, - ¿Y ahora que se viene, la democracia o la dictadura? - , y Horacio le contesta, -Eso lo vamos a decidir entre todos-.  

Desde un primer momento se planteó la realización de asambleas  dentro del Centro de Integración para que la gente se expresara, dijera qué le gustaba y qué no le gustaba. De esta manera, las personas empezaron también a formar parte en la organización del mismo centro.

Otra cuestión importante es que el centro está las 24 horas abierto. Antes, una persona que llegaba a un parador llegaba a las 7 de la tarde para hacer una cola para ver si conseguía lugar, dormía durante la noche, comía, pero al otro día a las 8 de la mañana se tenía que ir y durante todo el día tenía que andar dando vueltas por donde pudiera hasta que se hicieran nuevamente las 7 de la tarde para volver a hacer la cola, eso estancaba mucho a las personas que intentan recuperarse.

En cambio, acá desde un primer momento se planteó que cada persona que llega y tiene un lugar, lo tiene definitivo hasta que se recupere y salga adelante, por eso empezó a funcionar las 24 horas del día.

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APU: ¿Cómo financian el proyecto La gran casa?

WS: Nos parecieron interesantes los nuevos métodos que se están utilizando hoy. Nosotros nos estamos financiando a través de una página Web que se llama Panal de ideas, que busca financiamiento colectivo, o sea, trata de romper con los intermediarios.

Básicamente, uno sube el proyecto, cuenta la idea y cualquier persona que entra a la página, puede directamente aportar. El libro lo estamos vendiendo de manera anticipada para poder conseguir lo necesario para mandarlo a imprenta. A mitad de diciembre va a estar impreso y se va a armar la presentación en el Centro Monteagudo. Ahí todas las personas que colaboraron van a poder llevarse su libro a casa.

APU: ¿Ustedes vienen de una experiencia de medios alternativos?

WS: Yo particularmente participé de la cooperativa de fotógrafos En la Vuelta, dedica mucho a las coberturas periodísticas, sobre lo que pasa día a día en las calles. Hernán Vitenberg, que es otro de los miembros de la cooperativa, participó de la revista Indómita luz, que nació del impulso de ex estudiantes de la Escuela de Fotografía de Avellaneda. Este es el primer proyecto que presentamos,  para el año que viene ya estamos pensando en lanzar otras cosas, buscar propuestas y de acá en más, esperamos que salgan muchas más cosas.

APU: ¿Cómo fue el recibimiento de las personas del parador cuando ustedes tuvieron la idea de trabajar fotográficamente esto?

WS: Fue interesante porque justamente yo pasé por la asamblea para decirles que quería contar el proceso de cambios que iba a haber en el lugar, cómo se iban a organizar y la vida diaria del lugar. Me dijeron que les parecía bien y que le diera para adelante. Eso fue generando una confianza y empecé a ir todas las semanas, a compartir con ellos.

Algo lindo que pasó es que se formaron talleres culturales con personas del barrio que sabían algo. Así surgieron los talleres de pintura y escritura, todo eso le fue dando vida al lugar. De un taller de radio que duró nueve meses, hoy nació un programa que se llama La voz de la calle. De los talleres de escritura, se creó una revista que se llama Nunca es tarde. Todo eso fue producto de  este cambio que ya lleva dos años y que da resultados,  mucha gente ya está laburando en el Centro o laburando y alquilando en otro lado.