"Foucault trata de formular la posibilidad de una política progresista que no sea humanista"
Por Enrique de la Calle
AGENCIA PACO URONDO: ¿Cuál es la particularidad de este libro y por qué el lector debería seguir insistiendo en la lectura de Michel Foucault?
Edgardo Castro: La particularidad de este libro pasa, sobre todo, por el método del pensamiento de Foucault. En realidad, son una serie de textos que algunos de ellos ya eran conocidos, habían circulado en español pero son difíciles de acceder porque son ediciones agotadas o revistas que no se consiguen, otros no habían circulado en español. La idea fue reunir esos textos en torno a la cuestión del método.
Cuando uno pone esos textos todos juntos, tiene una lectura de Foucault diferente a la que se hizo de esos mismos textos de manera dispersa y hace incluso, 40 años atrás. Uno ve ahí cómo Foucault trata de tomar distancia de un estructuralismo fuerte. Ese es un poco el núcleo del libro, igual hay Foucault para mucho más.
Actualmente, la última pareja de Foucault, Daniel Defert, acaba de ceder a la Biblioteca Nacional de Francia el archivo de Foucault, que para que tengas una idea de lo no publicado, son 72 mil páginas manuscritas. Impresas calculamos que son entre 32 y 35 mil.
APU: En varias entrevistas se vuelve sobre uno de los libros emblemáticos de Foucault, “Las palabras y las cosas”, y se puede observar como él toma distancia de algunas de sus posiciones.
EC: Sí, Foucault es alguien que siempre vuelve a sus investigaciones, es crítico de sí mismo. Claramente la explicación que hay en “Las palabras y las cosas” acerca de las ciencias humanas, la psicología, la sociología, es una explicación - aunque Foucault a veces no lo quiera reconocer - marcadamente estructuralista. Después, en otros momentos de su obra, él ha explicado el mismo tema de maneras diferentes.
Lo interesante de este libro es que es un libro de política, es decir, qué es lo que uno hace haciendo filosofía y ciencias humanas. Cuando leés los textos sobre el estructuralismo, la problemática fundamental no es sólo qué es esto que llamamos estructuralista, es decir, si hay una estructura que resiste o no los cambios históricos, es más bien lo contrario, cómo un método puede tener una función histórica, si puede tener una función histórico-política.
Hay uno de los textos que a mí particularmente me gusta mucho y se titula así: “El estructuralismo permite diagnosticar lo que es hoy”. Es un método de lectura del presente. Esos textos tienen un contexto político fuerte, muy marcado, que no siempre ha sido percibido.
En el libro aparecen figuras intelectuales que nosotros, no digo que no leemos, pero que no son lecturas muy conocidas: pienso en Georges Dumézil y su estructuralismo, que ha sido muy importante en la formación del método foucaultiano.
Foucault trata de formular la posibilidad de una política progresista pero que no sea humanista. Ese es el punto y quizás sea el más difícil políticamente.
APU: Hay una entrevista donde se profundiza sobre la discusión sobre si se puede hacer política por fuera del humanismo o que si en definitiva no se cae siempre en alguna forma de humanismo ¿Cree que Foucault resuelve bien ese dilema?
EC: Creo que Foucault no cierra el tema. No sé hasta qué punto un progresismo, entendido en el desarrollo de las libertades individuales, de las posibilidades de experiencia de vida, es compatible con el humanismo. Pues el humanismo ya tiene una definición del hombre, de lo que tienen que ser las posibilidades de vida y de las experiencias humanas.
No podemos suponer que tenemos un conocimiento acabado, final, acerca de lo que es el hombre y proponer a partir de un conocimiento que siempre es inexacto una definición que pone límites a la vida de los hombres y a la acción política de los hombres. Hay un texto donde de un modo escandaloso se dice que el nazismo también es un humanismo. El humanismo no es una feliz e inocente posición, aunque pueda ser presentada así. Hay que preguntarse hasta qué punto tener una cierta definición acerca del hombre da realmente lugar a una política.
Otra cosa sería la posición de Sartre, donde nos encontramos con una definición humanista que parte de que en el hombre reside una esencia. Pero sobre las discusiones entre Foucault y Sartre podemos hacer un futuro libro (risas).