Universidad y Dictadura: La toma del Rectorado de la UNLP
Por Gerónimo Erdmann Mc Donald
Nuestro país vive en esta última década un avance trascendental en materia de Derechos Humanos como nunca en su historia. Considerada la Argentina una referencia obligada a nivel universal por ser casi el único país que ha podido llevar al banquillo de la justicia a quienes fueron sus propios dictadores y genocidas.
Ello se ve acentuado más aún, al haberse iniciado un nuevo capítuloen relación a los DD.HH. como ser el enjuiciamiento de los responsables civiles cómplices de la última dictadura.
Es así, que uno de los procesos más trascendentes hoy en día en los juzgados federales de la ciudad de La Plata, es el juicio por el ex centro clandestino “La Cacha”. En dicho proceso, a raíz de la declaración de Adelina Dematti de Alaye (Madre de Plaza de Mayo), que denunció a 21 médicos de la morgue policial de la provincia por firmar certificados de defunción de personas asesinadas por la dictadura, se puso la lupa sobre Enrique Pérez Albizu, uno de los firmantes.
El hecho conmovió al universo universitario, excepto al radicalismo y sus aliados del FAP que no emitieron palabra al respecto ni se hicieron presentes, es así que se definió llevar adelante una importante medida de fuerza como fue la toma del Rectorado.
Resulta intolerable que en nuestra Universidad, la enseñanza y los cargos públicos de la misma se encuentren en manos de personas sospechadas de complicidad con delitos tan aberrantes como los denunciados, luego de 30 años de lucha por los DD.HH. y en favor de la democracia.
La educación universitaria debería ser ejemplo por los conocimientos técnicos de sus profesionales pero fundamentalmente porque deberían estar los mejores entre nosotros en términos éticos y morales. La formación de los futuros profesionales que el Pueblo reclama para colaborar en la resolución de sus conflictos, no puede quedar en manos de quienes hayan sido condenados, imputados o sospechados de cometer o colaborar en la comisión de delitos de Lesa Humanidad.
Pero la facultad de Medicina no sólo posee un tinte retrógrado y fascista por albergar en sus esferas más elevadas a semejantes seres, sino que encima institucionaliza el mismo en la facultad a través de la agrupación de docentes denominada “Hoja de Roble”. La misma es la traducción al mundo universitario de los resabios del neoliberalismo, traducción político ideológico que tiene como consecuencia una enseñanza elitista y excluyente.
Por tal motivo, es que desde el Movimiento Universitario Evita La Plata apoyamos la toma del Rectorado y exigimos una intensa investigación de todos los docentes y funcionarios de nuestra alta casa de estudios, exigiendo la separación de los cargos a los sospechados, investigados e imputados,tanto por haber cometido como por ser cómplices de delitos de Lesa Humanidad.
La Universidad debe transformarse en la herramienta que colabore en la obtención de mayores niveles de dignidad para nuestra sociedad, una Universidad desde y para el Pueblo, pero la misma no podrá conquistarse lamentablemente, mientras en su núcleo de poder todavía subsistan quienes colaboraron en la desaparición, tortura y asesinato de los hijos de nuestra Patria.
* El autor es referente de la Agrupación ECOS Derecho y miembro de la Mesa del MUE La Plata.