La diseminación del odio

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La diseminación del odio

08 Agosto 2014

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Por Santiago Gómez

En tiempos en los que reconocer las diferencia entre una religión y un Estado conlleva el riesgo de ser acusado de nazi, encontrarse con una obra como “Difamación”  del director israelí Yoav Shamir, renueva fuerzas, levanta la moral y nos llena de aire. Ante los siempre repetitivos titulares de diarios, el autor se propuso investigar sobre el “antisemitismo”, ya que al autor considera que “siendo un judío israelí, nunca experimenté el antisemitismo”. Ligando desde el inicio la vinculación del poder de Israel con los medios de comunicación, Shamir observa que en los iarios siempre hay tres palabras dando vueltas  “holocausto” , “nazi” y “antisemitismo”. “Me resultó perturbador, siendo que (Israel) fue fundado para dar  a los judíos un lugar seguro para vivir”. Por esta razón, para entender lo que sucede en Israel, viaja a los Estados Unidos a entrevistarse con el Presidente de la Liga Antidifamación (LAD), una organización a la que le pagan por encontrar denuncias de antisemitismo..

La películas nos permitie circular por dentro de distintas instituciones judías que el director nos muestra para que podamos observar las diferencias aún dentro de la comunidad judía organizada, en tiempos donde Israel niega y bombardea a los diferentes. Shamir muestra distintas posiciones de víctimas del Holocausto frente a la política llevada adelante por Israel y la campaña del Estado de Israel para estigmatizar y difamar a los distintos actores, intelectuales, académicos, religiosos judíos que se oponen al gobierno israelí. Viendo este documental podemos escuchar a rabinos oponerse a la política de Israel, con argumentos cercanos a los que el colega Pedro Brieger utilizó y fue acusado de anti judío por un ex rabino, ex banquero, dueño de un multimedio. Un tipo bastante parecido a los que la película muestra.

Shamir no deja prejuicio sobre los judíos por abordar. Filma a su abuela, una mujer de más de noventa años, sionista que vive en Jerusalem, luego de dejar Rusia y le comenta que dicen que hay muchos antisemitas allá afuera. Allá afuera es fuera de Israel. “¿A dónde hay antisemitas?”, le pregunta  la anciana al nieto. “¿Y entonces por qué no se vienen a vivir acá? ¿Están esperando que los maten?”. Y por qué no vienen le pregunta el nieto. “Porque aman el dinero. Los judíos aman el dinero. Los judíos son pillos. ¿Por qué deberían venir y trabajar por dinero si pueden hacer dinero allí sin trabajar? (…) Tienen dinero sin trabajar. Si vienen aquí, tienen que trabajar.” Cómo hacen dinero sin trabajar, pregunta Shamir. “Intereses, prestando dinero a tasas altas, vendiendo alcohol, vino. Los judíos saben de esos negocios falsos. Te lo digo, “yo soy la judía de verdad”. El dinero no me enceguese, nada lo hace”, responde la abuela.

Ante estas respuestas el nieto acertadamente le señala que está hablando como los antisemitas sobre los judíos. “No, no lo hago. Si se quieren quedar en el extranjero ¿Están esperando que venga otro Hitler para matarlos, antes de escapar?”. El autor deja a la abuela, para mostrar la preparación a los estudiantes secundarios israelíes a quienes llevan a Polonia a ver los campos de concentración y acrecentar su paranoia social de que el mundo los odia por ser judíos. Durante el viaje de estudio, los jóvenes viajan acompañados de los servicios de inteligencia. ¿Cómo no quieren que sientan miedo con semejante operativo a su alrededor? Shamir logra captar una escena en Polonia, de unas adolescentes conversando con tres ancianos poloneses, a quienes no les entienden lo que dicen y por lo tanto acusan a los viejos de antisemitas.

También se puede ver en el documental a Norman Finkelstein, académico estadounidense, autor de “La industria del Holocausto”, sus padres estuvieron en los campos de concentración nazis, de quien circuló por internet su respuesta a una joven que lo acusa de antisemita. Finkelstein plantea la posibilidad del humor sobre el nazismo.

Creo que es un gran plan esta película para el domingo.