Julio López y los riesgos de una marcha folklórica
Por Juan Manuel Ciucci
Se cumplen 8 años de la desaparición de Jorge Julio López, tantos años ya, de otro desaparecido en democracia. Una deuda que estos años de década ganada no pueden ocultar. Con una causa que no avanzó, sin que los culpables paguen, con un Estado que no ha sabido reconocer su responsabilidad en la desaparición y en la falta de justicia.
Los compañeros y familiares de López han sostenido con entereza su pedido de justicia. Las marchas de todos los años en La Plata son un punto de encuentro para recordarlo y exigir que la causa avance y se castigue a los culpables. La consigna de este año fue "Sin Julio López no hay déKada ganada".
Pero en la Ciudad de Buenos Aires, este octavo aniversario mostró una pálida imagen de las organizaciones convocantes y del apoyo popular a la causa. Con muy poca gente, y con organizaciones que han vuelto folklórico el acto, como esas fechas que se repiten, sin más, para salir cada tanto a las calles. Y para sumar reclamos de la actualidad política, como corresponde, pero que terminan sectorizando el acto entre los convocantes. Quienes a su vez tampoco movilizan fuertemente a sus militantes, por lo que la Plaza de Mayo permaneció semivacía durante la lectura del documento final. Sumado a esto, casi ningún medio cubrió el acto, por lo que la ciudadanía en general quizás ni haya recordado qué fecha estábamos transitando.
El kirchnerismo nunca comprendió qué significa la desaparición de Jorge Julio López, y por eso no ha salido a las calles a reclamar por su aparición y el castigo que merecen quienes creyeron que con esa acción podían parar estos años de memoria, verdad y justicia. López, un compañero peronista, es un dolor de todos, alguien que sufrió la represión del Estado y que 30 años después, sufre la violencia de quienes quieren el olvido.
Ayer ninguna organización popular kirchnerista estaba presente en el acto, algo quizás entendible por el fuerte tono del mismo contra el gobierno en las figuras de Milani y Berni. Pero tampoco convocó a otra marcha, a otro encuentro militante, para repudiar su desaparición y recordar a un militante, que hizo de su vida una construcción de memoria. De esa misma memoria antigenocida que estos años han construido.
Las diferencias en cuánto se ha avanzado en las causas de lesa humanidad, el discurso del Estado en el tema, los planteos de los partidos políticos o las diversas opciones políticas de los organismos de DDHH, no pueden ser un límite ante una causa que es de todos.
Hace 8 años que nos falta Jorge Julio López. No podemos caer ni en el olvido ni en el perdón.