Cronología de la relación EEUU- Irán
Por Camila Matrero, integrante del Geenap.
Este compromiso, prevé la reducción de las actividades nucleares (disminución de las capacidades de enriquecimiento de Uranio), a cambio de un alivio en las sanciones económicas que se impusieron a Teherán en los últimos años. La reconfiguración de las alianzas es un arte político desempeñado por la potencia del norte desde que emergió como tal; y como en la novela de Orwell, cambiar los amigos y enemigos de tanto en tanto, ayuda a transitar la coyuntura.
Cronología de una relación cambiante
En 1953, EEUU e Inglaterra orquestaron el derrocamiento del Primer Ministro, Mossadegh, para recuperar el control petrolero. Este recurso había sido nacionalizado por el Parlamento en 1951. A partir del golpe perpetuado a las instituciones democráticas, el Sha (máxima autoridad religiosa) gobernó con mano de hierro en función de los intereses económicos y militares norteamericanos. Los cuantiosos ingresos petroleros de aquellos años, desarrollaron un crecimiento desigual y una modernización desequilibrada en el país; mientras se intensificaban las relaciones capitalistas, las poblaciones rurales seguían manteniendo estructuras de carácter feudal. Las tensiones sociales estallan en la Revolución de 1979, que da nacimiento a la República Islámica de Irán. A partir de entonces, se comienza a debilitar el control estadounidense en Medio Oriente y asciende el fundamentalismo islámico de corte antiimperialista. En las décadas siguientes, se asiste a una fuerte confrontación entre el fundamentalismo y el imperialismo, lo cual permite que se refuercen mutuamente.
Durante la década del ‘80 y ’90 Irán extiende sus zonas de influencia en Medio Oriente, y se comienza a perfilar como una potencia regional. Se debe tener en cuenta que el país se encuentra en un punto geográficamente estratégico, por su centralidad en Medio Oriente y por compartir frontera con Rusia; a lo que debemos agregar su extensión territorial (está entre los 10 países más grandes del mundo), sus enormes reservas energéticas de gas y petróleo, y su significativo desarrollo industrial (por encima de la media de la región). Estas características, más su vocación hegemónica, encendieron alarmas en EEUU. Su solución, fue organizar y financiar a grupos fundamentalistas sunitas (en dónde se incluye el propio Saddam Hussein), para que se enfrenten a la República Islámica, con preponderancia chiita. De esta manera, la ingerencia extranjera profundizó las rivalidades entre las doctrinas que existen en el Islam.
La correlación de fuerzas cambia después de la invasión a Irak en 2003. Con el derrocamiento a Saddam Hussein, la fracción chiíta llega al poder y se alía a Irán. De esta manera Teherán extiende su área de influencia en Siria, el Líbano, Palestina e Irak. Esta vez, EEUU aludió preocupación por el plan nuclear de su adversario y encaró a partir de 2006 la contraofensiva económica, vía embargo, afectando al comercio y las inversiones extranjeras. La tensión entre ambos países fue en aumento hasta que, sin preverlo, las amenazas de ambos pasaron a ser otras. El surgimiento, radicalización y extensión del Estado Islámico, generó una situación incontrolable en Siria, Afganistán, Irak y el Líbano, mientras suma adeptos en toda la región. Así, EEUU e Irán confluyeron en un enemigo común, que les permite justificar su acercamiento.
A esta situación, debemos agregar una serie de factores que ayudan a entender la búsqueda de un acuerdo. Los motivos de EEUU se explican en el alto costo que le ocasionó la intervención militar de 2003; y el peligro que representa para sus intereses geopolíticos, la nueva vinculación que promueve Rusia y China en la región.
Por su parte, Irán está atravesando una situación económica asfixiante, se estima que está perdiendo 9 mil millones de dólares al año por el embargo. La apremiante situación económica, se refleja en el incremento de los niveles de pobreza, pasando del 22% en 2005, al 40% en 2012; durante ese año el PBI bajó en un 5,4% y las reservas internacionales pasaron de 110 a 70 mil millones de dólares. En ese contexto, y ante el descontento generalizado de la población, en 2013 gana las presidenciales el candidato reformista Hasan Rohaní. La novedad política de esta elección fue la victoria de un candidato no apoyado por ayatolá Jameney, la más alta autoridad religiosa.
En este marco, se renuevan los vínculos bilaterales entre los países. Si bien el compromiso no está sellado, se están realizando las últimas rondas de negociación para concensuar sus principios generales, mientras el acuerdo definitivo debería alcanzarse antes que termine junio. El mundo está cambiando, las alianzas se reconfiguran, y más que un cambio de fichas, parece que el tablero geopolítico voló por los aires.