Domingo supernaranja: victoria de Scioli sobre Macri y sobre La Cámpora
Por José Cornejo
La forma en que el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, quiebra la boca cuando tiene que transitar un resultado adverso es gráfica en sí misma. Por segunda vez, luego de la increíble derrota santafesina, Macri no bailó extendiendo y cerrando los brazos. Horacio Rodríguez Larreta quedó a tres puntos del balotaje.
Casi en simultáneo, en un discurso que duró menos de cinco minutos, el presidente de Aerolíneas Argentinas e integrante de la mesa de conducción de La Cámpora, Mariano Recalde, reconocía que no llegaba al segundo puesto. Con un timbre triste en la voz, confesó que no le alcanzó el tiempo. Cuando terminó, Héctor, su padre, le dio un fuerte abrazo por la espalda.
Si existe un equilibrio cósmico de las energías, ¿adónde se fue la alegría? No al sobrio búnker de Martín Lousteau, que ahora debe estar craneando si asumir el papelón de bajarse de la segunda vuelta, o transitar el papelón de enfrentar a Rodríguez Larreta. El macrista le saca más de 20 puntos de ventaja.
Adónde seguramente deben estar brindando es en frente a Plaza San Martín, La Plata, residencia formal del gobernador Daniel Scioli. Para el sciolismo, el domingo no podría haber sido más soleado. Macri – su antagonista presidencial - sigue sin ganar. Y el caballo troyano que Cristina Fernández de Kirchner le regaló, es decir, La Cámpora, finalizó en un cómodo tercer lugar.
No solo eso. El gerontopejota pampeano derrotó a una lista afín al camporismo. El flamante gobernador cordobés Juan Schiaretti le mandó saludos al motonauta (para perplejidad de Sergio Massa). Y la espectacular victoria riojana lo tuvo a Scioli como invitado principal.
La hoja de ruta electoral sigue, pero los naranjas siguen sumando millas. Siempre exigente con todos los que lo rodean, Scioli habrá pensado: “Lástima que en Grecia se impuso el no”.