Apuntes de Academia: de zurda
Por Diego Kenis
En pocos días, tras retomar con altibajos el ritmo de competencia, Racing recuperó la buena senda de triunfos que inauguró al promediar el torneo pasado, que se quedó. Clasificado en Copa Argentina y a seis unidades de la cima en el atípico certamen de treinta escuadras, Racing recuperó también los goles de Gustavo Bou y buena parte de la solvencia defensiva que lo caracterizó en sus mejores meses. La sapiencia de Diego Milito y la seguridad de Sebastián Saja se dan por descontadas, a estas alturas.
El equipo santafesino ofreció un duro reto. Tras los dos tantos bien bautismales, de Oscar Romero con ayuda de un rebote y de Bou en extraordinario disparo de sobrepique y “tres dedos”, el “Tatengue” se armó y aprovechó algunos claros en la retaguardia académica para generar peligro. Raro últimamente, eligió varias veces la opción a un toque y trianguló con precisión para acceder a situaciones propicias. El descuento llegó, tarde y de cabeza.
Milito
Poco que agregar, ya, sobre el ex delantero del Inter. Sólo confirmar sus méritos. La generosidad, la lucidez de lectura, la rapidez. Frente a Unión, extraño, perdió algunas divididas. A cambio, puso una gran habilitación, larga y de zurda, en el momento menos pensado. Y se ofreció siempre. Algún tercer ojo en un puñado de jugadas lo hubiera captado: estaba solo, bailando un cálculo con el último defensor rival, para esquivar el fuera de juego. La generosidad no sólo da pelota, también se muestra como auxilio, respiro o mejor chance.
Se viene el zurdaje
Racing saltó a la cancha con una atípica distribución del territorio: a contramano de lo que suele suceder, en el equipo hubo seis zurdos. Mayoría, quórum propio. Cuatro de ellos estaban en el mediocampo, que en esta ocasión no contó con miembros diestros. El arquero Saja y el lateral Leandro Grimi completaron la lista que escandalizaría a Mirtha.
Las obligadas ausencias del lesionado Ezequiel Videla y el suspendido Francisco Cerro colocaron a Luciano Aued como volante central. Racing ganó en panorama y en la jugada inesperada, por el pensar zurdo. Quedó expuesto por el menor quite y el lógico adelanto de Aued: habitualmente, Videla se acomoda entre el círculo central y los dos centrales, que esta vez fueron tres.
Los restantes del medio fueron hombres de vocación ofensiva: Marcos Acuña mayormente por derecha y con el plano completo, propio del perfil cambiado, Romero con su eléctrica ilusión a cuestas y Washington Camacho, esta vez más atado por su compromiso de colaborar con Grimi, disminuido físicamente y corrido hacia la posición de stopper.
Así las cosas, Racing fue un alegre reino del revés mientras buscó una ventaja suficiente para la diestra tranquilidad. La pelota circuló y los espacios aparecieron. Ya se sabe que –al decir de Jorge Valdano- un zurdo pasará por Z para ir desde A hasta B. Así enunciado por un diestro, claro: es factible suponer que el zurdo no lo asume de igual modo, y habitualmente queda demostrado que el camino que pasa por Z suele ser más económico. No pocas veces, más bello. Racing no derrochó talento, pero sí mostró pasajes de una agradable vorágine de espejo.
Crear para re- crearse
Después del éxito, con un andar aceitado y participación en ligas mayores a la habituales, la aparición de cierta carencia de oxígeno para seguir creando no es sorpresa. El andar aceitado refiere a industria, pero no hay máquinas de crear o de ganar. Ni esl fútbol es ajedrez ni el ajedrez mecánico.
Suele ser necesaria otra apuesta. Este Racing, el de Diego Cocca, siempre mostró elementos personalísimos, combinados con un trabajo adecuado para tener a cada elemento a punto. La innovación de lo simple, la revolución no es nunca laberíntica. Como dijo el poeta, crece desde el pie. Pie zurdo.