Recomendación de amigo: La cultura de la marihuana
Por Santiago Gómez –desde Florianópolis
Un viaje a través de la historia de la prohibición de la marihuana en los Estados Unidos que demuestra cuáles son los verdaderos intereses en juego detrás del tráfico de drogas. El nombre original de este documental, que en Netflix se encuentra como La cultura del porro, es The culture high. Durante una hora y media muestra los resultados de la llamada “guerra contra el narcotráfico” a través del testimonio de militares, agentes de la DEA, una formadora de espías del servicio inglés MI5 y una serie de destacados científicos de nivel internacional que fundamentan la necesidad de legalizar la marihuana para terminar con el encierro de pobres, que solo sirve a los dueños de las privatizadas cárceles estadounidenses. ¿Por qué, si se demostró que el HSBC lavó dinero del narcotráfico, ninguno de sus ejecutivos fueron presos y tan solo pagaron multas? cuestiona la película.
Ojalá sirva este documental para que reflexionen aquellos que se oponen a la legalización de la marihuana. La criminalización del consumo no ha servido más que para arruinarle la vida a millones de personas alrededor del mundo. El nivel de represión social que vive los Estados Unidos, donde nació la “guerra contra el narcotráfico”, es responsable de los índices de encarcelamiento de la población negra en su país porque los negros son los pobres, así como en América Latina las cárceles están llenas de jóvenes pobres que los encarcelan por venta minoritaria de drogas o por consumo. Una formadora de agentes de inteligencia del MI5 británico cuenta los cambios que significó declarar la guerra a las drogas. “Nosotros sabíamos que era la guerra, pero la guerra a las drogas, la guerra a un concepto fue algo novedoso. Nuestros compañeros comenzaron a trabajar en los aeropuertos, es imposible evitar que entren drogas al país”.
En el documental se sostiene la legalización de la marihuana con argumento en el respeto de los derechos constitucionales, los límites que tiene el Estado para entrometerse en la soberanía de las personas, en su libertad de elección. Se expresan argumentos científicos: a partir de la prueba irrefutable de que no hace el daño del alcohol y el tabaco, no se ha probado que la marihuana mate o genere cáncer y sí sucede eso con el tabaco, que es legal. Y se aborda la importancia de la utilización medicinal de la marihuana. Es un documental largo, porque lejos de centrarse en la discusión sobre la criminalización del consumo, se detiene en el entramado de actores que impiden la legalización de la misma debido a los negocios que realizan con la prohibición.
Frente a la patologización de la vida cotidiana y su correspondiente medicalización de los comportamientos que incomodan, la película muestra la historia de un niño que desde los dieciséis años recibe psicofármacos después de haber tenido convulsiones y los efectos de la medicación en su vida hasta que el padre comienza a darle un remedio a base de THC. En tiempos en los que a los niños se los medican desde más chicos, debido a la confianza que tienen en los profesionales, en una época en la que la palabra "técnica" tiene más autoridad que la de la familia, vale prestarle atención al asunto. Impacta la escena en la que van a una farmacia y ven las bolsas de papel madera con medicación para un cliente. Es común en los Estados Unidos encontrar personas que toman más de veinte pastillas.
Este documental cuenta la historia de la guerra a las drogas como efecto de la marketinización de la política, ya que tanto Nixon como Reagan tenían pruebas de que era una droga menos dañina que el alcohol y que la prohibición solo empeoraría el problema. El psiquiatra y neuropsicofarmacólogo David Nutt, que fue contratado por el gobierno inglés como asesor sobre la legalización de la marihuana cuenta que fue echado después de presentar la evidencia científica sobre los verdaderos daños que genera la planta. Esto generó un debate en los medios de comunicación sobre para qué consultar a la ciencia si cuando presenta pruebas los políticos del espectáculo se quedan con lo que da votos.
Del documental participan el creador del sello musical Virgin, Sir Richard Branson, los raperos Snoop Dog y Wiz Khalifa; este último señala las diferencias en el trato que recibe desde que es conocido. “Antes me veían con un porro y me detenían, ahora tengo permitido fumar”. Como dato de color, la historia de Howard Marks, quien dejó la facultad de Oxford durante los setenta para comenzar a traficar droga en los equipos de música de Pink Floyd, Genesis, Eric Clapton, hasta ser arrestado, luego de una persecución internacional. “Los músicos no sabían nada, yo arreglaba con los managers”.
Un documental imperdible y que se debe recomendar a todos aquellos que aún se oponen a la legalización de la marihuana. Ojalá este documental sirva para aquellos que valoran más la palabra extranjera que la local, la palabra de los “que saben”, para que vean cómo uno a uno son derribados los argumentos contra la legalización. La prohibición, quedó demostrado, solo genera pobres en las cárceles, ejecutivos de bancos comprando casas en Nordelta con el dinero del narcotráfico, narcotraficantes que no corren el riesgo de ser asesinados por los policías que los protegen y cientos de miles de muertos. 70.000 muertos ya cuenta México por sostener el consumo estadounidense de drogas. Drogas que se creman en el mejor de los casos y cuerpos que ni cremarlos se puede porque aún no aparecen.
Un documental imperdible. Largo, pero vale verlo.
{youtube}UW4JFagPRiY{/youtube}