Macri y Massa en Davos: el Posporno criollo
Por Salomé Farias
De las banderas del posporno como vanguardia en el mundo Triple X por representar a las minorías sexuales; a las banderas del Foro Económico de Davos que, sin hablar de vanguardia, retoma la representatividad de las minorías pero con un detalle no menor: las aquí representadas no serán las más necesitadas.
A un año de aquel editorial victorioso en el que se cuestionaba que Cristina Fernández ‘prefería ir a La Habana antes que a Davos’, donde se analizaba de manera apocalíptica el rumbo de la política internacional, (además de hablar del monólogo por encima del diálogo del gobierno autoritario de CFK); hoy retomamos la lógica del diálogo y previsibilidad de los estandartes económicos occidentales de la democracia del ‘querer ser’.
El ‘querer ser’ es nada más, y nada menos, que retomar nuestros orígenes eurocentristas rubiones, de ojos claros y con buen porte, de aquellos inmigrantes que construyeron la patria, coronándolos en el sueño americano de quienes destruyeron esta patria, y la eurocentría también. Raro no?
Las relaciones internacionales responden históricamente a una dinámica particular, regida por, si se quiere, el fantasma de la Guerra Fría. El mundo se divide entre el capitalista sueño americano, y la tiranía de la felicidad colectiva comunista.
Intereses van intereses vienen, la democracia reina en el mundo, con todas las comillas que la definición requiere.
Bajo textuales como “queremos demostrarle al mundo de que la Argentina es un buen lugar para invertir” del ex candidato a presidente por el Frente Renovador, Sergio Massa, presente en Suiza; como las que el mismo Mauricio Macri, hoy Presidente de la Nación, supo decir en 2014 cuando asistió a este mismo Foro: la intención de convertir a la Argentina “en un polo de atracción de inversiones"; se entrega al interés extranjero la soberanía política y la autonomía económica. Por qué? Es un poco más largo de explicar pero identifiquemos esos “intereses”.
Perón, Juan Domingo, como tantas otras cosas, la supo definir concretamente en términos de economía, intereses, y política: “Los técnicos miden la inflación por el dinero circulante, porque para ellos la economía depende del capital. Nosotros medimos la inflación por el costo de vida, porque para nosotros lo fundamental es el bienestar social, al que está subordinado la economía y el capital”. El amor a la Patria, el nacionalismo, y el valor al pueblo; de cara a la frivolidad del tecnicismo que excluye incluso, las propias características, la idiosincrasia del pueblo.
Uno se resiste a pensar cómo el liberalismo logra cooptar el espacio, de manera tal que tus propios intereses pasan a ser los intereses del ‘querer ser’, para encajar y/o pertenecer a un sector político y social que domina el mundo. Sin embargo es así como funciona el capitalismo liberal. Se desarrolla una supuesta necesidad que uno incorpora como extrema.
Cuando hablamos de un país, las cosas se manifiestan de otra manera: se pervierten intereses. Podemos discutir si la pizza casera es más o menos rica que la comprada, pero pareciera que no podemos discutir si es mejor desarrollar la industria nacional, generando fuentes de trabajo y estimulando el consumo interno, o liberalizar el sistema de importación y exportación con un dólar “competitivo” que resulte más barato traer de afuera que producir la mercadería. Entonces empieza el vaciamiento de lo nacional, donde cobra protagonismo la soberanía política, porque el siguiente paso es entregar en manos extranjeras, que son “los que saben”, los recursos propios que a lo largo de la historia tratamos de desarrollar.
Es un sinfín de condiciones y condicionantes que se reducen al interés de la clase gobernante.
Hoy, en la cumbre económica más importante del mundo empresarial, la política argentina advierte el regreso al Fondo Monetario Internacional y a sus condiciones económicas de inversión. Esto es, regir la economía interna bajo estandartes de economía internacional capitalista liberal.
El Fondo Monetario, desde Davos, ya dio condena a nuestro país proyectando un decrecimiento de la economía del 1% para este 2016, a la espera de que el siguiente paso sea la reincorporación de deuda, para gobernar bajo bandera norteamericana. Nada. Tecnicismos, que nos devuelven a la recesión y a justificar las medidas de ajuste.
En suma, el país vuelve a las relaciones carnales representativas de las minorías mejor posicionadas, en pos de la competitividad del mercado y esa ‘mano invisible’ que todo lo puede, a fin de concretar ese anhelo de ‘querer ser’.
“Prefiero que me aplaudan adentro a que me aplaudan afuera. Cada vez que aplauden a un gobernante de afuera es porque sonaron los de adentro”, afirmó CFK allá, por el 2013, en otro discurso patriótico autoritario.