¿Cristina conducción?
Por Juan Manuel Ciucci
En estos días inciertos, de diversas maneras escucho cómo pensamos el lugar de Cristina por venir. Su silencio, su ausencia, genera una inquietud en los compañerxs que provoca dudas respecto a su lugar como conductora. Y la danza de candidatos posibles hace que algunos se arrimen a los danzantes.
Entonces debo apelar al modo en que entiendo este presente (y ese pasado tan cercano, pero a la vez tan remoto) para encontrar una respuesta. Una para mí, no para los compañerxs, o también para ellxs, si les sirve. Me escucho diciendo que hace ya un rato largo que no la interpreto, que no la entiendo. Me escucho diciendo que sí, que hubo muchos errores, y que si en las buenas todas los meritos eran de ella, en las malas las responsabilidades también. Releo las notas que escribí, algunas por las que incluso me dijeron sumiso, en las que exaltaba la figura y la conducción de la ex Presidenta.
Con todo eso intento prefigurar lo que vendrá. Encauzar esas dudas que tienen (y tengo) sobre nuestro porvenir. Así digo: Cristina es una Conducción Histórica, no es un momento más dentro del peronismo. Pero debo aclarar que el kirchnerismo tampoco es una “superación” del mismo, es su versión de este comienzo del Siglo XXI, pero se encuentra contenido en su historia. Pero que desde Perón y Evita no ha habido una conducción del Movimiento como esta, que se haya enraizado tan profundamente en nuestro Pueblo.
Me escucho decir que el peronismo es el Frente de Liberación Nacional, y que es ése su camino/destino. Que desde allí debemos pensarlo, y no ahogarnos en los escrúpulos del Partido Justicialista, sin que ello signifique abundar en un antipejotismo. Que son tiempos en donde debemos saber dialogar con aquellos sectores que en estos años se mostraron distantes, y que ante la amenaza de la restauración conservadora comienzan a acercarse.
Cristina no habla, no aparece. Está, pero es hablada por otros: los que la vieron, la filmaron, la difaman, la inventan. ¿Cuándo debería aparecer? ¿Qué debería ya haber dicho? Al preguntarlo, las respuestas son inciertas. Ahí es donde aparece su capacidad de trocar los límites de la política, de saltar por sobre sus decorados. O lo que nosotros aun creemos que es posible que haga, que diga.
Su lugar en la Conducción del Movimiento Nacional Peronista es incuestionable, digo. No porque temamos indagarlo, ni porque sea un mandato divino, sino por la enseñanza histórica de haber transitado más de 50 años sin una conducción similar (salvo Néstor, claro, su compañero de toda la vida). Que en su aparecer será donde nos encuadre en la actual situación, luego de apelar a los empoderados a enfrentar desde sus trincheras los atropellos de este gobierno. Que su figura es la que puede encauzar a todo el campo popular para llevara adelante esa batalla, me digo. Que incluso eso se encuentra más allá de su voluntad, que responde a lo que la historia le exige, a lo que el pueblo le pide.
Que se la discuta, a menos de 100 días de dejar la presidencia, me alarma. Es comprensible ante una derrota histórica, por la que perdimos la Nación y la Provincia de Buenos Aires. Pero tiende a permitir una disgregación que en nada colabora con las necesidades del presente. Y que no se articula con la verdad, aquella única realidad, de su destino atado al de la Patria.
RELAMPAGOS. Ensayos crónicos para un instante de peligro. Selección y producción de textos Negra Mala Testa y La bola sin Manija. Para la APU. Fotografías: M.A.F.I.A. (Movimiento Argentino de Fotógrafxs Independientes Autoconvocadxs)