Buitres: ¿Estamos hipotecados para siempre?
Por Ricardo Aronskind
Hay muchísima gente preocupada por el "arreglo" con los fondos buitres, y tiene razón. Pero veo algunos comentarios muy dramáticos, que me parece no ponen las cosas en perspectiva.
Este mal acuerdo nos costará 12.000 millones (seguramente 6.000 más de lo que habría salido de una negociación dura y sin apuros inventados). Y abren una incierta posibilidad de nuevos juicios (que reclamen la diferencia entre lo que se arregló con el 93% y lo que se les reconoce a los buitres). Mucha gente piensa que YA estamos hipotecados para siempre, y eso no es cierto.
El gobierno kirchnerista nos dejó muy desendeudados (me refiero a la deuda pública en dólares), y eso hace que por ahora -sólo en el corto plazo- tomar deuda no sea gravísimo.
Una gran deuda externa no se contrae en dos días, sino a lo largo de años. Esos años están por delante, y no está todo dicho. Claro, lo que vemos en estos días es un festival de irresponsabilidad pública de gobernadores y otros funcionarios que quieren cubrir su ineptitud para cobrar impuestos y gastarlos bien, con nuevo endeudamiento. Eso se viene en los próximos meses.
En cada una de esas instancias, se puede luchar contra el endeudamiento, y por el buen uso de los recursos públicos. En todos los niveles. Hoy tenemos un nivel de conciencia social mucho más alto que en los 90s en relación a la peligrosidad colectiva del endeudamiento.
El gobierno lo trata de llamar "inversiones". Lo que vienen no son "inversiones", sino préstamos, que se irán acumulando y habrá que pagar. En el mejor de los casos, el gobierno nacional y los gobiernos provinciales, los usarán para hacer obras de infraestructura, para 1) mitigar la fuerte recesión que están provocando con su macroeconomía a favor de los ricos, 2) crear alianzas políticas y 3) tratar de ganar las elecciones de 2017.
Lo que desde la economía política podemos decir, es que a los funcionarios de este gobierno no se les cae una idea en relación a cómo vamos a hacer para pagar la deuda que irán contrayendo debido a sus políticas basadas en el endeudamiento.
Esto es característico del neoliberalismo argentino: endeudarse ahora (con el aplauso del "mundo", o sea los países centrales), y no pensar nunca en estrategias productivas que permitan devolver los fondos sin destruir al país y hambrear a la gente. Insisto: aún no estamos severamente endeudados, y hay una batalla política - o muchas- que hay que librar en el futuro para evitar que nos vuelvan a enchufar una deuda gigante.
Pero desde mi punto de vista, el peor problema es el cortoplacismo irresponsable de quienes gobiernan la Argentina, y de parte de los ciudadanos, que siguen sin entender de dónde salieron los buitres, Griesa y todos los que hicieron negocios financieros con el país, a costa de nuestro futuro.