“Todavía en la Plaza, para renovar el sueño de nuestros hijos desaparecidos”
Por Geraldina Colotti
“Nuestros hijos dieron su vida por un sueño y nosotras lo renovamos todos los días”. No acusa el paso de los años la voz de Hebe de Bonafini, histórica líder de las Madres de Plaza de Mayo, nacida en 1928. Hoy, la organización que ayudó a fundar, el 30 de Abril de 1977, celebra 39 años. El 24 de marzo del año anterior, una junta militar tomó el poder en Argentina, y provocó una represión que, en seis años, produjo alrededor de 30.000 desaparecidos.
Desafiando el peligro, aquel 30 de abril las Madres lanzaron al mundo un símbolo de la resistencia, como una bandera: un pañuelo blanco en que se leían los nombres de sus hijos desaparecidos, un pañal de tela con que los arroparon de pequeños. Mujeres simples, poco a poco más organizadas, cada vez más conscientes del riesgo y dispuestas a mantener el valor de la vida. El 10 de diciembre de 1977, el Día Internacional de los Derechos Humanos, las Madres publicaron la primera lista de desaparecidos en los periódicos.
Esa noche, la trabajadora Azucena Villaflor, una de las fundadoras, fue secuestrada por un grupo de exterminio y llevada a uno de los campos de la muerte, probablemente la ESMA. Sus restos fueron encontrados el 8 de julio de 2005, ya en el comienzo de los procesos a los represores de la dictadura. Las cenizas están enterradas al pie de la Pirámide de Mayo, en el centro de la Plaza de Mayo, desde el 8 de diciembre de 2005, al concluir la vigésimo quinta marcha de la resistencia Madres.
Hoy, el pañuelo se ha convertido en un símbolo nacional de Argentina “y para todos los pueblos del mundo es la lucha, la resistencia, la transformación colectiva”, escribe Kabawil, el grupo de apoyo italiano a las Madres. Por su trigésimo noveno cumpleaños, Kabawil organizó una caravana, que concluye hoy en Mar del Plata.
¿Qué recuerda de esa Hebe del 30 de abril de hace 39 años? ¿Cómo comenzó la batalla?
Durante meses, nos encontramos en el Ministerio del Interior, en los cuarteles, todos en busca de nuestros hijos desaparecidos. Un día, que puede considerarse el punto de partida, íbamos a la iglesia de la Marina Stella Maris, donde el obispo Emilio Grasselli podía obtener noticias. Y Azucena Villaflor dijo: suficiente, vamos a las calles. Estábamos cansadas de dar vueltas en círculos. Así que vamos a la Plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada, el palacio presidencial de Argentina, con una carta para el general (Jorge) Videla. Era un sábado, y no había nadie, y nosotras queríamos ser visibles. Alguien sugirió regresar el viernes, pero otras dicen que no: el viernes es el día de las brujas. Así que empezamos a dar vueltas a la Plaza el jueves a las 15, 30, para volver antes de que oscurezca, porque fuimos seguidas y perseguidas.
¿Cuántos hijos ha perdido?
Dos, además de mi nuera, casada con mi hijo mayor. Pero, para las Madres, la maternidad es colectiva: hemos decidido socializar, hablar de nuestros hijos para hablar de la historia de este país, de los muchos jóvenes valientes que sus familias no quieren recordar. Ellos dieron su vida por un sueño. Hemos decidido compartirlo y renovarlo a diario desde entonces. Para nosotros, no son ni víctimas - porque han luchado, incluso con armas, por sus ideales – ni mucho menos terroristas. Ningún terrorista da su vida por el bien de los demás. La revolución es un acto político de amor: porque las personas siempre tienen razón para luchar y para detectar a aquellos que lo han hecho antes que ellos para construir una esperanza. En Argentina hemos tenido 12 años con maravillosos con el kirchnerismo, la casa de gobierno estaba abierta, era parte de nuestras vidas. Con Néstor y Cristina, Argentina ha abierto la caja negra del pasado, ha habido procesos judiciales, y ellos nos devuelven la energía.
Pero ahora que está de vuelta la derecha...
Y todos somos responsables. Claro, ha habido diferentes tipos de errores. Los candidatos que no han estado a la altura, la corrupción, pero lo peor fue que se dio a las cosas por sentado. No entendimos lo que realmente es la lucha de clases. Hemos olvidado que sin trabajo político adecuado, la gente más humilde al conseguir beneficios se dirige hacia arriba y no hacia abajo, se cree que los que están más arriba que ella le darán aún más, sin entender que lo que había es porque se conquistó. Y así llegó la derecha con sus promesas megagalácticas de trabajo, felicidad… palabras vacías y demagógicas dirigidas a los estratos más humildes. (El presidente Mauricio) Macri ha prometido todo, excepto lo que está implementando: despidos, balas para los que protestan, el cierre de las universidades populares y de los comedores escolares para los niños pobres...
¿Las Madres están una vez más en riesgo?
Sí, hemos recibido amenazas de muerte, llamadas telefónicas constantes en las que decían que nos matarían. Cuatro hombres armados irrumpieron en la sede de nuestra radio, rompieron la puerta, hirieron a un compañero. Yo fui citada tres veces por la Justicia por incitar a la violencia. La primera vez que me llamó el juez fue para que vaya a declarar. Lo rechacé. Me envía una citación. Yo no voy. Me dice: envíe a su abogado. Respondo: no nombro a ningún abogado porque no he cometido ningún delito. Si quiere arrestarme, hágalo. Estoy esperando. Un día fuimos impedidas de entrar en la Plaza, una camioneta de la policía nos prohibió la entrada. Pero llegaron los compañeros, junto a cuarenta diputados.
La parlamentaria Milagro Sala se encuentra en la cárcel por presuntas irregularidades administrativas.
Sí, por desgracia. Me recuerda a que hace algunos años trabajábamos en un proyecto de vivienda social denominado “Sueños compartidos”. Con dos internos salidos de una cárcel y dos parias que se encontraban en un hospicio. Y ellos, con la complicidad de algunos funcionarios, han organizado una estafa con la que trataron de desacreditarnos. Y un juez nos ha obligado a pagar por el daño.
Entendemos que la política no debe mezclarse con el dinero, con el capitalismo que no se puede controlar, ya que estimula sólo los intereses individuales. La política debe ser entendida en su sentido más elevado como la mejor acción colectiva. Es por esto que, a diferencia de otras asociaciones, nos negamos a una compensación financiera para nuestros hijos. No hay un precio para la vida y no es necesario dedicar una calle a los desaparecidos. Nuestros hijos no están muertos, queremos vivir las actuales luchas con todos los 30.000 desaparecidos. Debido a la edad, somos cada vez menos. Pero nuestro compromiso es el mismo: mostrar a los jóvenes que la lucha no es inútil, que incluso el derramamiento de sangre no ha sido en vano, y que uno no debe sentirse víctima.
Volvió a las calles para defender el socialismo bolivariano y denunció un golpe institucional en marcha en América Latina.
Sí, tenemos que defender a Nicolás (Maduro), Dilma (Rousseff)... Antes, para eliminar a los presidentes la derecha usaba el ejército. Ahora se sirven de los jueces, medios de comunicación y empresarios. En el gobierno de Macri son casi todos empresarios, dispuestos a entregar el país a los fondos buitre. Y la izquierda puede entender que debe reformular su propio pensamiento político. Pero el pueblo ha aprendido, durante los años de kirchnerismo, a tomar las calles. Macri dio órdenes para impedirnos tomar las calles, pero el 24 de marzo había un millón de personas que hicieron de su decreto un papel de desecho. Un tsunami. El pueblo es un tsunami y un tsunami no se detiene por decreto. América Latina ha abierto una esperanza, tenemos que luchar para que se convierta en realidad, sin delegar todo en los políticos. Ellos hacen lo posible, el pueblo debe hacer lo imposible y aquí estamos las Madres.