La carta de la hermana de Pablo Echarri
Por Rosana Echarri
Pablo mi hermano es un idealista, íntegro, casi loco pero de esas locuras divinas que existen para construir un mundo distinto, más íntegro, más justo por el que millones venimos clamando.
Nada está perdido si tu corazón permanece puro e íntegro. Ese es mi hermano, millones son mis hermanos/as.
Yo ya quisiera disfrutar de la paz y el hogar que he logrado construir junto a los que amo, pero él sigue alzando la voz cada vez que parece que todo da lo mismo o está perdido. Y te sigo y los sigo hasta el final si logran actuar con humildad y sin interés personal, sin egos destructivos de lo colectivo, sin revanchismos. Hoy solo brilla lo genuino, lo real, lo verdadero. La política es un servicio, no es para todos/as, es un camino difícil e ingrato pero también inmenso y mágico.
Que hayamos perdido una elección, en el marco de la democracia, no significa que nos posicionemos distinto, que nuestro sentir haya cambiado. Vemos y recibimos y reciben nuestros compañeros/as agresiones a diario. Tolerancia por favor ante quien siente distinto. Apertura del dialogo porque la democracia es eso diálogo y negociación, siempre entre intereses contrapuestos.
La unión y la paz, la grandeza como Nación debe ser nuestro destino colectivo y para eso debemos aprender a aceptar al que no piensa lo mismo.
Me pregunto, seremos capaces de evolucionar esta dualidad que aburre, que arruina, que involuciona? seremos capaces de construir una Argentina Justa, libre y soberana de una vez por todas?. No midas más el éxito del que está a tu lado, abrazalo, encontrate en tu humanidad.
Nada eso, que saltemos esta Argentina de hoy y construyamos una Nación en paz y para todos/as los Argentinos.
Solo decimos somos y seremos libres de desarrollar nuestro potencial, es un derecho de Nacimiento que el gran capital no podrá impedirle al que crea la realidad con sus propias manos, con su corazón, con su intelecto, trabajando. En paz estamos pidiendo la integración de nuestros hermanos/as. Tememos por que las medidas de macroeconomía vuelvan a producir estragos sobre la población más vulnerable.
Los trabajadores somos los que hacemos el mundo, los que desarrollamos todas las capacidades para construir una realidad digna para nosotros y para quienes amamos.
Abrazamos a Cristina y a su familia, porque ella lo ha hecho con millones de argentinos y es lo mínimo que podemos hacer. Esa Mujer valiente y hermosa que ha soportado todo y más.
Y a los líderes de nuestra fuerza les pedimos que favorezcan el nacimiento de nuevos dirigentes, porque debemos ser muchos si la causa es colectiva. Los personalismos no son estratégicos a largo plazo, bien lo sabemos.