Lo-Pérfido es Cambiemos
La noticia de la renuncia del Ministro de Cultura de las CABA nos llegó con sorpresa y muchos esbozamos una gran sonrisa ¿Y porque no hacerlo?, si muchas de sus desafortunadas intervenciones públicas no hicieron más que reflejar descarnadamente la visión ideológica sobre la identidad, el arte, o la cultura que tienen él y su espacio político Cambiemos.
Pero no olvidemos que Lopérfido es parte la Alianza Cambiemos, y que la política cultural va a continuar con la visión neoliberal que se viene trabajando desde que el PRO asumió el Gobierno de la Ciudad y que ahora buscaran implementar a nivel nacional.
Para Cambiemos las expresiones culturales a realizar se relacionan directamente con el régimen económico que tienen como proyecto. Es por eso que buscan, a través de la cultura y los medios de comunicación, la narración ideológica que justifique este régimen dentro de la sociedad. Esta justificación ideológica nos es más que un modelo cultural hegemónico basado en el individualismo, el consumo, el exitismo y en el comportamiento humano en cuya cultura predominen fuertemente las condicionantes del libre mercado; cuestión que entra en franca tensión con las propuestas anti-neoliberales vividas, trabajadas y militadas en los primeros años del presente siglo en la Argentina.
Su propuesta se aleja de la identidad colectiva y busca transformar a la cultura en una elite, en cuanto a la práctica y en cuanto al acceso: buscan que quienes puedan acceder a ella sean “personas exitosas” (éxito individual como lo propone la idea neoliberal). Y que a su vez vayan a ver espectáculos de “artistas exitosas/os” formando así un circulo selecto que nada tiene que ver con lo popular. Cambiemos entiende lo popular como la cultura en la que participan aquellas/os que no pueden tener derechos, sino que más bien tienen el deber de esforzarse para alcanzar el sueño burgués que no podrán realizar jamás.
A propósito del sinceramiento del que hablan constantemente, el único que vemos es el de querer convencernos (a través de la narración que crearon y repiten como loros sus militantes) de que aquello conquistado como derechos no es real sino que está solamente permitido para quienes han nacido en cuna de oro y son los/as dueños/as del país. Construyen un relato de lo vivido como una ficción.
Por lo anterior es que, el renunciado Lopérfido, si ningún tapujo dejó escapar de su boca en medio de un escrache que le realizaron actores y actrices la nefasta frase "Hablen de arte, dejen de hablar de política, la política es algo muy complicado". Esta frase, simple, pero de una profundidad ideológica intensa, refleja su ideario: la política debe ser practicada por expertos/as y por supuesto estos/as expertos/as son quienes conforman la llamada "clase política" (concepto ampliamente desarrollado en países hegemonizados por el neoliberalismos); y esta clase política no es más que la misma clase social dueña de los medios de producción y administradora de las más importantes corporaciones transnacionales. Personas educadas en universidades privadas fundadas para la formación de esta clase, que viene a arrasar con esta idea de universalización y reconocimiento de derechos de los y las excluidos/as.
Que los actores y actrices sólo hablen de arte es otro concepto neoliberal que aún tiene arraigo y que hoy vuelve a fortalecerse. Esta lamentable idea no hace más que apostar por las atomización de las/os teatristas, reduciéndolos a la condición de individuo desconectado de la coyuntura sociopolítica y económica en la cual viven, quitándoles su condición de sujetos. No nos sorprende esta idea "loperfidiana" pues a quienes aconseja no hablar de política, son sujetos creativos, de profunda sensibilidad con el entorno en el que viven; por lo que pueden ser críticos, apoyar o manifestar ideas que despierten reflexiones, ideas o inquietudes a las que un gobierno como el de Cambiemos les teme profundamente. Prefiero entender al arte como una de las disciplinas más humanas y cercanas a cada una/o de nosotras/os porque de esa forma tenemos la libertad de crear imaginarios que dialoguen con la intimidad, pero también con lo colectivo de una sociedad. Y es desde ese lugar desde donde podemos aportar con nuestras visiones y opiniones políticas.
Algo a lo que tenemos derecho tan sólo por vivir en la Argentina, puesto que en el art 75 inc 22 de nuestra Constitución Nacional fue integrado, entre otros, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos que en su art 19 indica que nadie puede ser molestado por sus opiniones y que todos y todas tenemos derecho a la libertad de expresión. Negarle esto a los y las actores y actrices es nuevamente otro sinceramiento de Cambiemos, ya que en apenas 6 meses de gobierno han demostrado que nada les importan los DDHH ni la Constitución Nacional, y para qué decir que en la Ciudad de Buenos Aires simplemente se olvidaron de ella. Ejemplos sobran: el intento de la designación de 2 jueces de la Corte Suprema por decreto, o la infame frase de Lopérfido negando los 30 mil desaparecidos.
Por último quisiera referirme a otra desgraciada frase de quien ya no es más el Ministro de Cultura de la CABA. Este, en respuesta a la aguda critica de Paenza al gobierno de Macri por el vaciamiento de las políticas destinadas al desarrollo de las ciencias que tanto éxito tuvieron en el gobierno de Cristina, dijo: "Los populismos dejan un desastre intelectual". He aquí la respuesta de porqué deciden ponerlo como ministro. Cambiemos además de implementar una política de shock económico que favorece a las corporaciones y a los más ricos del país, también necesita hacer una política de shock en lo cultural, porque es necesario extirpar de nuestras cabezas la idea de que es imperioso un proyecto político que se base en la democracia, equidad e igualdad de todas y todos.
No soportan la idea de tener que compartir privilegios con las mayorías porque, desde su perspectiva, compartir estos privilegios significa obtener menos y por lo tanto acumular menos. Para ellos una experiencia política como la vivida en los últimos 12 años, es altamente peligrosa para sus intenciones de poder.
Como cada proyecto político y económico tiene su contenido ideológico y esto es precisamente lo más difícil de ocultar u olvidar, sobre todo si fue exitoso, no podemos negar ni considerar negativo que el proyecto nacional y popular haya construido su acervo intelectual o ideológico. Lo tiene ¿y qué? Temen que estas ideas puedan reorganizarse y que esa reorganización venga mejor y con más fuerza y que las ideas de democracia, equidad e igualdad vuelvan como mayoría popular. Es por eso que para ellos los populismos, los proyectos de liberación, o de socialismo hacen desastres, desastres para sus intereses.
Por eso, quién más que un Lopérfido para realizar estas políticas de shock. Una persona tan convencida de lo que dice, que no tiene el filtro de la vergüenza y el respeto es el ministro perfecto para aportar al programa de despolitización de lo cultural. A propósito del sinceramiento, podemos ver cómo Cambiemos sincera que no acepta ideas de emancipación, libertad y democracia porque detrás de su discurso de pluralidad vemos el discurso neoliberal de la deformación y desinformación que busca un ciudadano que se abstenga de un pensamiento crítico y de la participación de cualquier instancia colectiva como, por ejemplo, la militancia.
No tengo miedo en decir, hoy es Lopérfido y lo celebramos como un triunfo popular, este pequeño gran paso me convida ha pensar que mañana celebraremos el triunfo de nuestro proyecto político sobre el de Cambiemos. Estamos pasando por un mal momento pero confío en que nuestra creatividad y sensibilidad militante nos permitirá, aparte de resistir, organizar una propuesta política y programática, colectiva y popular, donde la cultura será un aporte fundamental de difusión, reflexión y alegría. Sinceramente hablando, Chau Loperfido, nada más que decir.
RELAMPAGOS. Ensayos crónicos en un instante de peligro. Selección y producción de textos: Negra Mala Testa Fotografías: M.A.F.I.A. (Movimiento Argentino de Fotógrafxs Independientes Autoconvocadxs)