Gracias, troscos
Por José Cornejo. Foto: volante anónimo que circuló en whatsapp.
Este jueves pareció un domingo. El paro general tuvo una elevada adhesión, las calles estaban vacías y las horas pasaron lentas. Daba para siesta. Tan domingo, que en la verdulería, un cliente preguntó si “hoy jugaba River contra Tigre”.
Hacia el mediodía, la CGT hizo la primera conferencia de prensa anunciando la masividad del paro. Estuvo a cargo de un triunvirato ad hoc: el camionero Pablo Moyano, el canillita Omar Plaini y el secretario de prensa de la Central, Jorge Sola. Una forma de medir el impacto de la medida, fue el informe de tiempo real que emite la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (CAMMESA). A las 10 de la matina, el consumo de electricidad era 2.000 megawatts menos que el día anterior a la misma hora. Es decir, -15%. Por debajo incluso del consumo del último paro a CFK, el 31 de abril de 2015.
Sin embargo, la verdulería y otros comercios seguían abiertos. Los taxis circulaban. Un sinfín de rubros funcionaron normalmente. Aquellos que emplean a trabajadores tercerizados, no conveniados, cuentapropistas y precarizados. Según datos oficiales, el empleo informal mide 33,8% de la clase trabajadora. Esto sin contar formas de negreo más sofisticadas.
En la conferencia, le preguntaron a Pablo Moyano por la represión en la Autopista Panamericana. “Repudiamos la represión, por supuesto, aunque no avalamos esos mecanismos de protestas”. Moyano se refería al piquete, que la Gendarmería desalojó a palos, tanquetas de agua e incluso una trompada a un automovilista embotellado. Para esto, el gobierno convocó a un especialista, el secretario de Seguridad Eugenio Burzaco. Según la diputada Myriam Bregman, fue asesor del entonces gobernador Jorge Sosbisch durante la represión neuquina que asesinó al docente Carlos Fuentealba.
El paro tuvo un espíritu dominguero en el sentido que la crema de los trabajadores pudieron quedarse en su casa, pero para el resto de la clase obrera fue un día laboral más. Detrás de la consigna “que cada cual elija si quiere trabajar o no” se esconde una patronal que extorsiona trabajadores con descuentos o amenazas de despido. La víspera, un compañero delegado me preguntó por un afiche de otro gremio. "¿Qué significa paro activo?". Su desconocimiento representa un problema colectivo y es el mismo que manifestó Moyano. Paro activo es lo que hizo la izquierda trostkista. Cortar Puente Pueyrredón, Acceso Oeste, Panamericana, es decir, los principales accesos, para que los patrones no puedan imponerse por la fuerza.
Es sorprendente que la CGT no pueda incorporar debates que tienen al menos dos décadas de antigüedad. No sirvieron las discusiones fundacionales de la CTA sobre los trabajadores precarizados y desocupados. En aquel entonces parieron el Frente Tierra y Vivienda, la rama piquetera de la otra Central. Recuérdese todas las actividades conjuntas de Pablo Micheli con Hugo Moyano. O de este último con el Movimiento Evita, que tiene como antecedente al menos el acto en la cancha de Ferro del 11 de marzo de 2010. Esta relación se plasmó este mismo año en una movilización conjunta CGT - CTEP. Hay que observar que en este paro, tampoco la CTA, la CTEP o el M-Evita realizaron cortes de importancia, al menos en la región metropolitana.
¿Cuál hubiese sido la adhesión al paro si la CGT hubiera estado “activa”? Si se hubiese sembrado de miguelitos todas las avenidas importantes de la CABA y el GBA, como en los tiempos del “Saúl querido”. El gobierno hubiese desconocido el paro, como ocurrió de todas maneras, y la clase social que fue a la marcha del sí de Mauricio Macri se hubiera horrorizado. Pero son almas sensibles que se espantan de pisar el césped, por lo que la ecuación no hubiera cambiado mucho. A cambio, un tercio de nuestra clase obrera hubiera podido parar.
Gracias, compañeros trostquistas, por el acto de dignidad de este jueves 6. Algún laburante negreado pudo zafar de su patrón.