Continúa el juicio por el femicidio de Micaela Gaona
Durante el juicio que se desarrolla en el Tribunal Oral en lo Criminal N°25 de la Ciudad de Buenos Aires, la querella integrada por Lidia y Patricia Gaona, dejará asentado que se trató de un crimen contra una joven mujer y trabajadora, que se resistió hasta el último instante de su vida a ser “apropiada” por un machista; así como las responsabilidades del Estado antes, durante y después de producido el femicidio.
Luego de casi dos años de ocurrido el femicidio, la familia Gaona, sus amigas y amigos, sus compañeras y compañeros de la Escuela Pública n° 6 del distrito escolar 5° del Polo Educativo de Barracas donde la joven cursó sus estudios, la comunidad de vecinas y vecinos de la Villa 21, esperan una sentencia fiel a lo que fue probado con claridad durante la instrucción: Micaela fue asesinada por su condición de mujer, se trató de un crimen de odio como escena final de un martirio que padecía desde hacia años por parte de su ex pareja, quién al momento de asesinarla tenía un pedido de captura por un homicidio. El poder y la sujeción que ejerció Alexis Arzamendia contra el cuerpo de Micaela Gaona fue posible por la utilización de un arma de fuego con la que perpetró el crimen.
Nos preguntamos que hubiese sucedido si Micaela Gaona hubiese accedido a la formación en Eduacación Sexual Integral en su Educación Primaria y Secundaria, si hubiese conocido los mecanismos de visibilización y denuncia de la violencia machista que venía padeciendo por parte de su ex pareja, si hubiese sabido a dónde, cómo y a quienes acudir para desvincularse definitivamente de quién finalmente acabó con su vida. Si no se hubiese sentido culpable o avergonzada de lo que estaba sufriendo. Si hubiese sido parte de una comunidad que desde el primer momento visualizara “su” problemática como “nuestra” problemática. Si su asesino no hubiese tenido acceso a armas letales.
La violencia sufrida por Micaela no terminó con su vida. Siguió en la actuación defectuosa de la gendarmería al momento del hallazgo del cuerpo. Y se profundizó en el desamparo que sufrió su hijo Byron, su madre y sus hermanos por parte del Estado Nacional y local, luego de su femicidio.
Micaela, como otras mujeres asesinadas por su condición, nos vuelven a demostrar una vez más, que minimizar la “problemática de género” a la cuestión doméstica y privada, es privar a las mujeres víctimas de la posibilidad de construir salidas colectivas y exigir políticas públicas activas, así como ubicar la violencia que perfora sus cuerpos en la dimensión social y política que la misma requiere para ser abordada, combatida, como llave de posibilidad para reconstruir esas vidas lastimadas.
El ámbito judicial es sin dudas un engranaje más de la ineficacia estatal frente a la violencia machista. Estando resuelta la instrucción desde desde fines de 2015, el Tribunal Oral puso fecha de juicio para mayo de 2017, casi dos años después. En el medio, Lidia Gaona, mamá de Micaela y persona que quedó a cargo del pequeño Byron, recorrió oficinas estatales en busca de ayuda pero nunca recibió respuesta. En enero de este año, en el contexto de una gravísima situación económica familiar, Lidia fue detenida en Londres. Por impulso de ella, hoy la querella reclama ante el Tribunal Oral que Lidia pueda declarar como testigo, por sistema de video conferencia, desde su lugar de detención en Londres.
La institución judicial es cómplice de los estereotipos mediáticos y los prejuicios sociales que pesan sobre las mujeres jóvenes, villeras y trabajadoras. Sólo con acompañamiento popular, el juicio oral y público podrá servir como tribuna contra los femicidios y el machismo. Solo con acompañamiento popular podrá haber una condena que lleve un poco de paz a Micaela, una condena que no sólo condene al femicida, sino que también identifique la responsabilidad del estado en el hecho.