Atrapados en el tiempo, por Cristian Secul Giusti y Cecilia B. Díaz
En la película “El día de la marmota”, Phil Connors (interpretado por Bill Murray) vive el mismo día sucesivamente, más allá de los recorridos modificados, los movimientos desarticulados y los diálogos renovados. El drama del protagonista es la reiteración y la frustración que siempre lo conduce al mismo lugar: vive en una inmensa quietud que lo atormenta y lo conmueve.
Algo similar sucede en el actual escenario político argentino: el tiempo y sus actores están suspendidos en un momento pasado que no se resuelve. Esto no es propio de una fuerza partidaria o sector, sino que es una instancia de vacío latente en los principales actores de la política de los últimos años. Es que después de un año y medio de Cambiemos, todo se ha detenido como si estuviéramos en el clima electoral de 2015.
Por un lado, se advierte la figura del presidente Mauricio Macri, afianzado en su lógica neoliberal y amplificado -al menos hasta ahora- por los medios hegemónicos de comunicación, pero desdibujado en el terreno político y desactualizado desde los discursivo. El jefe de Cambiemos se mantiene en un delay llamativo, que se encuentra ubicado temporalmente en diciembre del 2015, vinculado a las operaciones políticas y económicas de esa época y también repitiendo enunciados y tonos -exitosos en su momento- tales como: “pesada herencia”; “trabajar juntos”, “sí, se puede”; “cada día vamos a estar mejor”, “me duelen los aumentos” y “esa te la debo”, entre otros.
En ese análisis, no se pueden soslayar las últimas declaraciones de Marcos Peña, cuya eficiencia discursiva también entró en un estancamiento que se revela en sus gestos de frustración ante los ademanes de repregunta de los periodistas alineados. Es que ante la decadencia del presente, la promesa de la bienaventuranza de la lluvia de inversiones o brotes verdes evidencia que este neoliberalismo ya no ofrece la utopía de la libertad de mercado, ni ninguna otra. Por lo que resta sostener una férrea creencia, como el misticismo pro al que recurre Peña.
Por otro lado, la representación de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner se encuentra en un proceso similar de quietud, pero en este caso, aún más favorable porque recibe las mismas críticas que en el último año de su mandato, sobrepasa similares objeciones por parte de los medios -deberíamos incluir el recorrido nuevo de las causas judiciales motorizadas por Cambiemos que la colocan en el centro de la escena- y se mantiene con el mismo poder de convocatoria e interpelación. Su figura continúa aunando odios y rencores por el simple hecho de generar testimonios y declarar en un evento masivo, en un encuentro improvisado o en una entrevista. Su situación de liderazgo se mantiene vigente y su condición de noticiable no perdió un ápice en la funcionalidad mediática -siempre presta para articular estrategias de desprestigio-.
Por su parte, Sergio Massa se presenta acompañado de Margarita Stolbizer, destacando una fusión entre los partidos que lideran -Frente Renovador y GEN, respectivamente- y poniendo la luz en la nueva idea o nomenclatura política: “1 país”. Este nombre, que a su vez opera como eslogan de campaña, integra una noción también vigente en el 2015 que señala la unidad y la importancia de resaltar nuestra convivencia en un único país. Ahí el rigor del marketing político está orientado a combatir “la” grieta y separación entre ciudadanos más que consolidar una estrategia contra las medidas económicas implementadas por la ceocracia. En ese sentido, el orden de prioridad emitido por Massa/Stolbizer se aquieta y se anquilosa en discusiones previas a la victoria de Macri: unidad de los argentinos, fe en el futuro y poner fin al kirchnerismo.
Asimismo, la aparición de Florencio Randazzo como posible candidato del peronismo para disputar las PASO se incluye en esta escena de un modo silencioso y hasta fantasmal. El ex ministro de Transporte de CFK se desliza en el campo político desde el ostracismo y su figura continúa vinculada a la situación de 2015: relación esquiva con la ex presidenta, conversaciones con intendentes y desencuentros con los medios masivos -aunque mantiene un buen trato con el Grupo Clarín-.
Por último, justamente el gran holding argentino se consolida como el único ganador en este mar de debates, decisiones y aspiraciones. El multimedio, que funciona como un verdadero antagonista de estos actores políticos -cierto y transversal a toda la democracia, desde 1983 hasta la actualidad-, es también un arma de doble filo para la administración neoliberal actual, ya que puede pagar caro su dependencia ante un vuelco de opinión pública, condena social o -vaya paradoja- cambio de clima de época.
En esa línea se encuentran los ceos recién llegados al ámbito de lo público jugando al gabinete nacional. De hecho, la tolerancia a la exposición y a los “conflictos de intereses” inevitables que manejan puede llegar a un desgaste en tanto el proyecto económico no alcance el consenso democrático que permita llevar el ajuste a su extremo. Hasta entonces, los fusibles serán los cuadros políticos y obviamente, la política.
En “El día de la Marmota” la quietud y la reiteración no es eterna, y hacia el final encuentra un cauce, pero necesita su tiempo y espacio. No obstante, lo que no nos dice la película es qué sucede después de ese final, más allá de ciertos cambios de actitud del personaje y de sus contiguos acompañantes en la trama. En este sentido, se reconoce que la quietud presente en el escenario visible y político actual no es un componente perpetuo y que, sin duda alguna, manifestará cambios en cualquier momento. Por lo pronto, resulta victoriosa la noción de la tensa calma en el macrismo, quizás a la espera de una restauración conservadora en términos internacionales o tal vez a la guarda de los posibles fuegos cruzados provenientes de Brasil o de los paraísos fiscales, que con el tiempo, se han vuelto un tanto infernales e impredecibles. Habrá que darle tiempo, entonces.
* Cristian Secul Giusti: Dr. en Comunicación, Lic. en Comunicación Social, Docente (FPyCS-UNLP).
* Cecilia B. Día: Doctoranda en Comunicación Social (UNLP), Lic. en Comunicación Social, Docente (UNLaM-UNTREF-IUNMa),
RELAMPAGOS. Ensayos crónicos en un instante de peligro. Selección y producción de textos: Negra Mala Testa Fotografías: M.A.F.I.A. (Movimiento Argentino de Fotógrafxs Independientes Autoconvocadxs).