“Que Lula sea candidato no resuelve el problema”
Por José Zé Dirceu
Compañeros de la Disparada y del Balaio, jóvenes estudiantes y algunos ya profesionales, me visitaron en Passa Quatro el mes pasado y pasamos el día pensando y soñando con Brasil y nuestro pueblo, su historia y lucha. Impresionado con la voluntad política de lucha y combate de ellos, con sus victorias en el movimiento estudiantil, la dedicación al debate, estudio e investigación, me sentí en el deber de dialogar con ellos exponiendo mis angustias y dudas y mis apreciaciones…
¿Para dónde vamos y cómo? He ahí una pregunta que insiste y me atormenta en los últimos meses. Aún sabiendo de mis limitaciones políticas y personales, oso responder con otras preguntas y algunas respuestas.
¿Tenemos fuerzas políticas y sociales para, en el corto plazo, retomar el gobierno y realizar las reformas estructurales que el país demanda para salir de la crisis actual sin abandonar la democracia, la soberanía nacional, el proyecto nacional y el Estado de Bienestar Social? ¿Y también sin retroceder a un pasado no muy lejano donde el crecimiento siempre fue sinónimo de concentración de la riqueza y aumento de la pobreza, del autoritarismo y el conservadurismo, cuando no de la violencia abierta y “legalizada” del Estado en nombre de la democracia o de la lucha contra el comunismo y la corrupción?
¿Sabemos qué hacer con el país y sus consecuencias, tenemos conciencia de qué son capaces las fuerzas reaccionarias y de derecha? ¿Aprendimos con la experiencia del golpe contra la presidenta Dilma y de la persecución implacable y violenta contra el PT y Lula en los últimos tres años? ¿El país tiene condiciones de mantener las políticas públicas sociales y la distribución de la riqueza sin realizar reformas estructurales como la del sistema bancario y financiero, la tributaria, la política, la del Estado y la sensible y explosiva de los medios de comunicación?
¿Tendremos las fuerzas policiales organizadas y movilizadas, mayoría parlamentaria y hegemonía política en la sociedad para realizar tales cambios o seremos constreñidos a administrar, para ellos, la actual crisis aún buscando mantener determinadas políticas sociales – al menos aquellas que resten frente al desmonte ya realizado por el usurpador?
Que vale la pena y debemos disputar el gobierno y que Lula sea candidato, no hay ninguna duda. Pero ese no es el problema y sí qué programa y con qué objetivos, más allá de rescatar su legado y la democracia, el pacto constitucional y social roto por los golpistas.
¿Qué estamos haciendo para aumentar el nivel político, cultural y de organización de nuestras bases sociales y de los trabajadores? ¿Qué cambios estamos haciendo en el PT y en los movimientos donde tenemos incidencia para la nueva coyuntura que enfrentamos? ¿Evaluamos que nada cambió en Brasil y que tendremos elecciones normales en 2018 y el vencedor asumirá y realizará su política sin oposición o tendremos y esperamos nuevos intentos de golpe y sabotaje abierto como el que llevó a la caída de Dilma y al actual desastre económico y social?
¿Por qué no consolidamos el Frente Brasil Popular y creamos núcleos políticos y sedes, espacios para debates, movilización, acciones culturales y sociales, para ampliar la oposición al golpe y al gobierno de Temer, a sus reformas y políticas buscando retroceder a Brasil a un simple país como línea auxiliar de la política de Washington?
¿Cómo contrabalancear y contra atacar la ofensiva liberal política, cultural e ideológica, a través de los medios de comunicación? ¿Cuál es la perspectiva que presentamos para la juventud movilizada y en la lucha, para las innumerables iniciativas de diferentes sectores de la oposición fuera de nuestro espacio sindical y social, de la CUT, MST, MTST y tantos otros, como Levante, Consulta Popular, Fuera del Eje, los Frentes Democráticos de Juristas y Abogados, las iniciativas culturales y el crecimiento del movimiento estudiantil anti Temer y Golpe?
El PT en su reciente congreso se unió en torno del Fuera Temer, Elecciones Directas, Lula presidente, pero la realidad es otra: camina hacia el Temer se queda y elecciones en 2019. ¿Qué hacer?
Tenemos poco tiempo para las elecciones de 2018 y el suficiente para el mediano plazo. La cuestión es combinar las dos tareas y acciones a corto y largo plazo, ir acumulando fuerzas y elevando el nivel político y de organización, inclusive para resistir a la represión y las acciones paramilitares ya presentes en la actuación de la derecha, cambiando nuestro modo de actuar y organizarnos, adaptándonos para esa nueva fase de la lucha política en el país y teniendo conciencia de que no podemos y no debemos subestimar a la derecha o desconocer los cambios en su modo de hacer y actuar. Tener conciencia del odio que la mueve y su decisión de no sólo derrotarnos, sino de destruirnos como fuerza política y social, como partido y conciencia política, memoria histórica y, principalmente, como legado y conquistas de derechos sociales y políticos por el pueblo trabajador y rescate de la dignidad y soberanía nacional.
Hay otras cuestiones no menos importantes, como nuestras relaciones con la izquierda, los movimientos, las otras candidaturas – que ya existan u otras que surjan. Nuestra experiencia nos enseña que debemos, a partir de definiciones objetivas y claras sobre lo que queremos, estar abiertos al diálogo y principalmente al trabajo común en el Frente Brasil Popular y mismo en el Frente Pueblo Sin Miedo. Eso depende del escenario de 2018, de una posible candidatura de Guilherme Boulos o aún de la creación o no de un nuevo partido de izquierda con o sin sectores del PT. Tenemos fuerza y experiencia suficiente, ya sufrimos derrotas suficientes para no ilusionarnos con nuestras fuerzas y posibilidades reales, pero también tenemos conciencia de nuestro papel y fuerza y de nuestra capacidad de lucha.
Hay una base común que nos une contra Temer y el Golpe, por la democracia y un programa mínimo no sólo contra las reformas actuales, sino a favor de cambios estructurales en el país. Hay consenso de que no podemos gobernar el país y atender a las demandas populares sin romper los huevos del sistema financiero, del rentismo, de la concentración de riqueza, riqueza y propiedad, de la estructura tributaria y de la actual organización política e institucional del país. ¿O será que no hay consenso y por eso la resistencia de determinados sectores al programa del FBP y las idas y vueltas en el parlamento de nuestras bancas en relaciones con sectores que forman parte de esta situación y aún con el gobierno Temer o con el presidente de la Cámara en el debate sobre elecciones directas e indirectas?
Nuestra resistencia al Golpe y a las reformas de Temer prueban que tenemos capacidad de lucha y movilización, pero también expone nuestras limitaciones y debilidades y nos convoca a superarlas, aún delante del corto plazo. Después estaremos en plena sucesión presidencial, y provinciales, con todas las consecuencias de una disputa electoral, agravadas por el riesgo de que Lula sea impugnado como candidato y el Congreso Nacional apruebe una reforma política contra nosotros.
Debemos tener conciencia de que nuestra victoria depende del crecimiento de un amplio movimiento de oposición pluralista, con total libertad de iniciativas pero con un centro y una dirección orgánica, para la lucha y el combate, con un sentimiento e impulso de dialogar y debatir, enfrentar la ofensiva ideológica, cultural y política de la derecha, ir más allá de la denuncia – más que necesaria- de las ilegalidades y arbitrariedades del aparato policíaco-judicial y presentando nuestras propuestas de cambio y rescatando nuestro legado.
La certeza de nuestro crecimiento viene del hecho de que nunca antes en este país un golpe como el que fue dado duró tan poco tiempo, siendo hoy repudiado por más del 95% de la población que exige elecciones generales y el fin de las contra reformas. Esa es nuestra mayor victoria política. Pero atención: no significa apoyo a nosotros o a nuestras propuestas a no ser que lo conquistemos en la lucha, en la disputa política, en la acción política que es, en esencia, la razón de ser de un partido o de un movimiento y fue y debe ser la única razón de ser del PT, que fue creado exactamente para que los trabajadores dejasen de ser objetos de la política para ser autores y actores de las transformaciones sociales, económicas, políticas y culturales a su favor.
Traducción: Santiago Gómez