Laura Carpinetti: "Les dijimos que no están solxs, que Santiago nos falta a todxs"
Luego de la visita a 25 de Mayo, Laura Carpinetti decidió poner en palabras algunas de las impresiones que le quedaron del pueblo natal de Santiago Maldonado, del transitar esas calles, del encontrarse con los murales que él mismo pintó. Aquí el texto completo:
"La noche del 25 de octubre de 2015 lloré mucho, y casi no dormí. Tuve una pesadilla. Estoy en la escuela, en mi primer día de clase. El maestro entra al aula, y resulta no ser otro que el intendente electo, que se dirige a nosotrxs con severidad y hablándonos en inglés. Salto de la silla a increparlo para que nos hable en castellano y termino en la Dirección. A la hora de almorzar una persona me sirve la comida, una especie de guiso asqueroso, con la mano, en un tacho de lata. La escuela deviene campo de concentración y me despierto. Volvieron, pienso, y lloro.
Es muy difícil transmitir a otrxs lo que significó el terrorismo de Estado para las víctimas más directas. Para lxs que éramos niñxs tuvo el plus de las fantasías conscientes e inconscientes alrededor de la desaparición forzada, independientemente de la administración de la verdad por parte de lxs adultxs ¿Dónde estaban nuestrxs amadxs? ¿Nos habían abandonado? ¿Cuándo volverían? ¿Tal vez aquélla oportunidad en la que nos enojamos mucho con ellxs tenía algo que ver con su ausencia?
El exilio de quienes nos quedamos en el país fue más bien una alienación. Nos exiliaron de la verdad, del consuelo posible de compartir el dolor. Había estallado una bomba, pero sólo nosotrxs veíamos las ruinas, y vivíamos en ellas. Algo habrán hecho.
El amuchamiento amoroso y combativo con otras víctimas nos salvó y transformó la herida en huella, en camino.
A 45 días de la desaparición forzada de Santiago Maldonado, en el marco del operativo represivo ordenado por Noceti, un grupo de Familiares de detenidxs desaparecidxs y presxs por razones políticas y gremiales de La Plata viajamos a 25 de Mayo, su pueblo natal. Lo recorrimos y vimos varios de los murales que pintó “Lechu”, islotes de belleza, en una ciudad bastante gris, que empieza a despertarse.
Marchamos en la plaza con algunos de sus familiares, amigxs y vecinxs, exigiendo la aparición con vida de Santiago. Lxs abrazamos fuerte, y les dijimos que no están solxs, que Santiago nos falta a todxs, que nosotrxs también vimos la explosión.
Volvieron, sí. Nosotrxs también".