Peligro en el ring: estar vivo gracias a los amigos
Por Sofía Silvera Moreira - ETER
Ese día luchaba contra otro debutante, el paraguayo Héctor Bordón Olmedo, en el gimnasio municipal de Berisso. Para Artime, el calvario empezó antes del veredicto de la pelea: "Me sentí mareado, mire al rincón y vi que tiraban la toalla al final del tercer round. Cuando empecé a bajar la escalera se me durmió la pierna izquierda, llegué al vestuario perdiendo el conocimiento".
Luego del accidentado debut profesional, sus amigos empezaron a pelear con el promotor del evento, Osvaldo Rivero, para que lo trasladaran a un hospital. Estuvo sin asistencia médica hasta que una ambulancia lo trasladó a una sala que quedaba a cinco cuadras del gimnasio municipal de Berisso. No había tomógrafo, ni ningún equipo para realizarle los estudios pertinentes. El médico del estadio que lo atendió, según lo que le contaron después, le dijo: “Denle una ducha que se le pasa”. En realidad, en ese momento Artime estaba sufriendo un edema cerebral. Fue trasladado al Hospital San Martín de La Plata. Allí lo operaron y permaneció cinco días en coma. Tras recuperar la consciencia y gracias a su obra social lo derivaron al Sanatorio Colegiales, donde terminó su recuperación hasta que le dieron el alta.
Recibió tratamiento con un kinesiólogo durante seis meses y al año comenzó a entrenar en Atlanta con su amigo Marcelo Domínguez. "Nacho venía siempre, estaba retorcido, pero tenía fuerza de voluntad, entrenábamos en Ituzaingó y en Atlanta, el profe le daba trabajo de recuperación y así fue saliendo adelante. Le pegaba con una mano a la bolsa y de a poco fue recuperando todo el movimiento. A partir del 2009 se convirtió en mi ayudante y llegó a subirse al ring a hacer guantes, aunque los que subían con él sabían que no le podían pegar en la cabeza", afirmó Domínguez.
Nacho también cuenta cómo fue su recuperación: "Tuve una hemiparesia (pérdida de movilidad como consecuencia de una lesión cerebral) del lado derecho del cuerpo y empecé a entrenar de vuelta después de eso para sentirme mejor, por lo anímico y motriz. Junto a mis amigos, Marcelo Domínguez, Patricio Pitto, el preparador físico Carlitos Mozone, logré recuperarme el 85% y en dos o tres años me fui recuperando".
Lo que le salvó la vida fue el apoyo de sus amigos y la prepaga por su trabajo oficial. Nacho sostiene que si fuese por el promotor no hubiese vivido para contarlo.
Jorge Salgado, que en 2009 estaba a cargo del Sindicato de Boxeadores Agremiados, fue a verlo al hospital y le dejó una tarjeta para que lo contactara, pero como su obra social se estaba haciendo cargo del tratamiento, Artime no aceptó la ayuda. Para Nacho el máximo responsable fue el promotor, por no haberlo asistido con prisa luego de la pelea; por eso le inició acciones legales a Osvaldo Rivero, que a la vez salpicaron a la Federación. De todos modos, Artime perdió el juicio que había comenzado. El tribunal concluyó que no hubo demora por parte de los organizadores y de los médicos para atender al boxeador después de la pelea y que, de haberlas habido, esa no habría sido la causa de las lesiones. Las camaristas Mabel De los Santos, María Isabel Benavente y Elisa Díaz Vivar afirmaron que Artime decidió subirse al ring voluntariamente y por ese motivo su reclamo no era válido.