Miguita de pan en la grieta
Por Boris Katunaric
Miguita de pan, de pan, de pan, de pan en la grieta,
contame del vino que se derramó en el descuido
y contame de todo lo que, como vos, se derrumbó.
De la sal y el orégano,
del azúcar y el parmesano,
de la harina y la tierra,
las semillas del puta parió.
Pequeña Orquesta Reincidentes
"Miguita de pan" es una canción de 2003, pertenece al disco homónimo de Pequeña Orquesta Reincidentes. Empieza suave y oscura, pasando por distintos pasajes dentro de una misma progresión de acordes, con melodías que varían una función principal, muy hermosa.
Luego de tres minutos de pasajes instrumentales, se despierta una voz, una letra muy sencilla pero que en un análisis puede traernos otros significados: raspar hasta encontrar un posible registro de época y su relación con el presente.
Miguita de pan, de pan, de pan, de pan en la grieta. Suena un eco que anuncia la multiplicidad del sujeto “miguita”, situándose en lo que podríamos considerar la “grieta”. Hoy en día la palabra "grieta" tiene una sonoridad más bien crispada y una referencia política que no existía en 2001, sino la que intentamos bosquejar de acá en más.
La grieta en el 2001 era distinta, estábamos todos adentro (estábamos al borde del precipicio pero dimos un paso adelante). Y contame de todo lo que, como vos, se derrumbó: lo que quedó de un corpus unificado alguna vez, ahora fragmentado y deteriorado, en un pozo donde la riqueza se derramó en el descuido.
La grieta que abrió la crisis fue, en definitiva, donde fuimos a caer, bien al fondo. La debacle económica, el corralito y el helicóptero fueron partícipes necesarios del estado de ánimo de la época, lo demostraron cantitos como “piquete y cacerola, la lucha es una sola”; en nuestra canción editada en 2003, la voz poética indaga, contame de todo lo que como vos se derrumbó, resabios aún frescos de un malestar que no cesa, una herida/grieta bien abierta.
En la grieta de hoy (esa de la que hablamos todo el tiempo y argumentamos que existe, por lo menos, desde 1810) estamos todos arriba, de un lado u otro, pero ya no en lo profundo; pudimos salir del pozo y nos miramos de una costa a la otra, haciendo visera con la mano, ajenos.
De esos dos tipos de grietas hablamos: la que habitamos juntos en la profundidad y de la que, de mínima, nos las ingeniamos para salir con mucha meritocracia. Salimos cada uno para un lado distinto y vimos soles distintos y realidades opuestas, en espejo.
Nuestra canción nos sigue preguntando con nostalgia por la harina y la tierra, la riqueza que tal vez sea ilusión, o derramada en el descuido, pero saboreada al fin en algún momento. Sin embargo, un condimento distinto remata la canción, las semillas de puta parió, enfatiza la voz de Juan Pablo Fernández. Semilla, génesis puteadora, la bronca y la rebeldía acotan alguna esperanza en el reclamo social. La melodía de la voz queda suspendida, sin resolución melódica, como latente en el tiempo, una presencia constante y silenciosa.