Periodismo ajustado: despidos, vaciamiento y “optimización”
Por Eliana Verón. Foto SiPreBA
El 10 de diciembre de 2015, comenzó una etapa distinta para los medios de comunicación de la democracia. Nuevas modalidades en las prácticas de despidos se ejecutaron sin ningún pudor y con el aval del gobierno nacional para el caso específico del sistema público. Algunas de estas formas implicaron el despido directo por cierre o quiebre del medio; en otras se trató puramente de un vaciamiento indiscriminado o incumplimientos salariales. Los retiros “voluntarios” se han multiplicado, a modo de presión y medida de ajuste que conlleva, a su vez, más precarización laboral.
Estas diversas modalidades fueron utilizadas tanto en el sector público como el privado. En el primero, bajo el eufemismo de la “optimización” de recursos y la austeridad, se produjeron vaciamientos -en el más amplio sentido de su significante- en el Sistema de Medios Públicos. Y en el segundo, empresarios de todo color y orientación política avanzaron sobre los puestos de trabajo del periodismo argentino con las herramientas tradicionales del despido o el cierre del medio.
Cabe recordar que ya desde mediados de agosto del 2015 los primeros conflictos en Radio Del Plata, perteneciente a la empresa Electroingeniería, dejaron vislumbrar la modalidad del incumplimiento salarial y el recorte previsional. Luego se suscitaron el vaciamiento de los medios del Grupo 23, compuesto en su momento por nueve medios: el canal de noticias CN23; los diarios Tiempo Argentino y El Argentino; las revistas Siete Días y Cielos Argentinos; el portal Infonews; y las radios Rock & Pop, Vorterix, Splendid y Radio América. Ello significó alrededor de 800 trabajadores en la calle.
En cuanto a las cifras de despedidos en los medios de comunicación, ya se contabilizan más de tres mil puestos de trabajo perdidos, de acuerdo al último relevamiento realizado por el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA). Al menos la mitad de estos despidos ocurrieron en la Ciudad de Buenos Aires. Estos números alertaron a un sector del periodismo y llevaron a que al gremio de prensa se presentara, en noviembre pasado, ante la Comisión de Comunicaciones de la Cámara de Diputados para entregar un anteproyecto de Ley de Emergencia Laboral en empresas de comunicación. Hasta el momento, la acción quedó en suspenso.
Los conflictos gremiales en el periodismo argentino se suscitan con una frecuencia inusitada. En el ámbito privado, los más recientes ocurren en torno al ex Grupo Indalo, ahora devenido en Grupo Ceibo. Fueron notorios los despidos de periodistas con nombre y peso propio en el canal C5N; más silenciosos los veinte puestos de trabajo recortados en radio Vorterix, sociedad Indalo-Mario Pergolini, que desde su creación tuvo retrasos en el pago de haberes y aportes jubilatorios a las y los trabajadores. En paralelo, se suceden los reclamos por atraso en el pago de sueldos de productores, locutores y técnicos de Radio 10 (AM710), Pop (FM 101.5), Mega (FM 98.3), Vale (FM97.5) y One (FM 103.7).
Este panorama mediático también responde al modus operandi de la progresiva y sistemática concentración de medios en pocas manos que compra, disuelve y cierra otros tantos. Luego de 30 años de actividad periodística, se puede mencionar el fin de la sociedad accionista de la agencia de Diarios y Noticias (DyN), propiedad de Clarín, La Nación, La Gaceta de Tucumán y Río Negro, que dejó alrededor de 100 trabajadores y trabajadoras en la calle. También el emblemático cierre de la revista El Gráfico de Torneos y Competencia (Grupo Clarín) provocó el despido de un centenar de periodistas, administrativos y técnicos.
La lista y las cifras de un periodismo ajustado por el sector empresarial puede seguir, pero es inexcusable no referirnos a lo que sucede en el sector público nacional. En el último mes, todo el Sistema de Medios Públicos sufrió recortes: desde la Televisión Digital Abierta, con certificado de defunción, hasta la TV Pública, pasando por Encuentro, PakaPaka, DeporTV y Radio Nacional.
La modalidad operativa y discursiva de los funcionarios macristas como Hernán Lombardi y Ana Gerschenson, directora de Radio Nacional, es la de “optimizar”. Bajo este eufemismo y con el aval del gobierno de la Alianza Cambiemos se cerró el departamento de contenidos de la TDA, que despidió a 160 personas, y se redujo a la mitad la planta de trabajadores de los canales Encuentro, Pakapaka y DeporTV, que contabilizan 34 despedidos y 89 retiros voluntarios. En el mismo marco, la política de vaciamiento, hostigamiento y persecución produjo el despido de 16 trabajadores en Radio Nacional y en la TV Pública se abrió un plan de jubilaciones anticipadas. En la Ciudad de Buenos Aires, el Jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta no se queda atrás: su canal despidió a 19 trabajadores.
En medio de este escenario, existen estrategias de resistencia contra el silenciamiento y ajuste al periodismo. Medios como Tiempo Argentino, Infonews o El Argentino Zona Norte sortearon la situación a partir de autogestionar sus medios y sostener cerca de 135 fuentes laborales. La agudización del proceso concentración mediática en torno a los grandes grupos y la marginación de voces críticas refuerza la consigna de las luchas de las y los trabajadores de prensa: "Sin trabajo, no hay libertad de expresión".