Campo de Mayo: el centro clandestino que el macrismo quiere convertir en un parque
Por Daniela Moran
“Quiero contarles que hemos decidido: preservar una parte importante de Campo de Mayo y transformarla en parque nacional”, anunció, sonriente, el presidente Mauricio Macri en la última apertura de sesiones en el Congreso a principio de mes. “Será uno de los parques nacionales urbanos más grande del Mundo”, agregó triunfante frente a su gabinete, los referentes de las Cámaras y todo el país mediante cadena nacional. Como ha sucedido en otras oportunidades, lo que parece una revolución de alegría, en la realidad no es tan así.
Al día siguiente, organismos de Derechos Humanos del país tuvieron que salir a recordar que en Campo de Mayo funcionó uno de los Centros Clandestinos de Detención más grandes de la Argentina durante la última dictadura cívico-militar. Por allí pasaron al menos 5.000 víctimas y nacieron muchos nietas y nietos apropiados durante el terrorismo de Estado. Mediante un documento, Abuelas de Plaza de Mayo, Madres de Plaza de Mayo Línea fundadora, Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, la Comisión Memoria, Verdad y Justicia Zona Norte, el CELS y la APDH entre otras organizaciones rechazaron los anuncios públicos del presidente.
“La decisión que anunció el presidente no fue consultada con los organismos de DDHH”, remarcó Lorena Battistiol Colayago, integrante de Abuelas en una entrevista para FM La Uni. Lorena es hija de Juana Colayago y Egidio Battistiol, secuestrados durante la última dictadura, el 31 de agosto de 1977, y desde entonces desaparecidos. Junto a su hermana Flavia buscan a la tercera o al tercero de sus hermanos: el bebé que llegó Juana al centro clandestino de detención que funcionó en el Campo.
La referente de Abuelas mencionó que la intensión no es oponerse a la construcción de un Parque Nacional que mejore las condiciones del territorio y la sociedad. “Nosotros necesitamos cerrar en primer lugar todos esos juicios que faltan. Tenemos que dar vuelta todo el suelo para poder pensar después en hacer con esos terreros otra cosa”, dijo.
Campo de Mayo
El sábado 17 de marzo, impulsado por la Comisión Provincial por la Memoria Campo de Mayo y las organizaciones del territorio noroeste de la provincia, un nuevo acto a los 42 años del golpe se realizó en la Puerta 4 (Ruta 8 y Sourdeaux) de este emblemático territorio. El pedido de Memoria, Verdad y Justicia, de este año, sostuvo un fuerte rechazo a los anuncios del presidente y su propuesta de Reserva Natural.
“En la puerta de campo de mayo vamos a conmemorar los 42 años del golpe de estado. Y vamos a decirle no al parque nacional que Macri quiere hacer”, arengando la actividad estuvo presente Iris Avellaneda quien estuvo detenida en Campo de Mayo junto a su hijo. “Yo como mamá del Negrito, que estuve ahí con él en el Campito donde fue torturado. Donde después lo lanzaron en los vuelos de la muerte en Palomar les pido que sigamos la lucha”, relató firme la copresidenta de la Liga Argentina de los Derechos del Hombre.
Entre los que allí acompañaban estaba Carlos Propato, ex delegado de la empresa Ford Motors Argentina de Pacheco, otro de los espacios represivos de la zona. Como querellante Propato dio su primer testimonio frente al Tribunal Oral Federal 1 de San Martin en la Causa Ford semanas atrás. “Después de 42 años de trabajo, de lucha, y de golpear miles de puertas, se dio”, aclaró en referencia a este proceso judicial que se inició después de tres años de espera y que incluye las responsabilidades civiles de la época.
Sobre la misma causa, se refirió Pablo Llonto periodista y abogado referente de DDHH también desde el acto en la Puerta 8. Apuntó que si bien es un logro el inicio de la Causa Ford, el Tribunal Oral de San Martin “lo hace con una lentitud única en la argentina y única en el mundo”. El abogado informó que se están haciendo dos audiencias por mes, y que con este ritmo “un juicio que puede durar dos meses dura un año”. El referente en causas de lesa humanidad afirmó que hay una mala intención de la justicia con esto ya que al esperar por la edad de los acusados se corre riesgo que “no puedan cumplir la condena indicada, o por una cuestión de salud o porque se fueron de este mundo sin condena”.
Además de la de Ford, son 16 las causas que están en lista de espera por Campo de Mayo y que dependen del mismo tribunal. Al realizarse uno por año, serán 16 años de juicio y esto es “otro modo de consagrar la impunidad” reflexionó Llonto.
“Por acá transitaron mis papas y miles de compañeros. Falta un montón para investigar y no vamos a dejar que avancen”, dijo Victoria Montenegro, nieta recuperada en el año 2000, hoy Legisladora de la Ciudad de Buenos Aires por Unidad Ciudadana también se hizo presente en esta movilización. A dos semanas de nacer, Victoria fue secuestrada en William Morris junto a sus padres, Hilda Ramona Torres y Roque Orlando Montenegro detenido luego en Campo de Mayo. La nieta y legisladora se refirió al anuncio que dio el presidente Mauricio Macri en el inicio de sesiones legislativas de la construcción de una Reserva Natural Urbana en ese territorio “A ellos les cierra por todos lados. Llevan adelante sus negocios inmobiliarios y borrar la historia”, insistió y reclamo “en todo caso si se recupera un espacio en campo de mayo tiene que ser para la memoria”.
Un espacio para Memoria en Campo de Mayo
Campo de Mayo es un territorio del que poco se ha hablado y por el que siempre se ha peleado, desde los organismos de DDHH, para que estuviese en la agenda pública. Con miles de historias y victimas de lesa humanidad aún sin investigación, sin justicia. Hoy es tapa diarios bajo el nombre de Reserva Natural.
En el año 2014, el ex diputado nacional Juan Carlos Junio (Nuevo Encuentro-FpV) presentó un proyecto de ley para crear un Instituto de la Memoria dentro de la Guarnición del Ejército de Campo de Mayo. Este proyecto fue la culminación de una serie de actividades que se impulsaron desde la Comisión por la Memoria de Campo de Mayo y la Universidad Nacional de General Sarmientos (UNGS), con decenas de organizaciones del territorio. Ese proyecto de ley fue el resultado del consenso entre diversas organizaciones de DDHH y, académicas sociales y políticas de la región Zona Norte y Noroeste de la Región Metropolitana de Buenos Aires.
Se introducían como objetivos principales a realizarse en el territorio “recuperar la memoria de la represión en la zona norte y noroeste desde el Golpe Militar del año 1955 hasta el último levantamiento “carapintada” de diciembre de 1990”. También proponía crear un espacio de producción artístico cultural vinculado a memoria, otros de uso público teniendo en cuenta las necesidades urbanas de la comunidad local. Por sobre todo se pensaba un lugar que sirviera para generar desarrollo de actividades y articulación de los distintos actores sociales de la Región
Francisco Suárez, investigador docente del Instituto del Conurbano de la UNGS y especialista en el territorio de Campo de Mayo, se refirió a la propuesta del presidente: “Primero hay que definirlo bien, en este caso no sería un Parque Nacional tradicional, sino que sería una Reserva Natural Urbana”.
Sobre las causas de lesa humanidad que deben ser investigadas hasta el momento, Suarez recordó que “hay más de 10 hectáreas que están en procesos judiciales y hay mucho por avanzar con las excavaciones”. “Los militares quisieron borrar pruebas y han destruido mucho de lo que existía en el lugar”, agregó.
El proyecto incluye cuatro sitios de memoria en Campo de Mayo: El Campito, El Hospital Militar de Campo de Mayo, Las Casitas y Cárceles que han sido espacios de detención y represión en la última dictadura. “El Campito y la Ex Esma han sido los espacios de exterminio más importantes de esa época”, describió el investigador. Suárez fue uno de los que impulsó el proyecto de ley y el proceso para consolidarlo en el 2014.
Lo cierto es que nunca se avanzó con la propuesta ni llegó a tener tratamiento, sin embargo, en este contexto se presenta como un importante antecedente. “Yo creo que se deberían hacer las dos cosas”, anticipó el investigador sobre la posibilidad de trasformar ese espacio en una reserva y agregó que para hacer algo allí “se debe partir de un espacio de memoria para pensarlo”.