Bahía Blanca: cuando la ciencia económica se estudió como Economía Política
Por Diego Kenis
Corría 1972. La penúltima dictadura argentina consumía sus últimos meses y los claustros universitarios comenzaban a abrirse a los dilemas de su tiempo y su pueblo. En Bahía Blanca, los Departamentos de Economía y Humanidades de la Universidad Nacional del Sur (UNS) se convertían en espacios para experiencias académicas de vanguardia en el país.
El reciente libro Enfoques heterodoxos en el pensamiento económico. La carrera de Economía de la Universidad Nacional del Sur en los setenta (que puede leerse completo en este enlace) relata la historia del plan de estudio que cristalizó los debates de la época, hasta que la Triple A primero y la dictadura después lo cercenaron persiguiendo a estudiantes y docentes. En 1975, Remus Tetu intervino la UNS y suprimió el programa, mientras sus matones perseguían a los militantes por los pasillos. La acción del grupo parapolicial tocó su punto más alto con el crimen de David “Watu” Cilleruelo, militante comunista y de la Federación Universitaria del Sur de cuyo homicidio se cumplen 43 años este martes 3 de abril.
Un año después, los militares y sus aliados judiciales y mediáticos impulsaron una causa por “infiltración marxista en la UNS” contra docentes universitarios. La Agencia de Noticias Clandestina que dirigía Rodolfo Walsh lo narró con estas palabras, en su cable del 18 de septiembre de 1976:
El profesor Remus Tetu, un hombre de Europa Central de probado compromiso con el nazifascismo, fue uno de los docentes que recibiera alabanzas en la conferencia de prensa que el general Acdel Vilas, comandante del V Cuerpo de Ejército, ofreciera en Bahía Blanca hace pocos días para dar a conocer el “plan de infiltración marxista en la Universidad del Sur”. Como consecuencia de esta investigación se encuentran detenidos más de veinte docentes y varios tienen pedido de captura, entre ellos los economistas Oscar Braun y Miguel Teubal, que se desempeñan como profesores visitantes en distintas universidades extranjeras y que fueran acusados por las fuerzas de seguridad de incorporar en las bibliografías de sus materias textos de teoría marxista.
Teubal fue uno de los integrantes del panel que el último jueves 22 presentó el libro (foto 1), editado conjuntamente por el Centro Cultural de la Cooperación, las universidades nacionales de Quilmes y General Sarmiento y el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (foto 2). Lo acompañaron otros protagonistas de aquella experiencia: José Luis Coraggio, José Carlos Chiaramonte y Silvia Gorenstein, que la transitó como estudiante. Con ella dialogó AGENCIA PACO URONDO.
AGENCIA PACO URONDO: ¿En qué consistió el encuentro del jueves 22? ¿Qué experiencias se pudieron compartir y escuchar?
Silvia Gorenstein: La presentación del libro fue en verdad emotiva y enriquecedora. Estuvieron sus compiladores, Miguel Teubal y Carlos Fidel, quienes hicieron la apertura de la mesa hablando sobre los diferentes pasos que llevaron a la edición de un libro que contara y analizara esta experiencia. Teubal presentó los objetivos, la orientación del programa y cuáles eran los alcances que se pretendían de ese momento. Luego habló José Carlos Chiaramonte, que también fue profesor del Departamento de Economía en esa etapa. En ese momento, contó, estaba lanzando uno de sus primeros libros sobre historia económica de nuestro país, que tuvo gran repercusión.
Participé en la mesa desde mi perspectiva de alumna: ingresé en la Universidad cuando este plan estaba en proyecto, y al año siguiente formé parte de la primera cohorte. Marqué algunas cuestiones que me parecían fundamentales en esa experiencia. La primera es la motivación por el conocimiento, el conocimiento crítico, desde la concepción de la Economía como ciencia social y, siguiendo a los autores clásicos, la Economía como Economía Política. Vale subrayar que esta condición distaba, y dista también hoy, de ser habitual en la formación de un economista.
Para quienes éramos alumnos se trató de la posibilidad de protagonizar un proceso de formación que incorporaba el ejercicio sistemático del pensamiento crítico. Lo cual implicaba, entre otros aspectos, la preocupación y búsqueda de las interpretaciones y debates sobre los problemas socioeconómicos y políticos de un país de la periferia, como el nuestro, en el contexto internacional de esa época. En ese marco, aquel programa puede leerse a la luz de la liberación del debate teórico que se va tejiendo en su contenido curricular a través de la profundización de las escuelas de pensamiento económico, contrastando la orientación omnipresente –la neoclásica- que se imparte a través de los planes de estudio en la mayor parte de las universidades del país.
Precisamente, uno de los puntos que señaló José Luis Coraggio, director del Departamento durante parte de la etapa en que se implementó este plan, es el intento de romper el modelo de formación asociado al pensamiento único. Todos los que estuvimos en esa mesa lo que más enfatizamos sobre aquella experiencia fue esa intención, abortada por el periodo más negro de nuestra historia.
APU: ¿Cómo recuerda aquellos tiempos, cuando se discutió y más tarde comenzó a implementarse el programa de estudio? ¿Qué expectativas tenía, por entonces, la Silvia estudiante?
SG: La Silvia estudiante en realidad se encontró con un mundo universitario mucho más rico de lo que esperaba. Yo quería estudiar Derecho y venirme a Buenos Aires, justamente porque estaba buscando perspectivas más complejas. Así que ese primer año de universidad fue movido. Hacia mitad de año nosotros, estudiantes, nos enteramos que se estaba discutiendo un nuevo programa de estudio, y fuimos parte de reuniones donde de repente nos encontrábamos con profesores que venían de Cambridge, Minnesota, California, La Sorbona… Se nos abrió un nuevo mundo, desde una perspectiva intelectual muy interesante. Y no nos olvidemos que, en esa época, también funcionaba el club Universitario, con otras actividades. Entre ellas, el cine universitario, que era otra apertura al mundo de la cultura y que hacía a la conformación de nosotros como estudiantes dentro de una ciencia social.
APU: Y posteriormente, ya en el ejercicio profesional y en la investigación, ¿cuánto notó la presencia de esos años transitados por este programa?
SG: Fueron fundamentales y, en retrospectiva, pongo el acento en un tipo de formación que fue configurando un razonamiento construido a través de un proceso conflictivo y en tensión por los interrogantes que se iban generando en los diferentes cursos. Así se nutrió mi “caja de herramientas” profesional de un sentido ajeno a la neutralidad tanto a la hora de interpretar como a la hora de accionar en los campos por los que transito. No me cabe la menor duda que tuve en ese sentido una formación privilegiada.
APU: Esta experiencia es reconocida en el mundo académico, quizá más fuera de la ciudad de Bahía Blanca. ¿Cuántas veces ha encontrado referencias, a nivel nacional o internacional, a este particular programa de estudio?
SG: Permanentemente. Por mi actividad de investigación, he estado en distintos países, sobre todo de habla hispana, y realmente este programa ha trascendido. Y no es sólo el programa. Teníamos profesores como Oscar Braun, que en ese momento volvía de Cambridge y publicó uno de los libros que se utilizaban en debates académicos en América Latina y en España, Desarrollo del capital monopolista en la Argentina, que planteó las consecuencias de las limitaciones estructurales de nuestro país. José Luis Coraggio, estando en el Departamento de Economía de la UNS, publicó su crítica a los planteos de François Perroux sobre los polos de desarrollo, uno de los trabajos más mencionados por los regionalistas de ese momento en el continente. Sólo dos ejemplos para darte una idea sobre la envergadura de los profesores que lideraron esta experiencia.
(Para conocer en profundidad la experiencia del programa de estudio de Economía de la UNS de 1972 y su singularidad en el conjunto del campo académico, puede leerse en este enlace un artículo publicado por un grupo de economistas en los Cuadernos de Economía Crítica, proyecto editorial de la Sociedad de Economía Crítica. Agradecimientos: Francisco Cantamutto y Agostina Costantino).