El despertar distópico de Teller Ulam
Por Leandro Suárez
Primero fueron los golpes de las palomas en el techo, más tarde el silencio fulminante de la calle abrazada por los edificios y por último, un relámpago que amontonó las nubes violetas.
Me incorporé pensando que el último hombre del planeta podría contemplar al mismo tiempo la quietud y las explosiones de su mundo, del mundo, que ahora eran uno mismo.
Un balcón frágil sosteniéndome y la humanidad enmudecida por fin escuchando al cielo, cielo ya cansado de enviar señales inútiles que, hoy creo, puedo entender.
Estoy sólo, mis pensamientos ocupan tanto espacio que olvido que soy el único entre tanto cemento frío, entre las máquinas congeladas en óxido y muebles que me observan a tiempo completo.
Ayer vi una lluvia de meteoros, me hizo acordar a la música, podría escribir sobre eso, sabiendo que lo único que queda son esqueletos de una sociedad distraída, que no supo escuchar al cielo.
Un próximo ocaso
Es difícil lograr ciertas imágenes visuales y sensaciones sin la ayuda del arte. Son pocos los artistas que pueden prescindir de la palabra para traducirlas en estímulos sonoros. El nuevo (y primer) disco de Teller Ulam llamado Despertar nos transporta al caos del porvenir, acaso a un amanecer tardío donde cada track nos hace emerger de cierta nebulosa y nos revela las fotografías caóticas de un mundo incierto, esta sensación de abrir los ojos sin saber qué hora es; hasta que finalmente podemos abrir la ventana inundada de nubes, así descubrir que es la casi total ausencia del sol la que nos perturba y que debemos disfrutar lo poco que nos queda del día. Los 47 minutos del álbum son el tiempo que tarda la noche en desnudarse y volver a alimentarnos con su eterna oscuridad.
Lo realmente bello es verse sumergido en esa oscuridad del disco y sentir algo más que la incertidumbre de lo que vendrá. Existe algo admirable en el trabajo de Teller Ulam y es que en aquel caos que nos señalan no sólo vive un orden oculto, en ese caos también vive la quietud del después.
La critica desde la insinuación:
"Hola amigo. ¿Hola amigo? Eso es patético. Tal vez debería darte un nombre. Pero eso es una pendiente resbaladiza, sólo estás en mi cabeza, tenemos que recordar eso. Mierda, esto realmente está sucediendo, estoy hablando con una persona imaginaria. Lo que voy a decirte es secreto. Una conspiración más grande que todos nosotros. Hay un grupo poderoso de personas por ahí que están en secreto corriendo el mundo. Estoy hablando de los tipos que nadie conoce, los que son invisibles. El 1% superior del 1% superior, los chicos que juegan a Dios sin permiso. Y ahora creo que me siguen."
Elliot Alderson - Mr. Robot
Hay una danza, pero es una danza que nos interpela, podemos observarla pasivamente pero a cada segundo se vuelve más y más propia. No es que la danza haya cambiado, tampoco nosotros, lo que sucede es que la danza sonora de Teller Ulam es un espejo negro de nuestros movimientos. En esta danza nos desenredamos de los hilos que nos manejan diariamente, del sistema siempre presente del cual nos habla el rapero Baltazar Ferrero en el tema que le da el nombre al álbum. Baltazar y Ulam nos recuerdan que ya vimos adelante el abismo y seguimos sin pisar el freno, que somos empleados malvados creyéndonos dueños y que estamos alienados, llenos de odio y prejuicios.(Despertar Reprise).
Pero el ejercicio que nos ofrecen estos artistas, de desenvolverse uno mismo y de mirar a nuestro alrededor las estructuras que nos rodean, no es un ejercicio del todo visible. Está enterrado en cada capa estética que nos proponen, volviéndose así un viaje en donde podemos encontrar pistas pero no atajos, preguntas pero no respuestas. Entonces la sutileza con que nos cuentan lo que está pasando se vuelve parte de una constante tensión, una tensión que es rasgo constitutivo de su discurso.
El fragmento de la serie Mr. Robot que han elegido para graficar esto no es mera casualidad, Elliot Alderson (nuestro hacker y personaje principal) también está sumido en la danza de revelar estos engranajes, la paranoia de Alderson no es un escudo contra la realidad, sino una lanza con la que rompe aquellas construcciones que vivimos día a día. Esa intensidad que se vive en la revolución virtual y económica de Mr. Robot se puede sentir a lo largo del proceso continuo de los Teller, durante nueve temas nuestra mente se divide y percibe cambios de estado repentinos, exactamente como la mente de Elliot.
Estoy sólo y la velocidad del atardecer me preocupa. Pienso que el ruido de la lluvia me aliviaría un rato esta soledad. Tal vez sea un sueño, reconozco estos edificios. Si por lo menos pudiese percibir un poco el movimiento de los planetas, pero no, estoy atado a un despertar permanente. Quizás esté encerrado en una forma de loop y estas nubes negras sean el recuerdo en el que ahora vivo.
Estoy solo y la velocidad del atardecer me preocupa...
La memoria como herramienta conceptual:
Una vez desmenuzado, el disco se nos deshace entre los dedos y se envuelve en sí mismo como los giros de aquella danza caótica, se convierte en un eterno retorno, por que nuestra memoria es hija de ese caos original que ellos emulan.
El recuerdo de la música Ulam se imprime lo necesario para que exista en nuestro cuerpo, ni más ni menos, pero nunca totalmente; resguardar tanta información es imposible, como la vida. "Cerrá los ojos y recordá. Casi puedo sentir cada detalle".
Despertar es una obra circular. "Memento", el último tema, nos revela ese secreto, no sólo mediante sus guiños literarios y conceptuales sino con saber que detrás "Memento" espera el track "Sur" y luego nuevamente "El primer paso".
Casi volcando a la perfección la idea del film homónimo (para algunos la obra cumbre del director Cristopher Nolan) el tema final encarna una sensación que fue persistente a lo largo del álbum: la vida como una rueda donde la memoria ciertas veces se vuelve enemiga y otras una simple distracción. Este mensaje forma una paradoja enorme, el disco es perfecto en su memoria, pueden existir reminiscencias internas pero lo que ya sucedió siempre se volverá a repetir exactamente del mismo modo, una y otra vez, como un círculo perfecto, un problema que se vuelve bendición cuando cada track es un planeta enorme que explorar.
El primer disco de Teller Ulam es conceptual. Nos plantea un laberinto donde nosotros mismos somos el hilo de Ariadna, donde desconfiar de la memoria y bailar a destiempo de los relojes del sistema se vuelve imprescindible.
El arte de tapa se impregna en la música y viceversa, hasta después de un tiempo podemos observar el movimiento de la fotografía de la portada, aquellas estructuras de metal queriendo acariciar el cielo imitando cada composición interpretada en el disco.
Ciertas dosis de caos con un cálculo preciso construyen una unidad indivisible que nos atropella amablemente y nos imprime sensaciones de un futuro que asusta, donde la estética vive bajo la función de ser mensaje y el mensaje jamás está oculto, el mensaje yace dormido dentro nuestro, esperando Despertar.
Despertar y volver a despertar en el mismo lugar. Mirar afuera, la soledad inundando las calles y el vértigo que nos generan los amplios ventanales. Las nubes chocan las estructuras tecnológicas que en algún momento de la humanidad significaron algo, hoy están ahí, solo yo las puedo ver, y claro, las palomas del techo.
Vuelvo a cerrar los ojos. Ahora la noche me invade completamente y siento que puedo escuchar al cielo.
***
TELLER ULAM es un grupo de música instrumental original basada en el jazz y sus corrientes modernas. Las obras interpretadas son compuestas y arregladas por los integrantes del grupo, y constan tanto de secciones escritas como de momentos de improvisación individual y colectiva. En estas composiciones el grupo busca lograr una identidad sonora propia, para lo cual se vale de elementos provenientes de diversas músicas como son, además del jazz, el rock, el pop, el hip hop, la electrónica y otras expresiones urbanas contemporáneas. Ha participado de importantes festivales como el Festival Internacional de Jazz de Córdoba y el Festival de Jazz en el Lago de Mendoza.