Todos contra Juan
Por Martina López
Desde abril de 2018 a esta parte, el Gobierno Nacional ha perdido notoriamente, o por lo menos ya no puede hacerlo como antes, la capacidad de imponer la verdad. Los tarifazos, la corrida cambiaria, el FMI, ¡Cavallo en escena! Y en medio de esto una política titubeante hacia la Ley de IVE que terminó con el feminismo asestando un golpe que lo dejó muy mal parado luego de la media sanción en Diputados.
Hace una semana nomás, en la última clase de un curso que realicé con una consultora de Córdoba, nos preguntaban: “Si ustedes fuesen asesores de Macri ¿Qué harían para salir de esto?”. “Ustedes ¿Qué harían? Viene Macri y les dice que lo despidió a Durán Barba, que ahora los asesores son ustedes”. En ese momento dibujamos algunas estrategias sin sentido, planteamos que era difícil pensar en comunicar algo cuando no había política de verdad. No es todo comunicación, no es todo relato, la política existe como tal, la economía existe como tal, hay un Gobierno vacío de contenido para las grandes capas intermedias de Argentina (ni hablar para las pobres). Con un tipo a la cabeza que habla como si hubiera asumido ayer o peor, como si aún fuera candidato.
Pero hoy, leyendo una nota que me pasó un amigo, me di cuenta cuál era la respuesta. No es nada mágico, ni que no se haya visto antes, lo novedoso es que se hace en un nivel más fino: dividir a la oposición. Pero no a Pichetto de Cristina, no interviniendo al PJ, no basta con los peces gordos, quieren separar el cardumen de los peces más flacos y ahí estamos todos nosotros.
Una receta que no falla
Enfrentar mediáticamente a Grabois con el kirchnerismo (o viceversa) es de las estrategias más acertadas que la derecha puede tener. Si hay una crisis política, si hay una crisis comunicacional, si no hay elementos positivos para transmitir, si la imagen del Presidente sigue en caída, si a Vidal le cae un caso de aportantes truchos ¿Qué mejor que la vieja confiable receta de arrastrar a una crisis a los otros?
Lo intentaron por primera vez con el “cruce” entre Grabois y Verbitsky, pero su experimento más acabado fue el conflicto en la manifestación por Santiago Maldonado. Pusieron el foco en si Juan Grabois ayudó a escapar o no a los “encapuchados”, mientras que la sospecha más preocupante tenía que ser si esos encapuchados eran o no parte de un grupo de operaciones para-estatales.
Rastreando material hacia atrás, se puede encontrar un hilo conductor mediático que vale la pena reconstruir. A finales de julio, Patricia Bullrich ponía a todos en la misma bolsa: Abuelas de Plaza de Mayo, Juan Grabois, los movimientos sociales, Hugo Moyano y “La Cámpora” (las comillas son porque es la forma en que la ministra denomina a un conjunto de organizaciones políticas que no le interesa distinguir), diciendo que todos forman parte de un plan de desestabilización que harán explotar en diciembre. El plan se llama, según el Gobierno, hipótesis diciembre y la Ministra de Seguridad, admitió en una nota, que ya se encontraban trabajando para “desarmarlo”.
El 26 de julio, Infobae tituló: “El Gobierno cree que Moyano, el kirchnerismo y Grabois están 'montando una hipótesis de que todo va a explotar' en diciembre” . El 27 de julio (Un día después de que Bullrich diera la orden) Infobae levantó esta nota: “Juan Grabois: "D’Elía y Verbitsky son funcionales al Gobierno".
En el video donde aparece Grabois la noche del estreno de la película “El Camino de Santiago”, se lo puede ver dando lugar a que las personas encapuchadas corran, es cierto. Como también es cierto que imperó la confusión, que nadie entendía muy bien lo que estaba sucediendo y que finalmente, la declaración del líder de CTEP: “Vinieron unos pibes y tiraron piedras. No me gusta que entre muchos le peguen a uno. Es una reacción natural”, se comprende en el marco de una situación de desorden y confusión. Pero lo llamativo es que a partir de esta simple declaración, el titular de La Política Online fue: “Tensión de Cristina con los movimientos sociales: Acusan a Grabois de jugar para Macri”.
El primer intento de generar este enfrentamiento fue hace dos meses aproximadamente. En una nota en el diario Perfil del Grupo Clarín Juan Grabois se explaya en sus caracterizaciones de la etapa y de cómo llegar al 2019. El titular fue: “Juan Grabois cruzó a Verbitsky por la candidatura de Cristina: No es información, es operación”. Lo interesante era que la nota contenía un claro apoyo a Cristina como figura de peso de cara al 2019: “…La teoría de excluirla a CFK es una estupidez. Yo fui muy crítico del gobierno anterior pero si me pongo a hacer cuentas y a comparar se me pasa las ganas de ser tan crítico. Eso sí, debe haber un combate abierto a la corrupción y hay que profundizar la consigna de las organizaciones que sea Tierra, Techo y Trabajo”. Por supuesto, ese jamás sería el titular.
Dividir es la tarea
El lunes 13 de agosto, Cristina Fernández de Kirchner fue citada a indagatoria en Comodoro Py por el juez Bonadío. La ex-mandataria se expresó públicamente a través de sus redes sociales, haciendo un pedido de no-movilización, poniendo como prioridad seguir trabajando y militando junto a los sectores más vulnerados por el gobierno de turno.
Dos abogados fueron con ella el día de la citación: Juan Grabois y Eduardo Valdés. Este respaldo político que le brindó Grabois en un momento de mucha criticidad, también tuvo su contraparte: “La CTEP analiza licenciar a Juan Grabois por haber acompañado a Cristina a Comodoro Py” , titula ya sin el mínimo tapujo Clarín.
Es evidente que las grandes corporaciones mediáticas han encontrado un punto que puede resultar crítico de cara al 2019: ¿Qué pasaría ante un eventual acercamiento del kirchnerismo con los movimientos sociales? ¿Qué pasaría si Juan Grabois avanza en unidad con Cristina Fernández? Razón por la cual, ya no es sólo Cristina una líder de la oposición cuya imagen deben dañar a como dé lugar, sino que Juan se suma a la lista negra de Grupo Clarín.